Fuente: Mundo Libre Diario

La demolición de un templo ancestral de 300 años de antigüedad por parte de las autoridades locales en Shenzhen, en el sur de China, provocó una manifestación de 4.000 residentes enojados, que confrontaron a la policía y a los funcionarios por lo que criticaron como una ofensa contra sus creencias tradicionales.

Según Bitter Winter, una plataforma en línea que informa sobre cuestiones de libertad religiosa en China y en todo el mundo, las protestas ocurrieron el 24 de abril en las aldeas de Shuiwei y Huanggang, parte del distrito Futian de Shenzhen.

Los habitantes de la zona declararon a Bitter Winter que la demolición del santuario, dedicado a una familia apellidada Zhuang, estaba motivada principalmente por el deseo del gobierno de abrir el espacio a los promotores inmobiliarios, pero también era un insulto directo a la antigua creencia china en la santidad de los difuntos, el respeto a los antepasados y la fe en lo divino.

El salón ancestral destruido y los manifestantes enfrentando a la policía. (Imagen: Sina Weibo)

Algunos presentes en la protesta bloquearon la entrada a una estación de metro, cerca de donde alguna vez estuvo la sala ancestral.

Un cartel sostenido por los manifestantes decía: “La demolición forzada del salón ancestral va en contra de la familia Zhuang y no será tolerada por el Cielo”.

«El antiguo santuario ancestral no molestó a nadie y permaneció allí durante 300 años», dijo una mujer a Bitter Winter.

«Hay un proyecto de nueva construcción en la zona, uno de los mayores desarrollos inmobiliarios del distrito. A las autoridades les importa un bledo la destrucción de los edificios más históricos de la zona, si creen que pueden sacar provecho de la urbanización», continuó.

En la actualidad, un número cada vez mayor de chinos se ha vuelto contra el dictatorial Partido Comunista por su corrupción desenfrenada, su abuso de poder y la destrucción de la cultura y los valores tradicionales de China .

Desde 2004, cientos de millones de personas han participado en el movimiento “Tuidang” para renunciar al Partido Comunista chino (PCCh) y sus dos grupos juveniles afiliados. Muchas declaraciones escritas de quienes declaran su retirada del Partido citan la ideología atea y antitradicional del PCCh como el impulso para su decisión de romper con el régimen.

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