Fuente: Informe Orwell
Un reciente informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), un influyente laboratorio de ideas estadounidense con sede en Washington, ha revelado la expansión de supuestas bases de espionaje en Cuba que estarían vinculadas a China. Según el informe, se trata de estaciones de escucha electrónica, una de las cuales se ubica a poco más de 110 kilómetros de la base naval estadounidense en Guantánamo.
El portavoz adjunto del Departamento de Estado, Vedant Patel, no confirmó directamente el contenido del informe durante una rueda de prensa, pero sí afirmó que Estados Unidos ha estado monitoreando las actividades de espionaje chino en Cuba durante décadas y que se toman todas las medidas necesarias para contrarrestar dichas operaciones.
El informe del CSIS destaca que China podría estar utilizando estas estaciones para interceptar comunicaciones electrónicas confidenciales de bases militares estadounidenses, instalaciones de lanzamiento espacial y embarcaciones militares y comerciales, aprovechando su proximidad al sureste de Estados Unidos.
Los analistas del CSIS, tras años de estudio de imágenes satelitales, han identificado cuatro sitios adicionales en Cuba donde las capacidades de espionaje electrónico han sido “mejoradas y ampliadas significativamente”: Bejucal, El Salao, Wajay y Calabazar. Aunque algunas de estas instalaciones ya habían sido señaladas anteriormente, el nuevo reporte aporta detalles inéditos sobre sus capacidades, como la presencia de grandes antenas parabólicas en los emplazamientos de Bejucal y Calabazar.
El contexto de estas revelaciones se enmarca en un historial de tensión sobre espionaje entre Estados Unidos y China. En junio del año pasado, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, anunció una estrategia de contraespionaje tras detectar que la inteligencia china había ampliado sus instalaciones en Cuba durante la administración de Donald Trump (2017-2021).
Estas nuevas imágenes satelitales y el informe del CSIS subrayan la continua preocupación de Estados Unidos por la presencia de capacidades de espionaje chinas en el hemisferio occidental, una situación que podría exacerbar las tensiones diplomáticas entre Washington, La Habana y Pekín.
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