Por Marcelo Duclos – Panampost

Jorge Pizarro no pudo ingresar al país y aguarda la deportación luego de un insólito interrogatorio en el aeropuerto de Maiquetía.

La dictadura chavista está absolutamente desesperada. Las acciones que está tomando en los últimos días, con relación a las elecciones de este fin de semana, evidencian que el régimen ya entró en estado de pánico. Los manotazos de ahogado que tienen lugar por estas horas, lejos de representar un beneficio para Nicolás Maduro, no hacen otra cosa que patearles en contra. Nadie, en ningún rincón del mundo, puede negar que el chavismo va a hacer cualquier cosa para mantener el poder y que no estamos en vísperas de comicios transparentes.

Ni siquiera Alberto Fernández es aceptado como veedor internacional. Incluso cometieron el desatino de invitarlo para después “desinvitarlo”, solamente por decir que “el que gana, gana, y el que pierde, pierde”. Sin embargo, luego del papelón de lo sucedido con el expresidente peronista, otro argentino pudo dar testimonio de la barbarie que tiene lugar en Venezuela.

El periodista Jorge Pizarro viajó para reportear sobre los acontecimientos electorales, pero padeció un verdadero calvario tras aterrizar en el aeropuerto de Maiquetía. Luego de violaciones y vejaciones, dignas de una dictadura pura y dura, el comunicador argentino aguarda su deportación para retornar al país. En este momento, las aerolíneas están chequeando la disponibilidad para subirlo a algún vuelo que lo traiga de nuevo a Buenos Aires.

“Una persona me dijo que, por no cumplir los requisitos para el ingreso al país, me van a deportar. Estoy en la oficina de Copa esperando un vuelo porque no sé qué trámites hicieron porque no me pidieron el pasaje y se supone que en ese vuelo me van a subir”, confirmó el periodista a los medios argentinos.

Pizarro pudo comunicarse con sus colegas desde una cafetería del aeropuerto, luego de las insólitas horas de interrogatorio y detención arbitraria, pero se encuentra “custodiado” por tres agentes de migraciones que lo acompañan hasta el baño.

“Me interrogaron varias veces. Básicamente con las mismas ocho preguntas. También me sacaron catorce fotos en escenarios distintos. Me retuvieron el pasaporte y me llevaron a una oficina de aislamiento y deportación. Me hicieron grabar un video”, denunció el periodista argentino.

Al principio, el conductor pensó que se trataba de una cuestión de rutina. Sin embargo, todo cambió cuando una oficial del “Ministerio Público Popular” cambió el tono de los cuestionamientos. Posteriormente, Pizarro fue interrogado por una persona de civil que volvió a hacerle las mismas preguntas. Cuando el periodista consultó los motivos de la reiteración sistemática de un cuestionario al calco, los oficiales le dijeron que las preguntas las hacían ellos y que podía quedar detenido.

La pregunta obligada que uno se hace es qué gana el régimen haciendo estas tonterías. Lo único que consigue es incrementar el descrédito del proceso electoral y que el mundo sospeche más de lo que la dictadura chavista intenta vender: un proceso electoral limpio. Pizarro ni siquiera se desempeña en un medio “antichavista” ni tiene un perfil político. No obstante, ahora toda la atención está puesta en su situación delicada y su experiencia será noticia en todos los medios, apenas regrese al país.

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