Fuente: La Gaceta de la Iberosfera

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, reveló el lunes que la presidente electa de México, Claudia Sheinbaum, fue «colaboradora y militante» del grupo terrorista colombiano M-19, del cual él mismo formó parte antes de iniciar su carrera en la política legal del país sudamericano.

La aseveración surgió en medio de una conversación con periodistas mexicanos antes de que el mandatario participara en una conferencia sobre el cambio climático en la emblemática Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en medio de la visita oficial a ese país para asistir a la toma de posesión de Sheinbaum como nueva presidente. «El M-19 ha dado dos presidentes en América Latina», sentenció.

No es la primera vez que el presidente colombiano saca a la luz pública detalles sobre el pasado de la sucesora en el poder de Andrés Manuel López Obrador y sus vinculaciones con la guerrilla, pues en junio escribió en su cuenta personal en la red X que, en su momento, Sheinbaum «ayudó en los tiempos de la clandestinidad al M-19».

«Claudia ayudó en los tiempos de la clandestinidad al M-19 en México. Desde muy joven ha sido una gran luchadora social. Una mujer de la izquierda dirigiendo una de las naciones más grandes del mundo», dijo Petro en aquella ocasión.

«Que su liderazgo nos ayude a llevar a América Latina hacia una economía descarbonizada y al gran salto democrático: la revolución de la vida», aseveró además en esa oportunidad el jefe de Estado.

El M-19: un grupo que enlutó a Colombia

El M-19 comenzó a operar formalmente en Colombia en enero de 1974, cuando sus integrantes logran introducirse en el Museo Quinta de Bolívar, ubicado en Bogotá. En medio de la incursión fue robada una espada que perteneció al venezolano Simón Bolívar, permaneciendo ésta en poder de la agrupación subversiva hasta 1991.

Posteriormente protagonizó varios secuestros, pero el hecho de mayor repercusión y por el que hoy en día es recordado el ya extinto grupo terrorista es por la toma perpetrado en las instalaciones del Palacio de Justicia de la capital colombiana en 1985; un acto que a la postre dejó un saldo de más de 100 muertos.

En 1990, y tras el desgaste propio de una subversión que no llegó a ninguna parte, el M-19 decidió abrirse paso a la vida «legal«, transformándose en la Alianza Democrática M-19 y participando en la Asamblea Constituyente que se convocó en 1991 para remozar el sistema político colombiano.

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