Este martes se presentó en el Congreso de la Nación, un proyecto de declaración para elevar la preocupación ciudadana e instar al gobierno nacional argentino a rechazar el polémico “Tratado de Pandemias” de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El mismo tiene prevista su oficialización a fin de este mes en Ginebra, Suiza.
El proyecto fue presentado por el diputado entrerriano Beltrán Benedit, perteneciente al bloque oficialista, y acompañan con su firma otros 14 diputados, en su mayoría del bloque de La Libertad Avanza y algunos del PRO.
A través de su propuesta, Benedit declara: “Expresar preocupación y rechazo ante la probable existencia de una eventual suscripción a un acuerdo pandémico en el marco de la Organización Mundial de la Salud, y ante la modificación del Reglamento Sanitario Internacional (RSI)”.
Y argumenta que tal acción “restringiría y reemplazaría la soberanía sanitaria de la República Argentina afectando no solamente la salud en un sentido amplio (física y psíquica) sino que, además atentaría contra la libertad y propiedad de los ciudadanos de nuestro país” y aclara que es el estado argentino quien ejerce sus potestades y atribuciones conferidos por la Constitución, a través de su gobierno federal.
Por lo tanto, a través de la declaración, se pretende “alertar” a los representantes del pueblo argentino ante la OMS, que se reunirán en la 77.° Asamblea Mundial de la Salud del 27 de mayo al 1 de junio de 2024, en la sede en Ginebra.
El diputado Benedit fundamenta que, de aprobarse el Tratado de Pandemias, mediante la justificación de “prevención ante futuras pandemias” y “acceso a la salud”, la OMS “interferiría en los asuntos internos de los estados adherentes en materia sanitaria”, delegando así su soberanía. Es decir, “conferir un poder absoluto en materia sanitaria” al organismo internacional, lo que afectaría gravemente a la libertad de los argentinos y a las relaciones comerciales con otros países, especialmente aquellos del bloque del MERCOSUR.
También expresa la preocupación por la obligatoriedad de establecer confinamientos y otras medidas polémicas (pasaportes sanitarios, uso de obligatorio de mascarillas, etc.), si la OMS así lo requiriera, recordando lo que fue la pandemia del COVID-19 y el desastroso desempeño del ente de máxima referencia a nivel mundial.
Asimismo, la censura a las voces disidentes y la falta de debate científico en caso de aprobarse el tratado, es otra de las principales cuestiones que preocupan a los argentinos.
Unos meses atrás, el asunto del Tratado de Pandemias ya circulaba por los despachos de los diputados, cuando una propuesta ciudadana encabezada por el abogado Julio Razona, promovió el envío masivo de emails a los correos electrónicos de los legisladores, elevando una carta abierta donde se manifestaba con detalle las razones para el rechazo del pacto internacional.
Qué es el “Tratado de Pandemias” de la OMS
En 2021 durante la pandemia de COVID-19, la OMS convocó una Sesión Especial de la Asamblea Mundial de la Salud (WHA) con el objetivo de «considerar» los «beneficios de desarrollar una convención, acuerdo u otro instrumento internacional de la OMS sobre preparación y respuesta ante pandemias».
Durante la sesión, la WHA decidió avanzar con la creación de lo que llamó un “nuevo Instrumento” que buscaba encontrar “soluciones estructurales para promover un enfoque de todo el gobierno y toda la sociedad” que sería “jurídicamente vinculante para los Estados Partes que opten por ratificarlo”.
El Nuevo Instrumento finalmente se tituló «The World Together», que era la forma filosófica de describir la creación de un «Órgano de Negociación Intergubernamental (INB)».
Para diciembre de 2021, los documentos del INB habían declarado “la necesidad de un enfoque integral y coherente para fortalecer la arquitectura de la salud mundial”, que implicaría que los estados miembros y las partes interesadas se comporten bajo un “principio de solidaridad con todas las personas y países” durante una pandemia declarada por la OMS.
Para mayo de 2022, la retórica del INB publicada en el sitio web oficial de la OMS se actualizó para incluir no solo a los países, sino también a las «partes interesadas», definidas como «actores no estatales con un interés demostrable en la preparación y respuesta ante una pandemia» que participarían en un conjunto de audiencias públicas sobre la iniciativa.
Las «partes interesadas» incluyeron nombres familiares y destacados para la comunidad de crédito social de pasaportes antibloqueo y antivacunas, como la Fundación Bill y Melinda Gates, The Wellcome Trust, la Fundación Rockefeller y la Iniciativa de Acceso a la Salud Clinton.
El objetivo del nuevo tratado no era tanto el otorgar a la OMS el control total de la política nacional, sino que las burocracias nacionales queden atrapadas en requisitos burocráticos que dificultan a los países decidir la mejor forma de actuar durante futuras pandemias.
El nuevo tratado exige además la cooperación internacional y la acción nacional para abordar los «determinantes sociales, medioambientales y económicos de la salud» incluso en épocas no pandémicas.
Asimismo, impone a los países firmantes la obligación de «considerar y esforzarse por aplicar» cualquier recomendación elaborada por los procesos burocráticos y de supervisión internacionales establecidos por el tratado.
De hecho, este es probablemente el principal objetivo del documento: dificultar que los gobiernos decidan cómo manejar una pandemia en sus propios términos.
El tratado internacional -que los países miembros están negociando desde hace dos años- buscará oficializarse próximamente, aunque el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, en enero manifestó su preocupación de que los países miembros corren el riesgo de incumplir los plazos para llegar a concretarlo.
Esto probablemente es debido a la resistencia que se está manifestando en las distintas naciones a tal nivel de entrega del control y soberanía a la agenda globalista.