Por José Gregorio Martínez – Panampost

Venezolanos en todo el mundo se movilizan este sábado, con actas electorales en mano, para exigir respeto a la voluntad popular expresada el 28 de julio en las urnas. Es la mayor protesta mundial contra el chavismo en los 25 años de la mal llamada revolución bolivariana en el poder. Tanto dentro como fuera de Venezuela se escuchará una sola exigencia: reconocimiento a los únicos resultados de las elecciones presidenciales publicados hasta la fecha, que dan una contundente victoria al opositor Edmundo González Urrutia. Y es que el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado desde Miraflores, cometió un monumental fraude al anunciar un resultado que no ha podido sostener y ha dejado al oficialismo expuesto a tal punto que ha perdido hasta sus aliados que le eran incondicionales. Por eso esta jornada contará con un importante apoyo. Una comunidad internacional que ha cerrado filas en las últimas horas para elevar la presión diplomática.

La líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, vaticinó que este 17 de agosto será “un gran día” en el que esta protesta mundial se sentirá en más de 300 ciudades, mientras en Venezuela la principal movilización se llevará a cabo en la avenida Francisco de Miranda, en Caracas. Pero esta actividad viene precedida por dos acontecimientos importantes que le han dado más oxígeno. La histórica resolución del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobada por consenso y la declaración de 22 países y la Unión Europea firmada pocas horas antes en Santo Domingo, República Dominicana, demostraron este viernes que la comunidad internacional está escuchando el clamor de los venezolanos.

Pero no se puede pasar por alto la apasionada declaración del embajador de Uruguay ante la OEA, Washington Abdala, quien sin duda sacudió la sesión al recodar que los ocho millones de venezolanos que están regados por el mundo “no salieron a hacer turismo”, para luego exigirle a Maduro que se vaya porque “ya no lo respalda nadie”. En efecto, los 28 países presentes votaron a favor de la resolución con la que se insta al CNE a que publique “de manera expedita” las actas de las elecciones presidenciales a nivel de cada mesa electoral” y “respete el principio fundamental de la soberanía popular a través de una verificación imparcial de los resultados que garantice la transparencia, credibilidad y legitimidad del proceso electoral”. Llama la atención que incluso cinco países caribeños que habían felicitado a Maduro por su supuesto triunfo, ahora se sumaron a la declaración de la OEA, lo que evidencia un giro en su posición.

La presión internacional al régimen vino en asenso durante toda la semana. El informe del panel de expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que certifica incluso que las actas publicadas por la oposiciones coinciden con los resultados originales, fue un duro golpe que en Miraflores no se esperaban. Así como tampoco la posición de países como Brasil y Colombia, que en medio de las negociaciones que adelantan, han ido subiendo el tono al punto de que el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, calificara este viernes al régimen de Maduro como “muy desagradable” y con “un sesgo autoritario”, mientras su homólogo colombiano, Gustavo Petro, con mas cautela, asomo la propuesta de una “amnistía”, aunque sin ofrecer mayores detalles.

Ambos propusieron la repetición de las elecciones en Venezuela, lo cual es inadmisible, pero a la vez demuestra que no reconocen el resultado favorable a Maduro anunciado por el CNE. Y tampoco se puede olvidar el lapidario informe del Centro Carter, acreditado como observador internacional por el propio organismo electoral, el cual no solo sostiene que la elección no fue democrática sino que además ratifica el triunfo de Edmundo González con más de 60 % de los votos.

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