Traducido de Breitbart por TierraPura

Mientras las empresas chinas prueban sus vehículos autónomos en las carreteras estadounidenses, aumentan las preocupaciones sobre la enorme cantidad de datos que estos “dispositivos de vigilancia móvil” están recopilando y las posibles implicaciones para la seguridad nacional.

Según la revista Fortune, en los últimos años, las empresas chinas han estado probando discretamente sus coches autónomos en las carreteras estadounidenses, en particular en California. Aunque esto puede parecer una parte inofensiva del avance tecnológico, los expertos están alertando sobre los posibles riesgos para la seguridad nacional asociados con estos vehículos.

Desde 2017, los vehículos autónomos propiedad de empresas chinas han recorrido 2,9 millones de kilómetros solo en California, según datos del Departamento de Vehículos Motorizados del estado. Estos vehículos, equipados con cámaras, sensores y tecnología de cartografía avanzados, son capaces de recopilar cantidades masivas de datos sobre su entorno, incluidas secuencias de vídeo detalladas e información geoespacial precisa.

Entre las 35 empresas autorizadas a realizar pruebas de vehículos autónomos en California, siete tienen su sede total o parcial en China. Cinco de ellas (WeRide, Apollo, AutoX, Pony.ai y DiDi Research America) estuvieron activas en las carreteras de California el año pasado. Algunas de estas empresas también tienen permiso para realizar pruebas en otros estados, como Arizona y Texas.

La preocupación no radica sólo en la cantidad de datos recopilados, sino también en cómo se almacenan y a qué se puede acceder potencialmente. Algunas empresas chinas de coches autónomos parecen almacenar datos estadounidenses en China, según las políticas de privacidad analizadas por Fortune. Esta situación deja los datos efectivamente accesibles al gobierno chino, advierten los expertos.

Craig Singleton, director del programa sobre China de la Fundación para la Defensa de las Democracias, describió la situación actual como “literalmente el salvaje oeste”, destacando la falta de supervisión y regulación en esta área. Los usos potenciales de estos datos van desde la vigilancia masiva hasta la elaboración de mapas detallados que podrían ayudar en la planificación de la guerra.

A pesar de estas preocupaciones, hay una sorprendente falta de control y regulación en torno a estos vehículos autónomos de propiedad china. Las agencias estatales y federales que supervisan las pruebas de los vehículos autónomos reconocen que actualmente no controlan ni tienen ningún proceso para verificar qué datos recopilan estos vehículos ni cómo se utilizan.

Esta brecha regulatoria es particularmente sorprendente dada la postura del gobierno de Estados Unidos sobre otras compañías tecnológicas de propiedad china como TikTok y Huawei, que han enfrentado un intenso escrutinio y posibles prohibiciones debido a preocupaciones similares sobre la seguridad de los datos.

Los datos recopilados por estos vehículos podrían proporcionar información valiosa sobre infraestructuras, movimientos de población e incluso comportamientos individuales. En manos equivocadas, esta información podría utilizarse para todo, desde campañas de desinformación dirigidas hasta fines más siniestros, como la planificación de asesinatos, según algunos expertos.

A esta inquietud se suma el marcado contraste entre la forma en que China y Estados Unidos manejan estas tecnologías. Mientras que las empresas chinas prueban libremente sus vehículos autónomos en Estados Unidos, a las empresas estadounidenses no se les permite realizar pruebas similares en China sin asociarse con una empresa china autorizada.

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