Este jueves ha comenzado la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en Hungría. Una unión de líderes patriotas de todo el mundo que, a dos meses de las elecciones europeas, servirá de plataforma para compartir perspectivas y hablar de temas clave como la inmigración, las políticas izquierdistas o los conflictos militares.
Bajo el lema de la santísima trinidad “Dios, patria y nación”. Su principal objetivo, “drenar el pantano” de Bruselas, pararles los pies a las élites globalistas y defender la vida: “Los bolcheviques se han transformado en ‘woke’. Tenemos que acabar con el neoglobalismo”, ha introducido Miklós Szánthó, Director General del Centro de Derechos Fundamentales.
“Para ellos todo es un constructo social. En nombre de la libertad, están persiguiendo a quienes piensan diferente en el mundo entero”, ha proseguido ejemplificando su hipocresía con temas como el conflicto en Israel, en el que han pasado de hablar de antisemitismo a justificar Hamás.
Siguiendo los principios de libertad y seguridad y sin olvidarse de que “Dios está con nosotros”, ha concluido su intervención recordando que las elecciones europeas (junio) y norteamericanas (noviembre) marcarán el futuro de occidente.
Poco después, Matt Schlapp, presidente norteamericano de la CPAC Foundation, ha hablado del riesgo que representa la izquierda en el mundo entero y ha incidido en que la derecha “ha despertado”: “La fuerza está venciendo al temor. Créanme, Estados Unidos en el año 2024 va a elegir a Donald Trump como nuevo presidente y vamos a cerrar las fronteras para defender a nuestros niños frente a esta avalancha de falsa ideología”, ha señalado remarcando que si Estados Unidos sucumbe ante el progresismo la libertad estará en riesgo en toda Europa.
En la misma línea ha persistido el primer ministro de Georgia, Irakli Kobajidze, que ha cargado duramente contra la ideología liberal: “Su única diferencia con los comunistas del pasado es que antes usaban el martillo y ahora usan los medios de comunicación. El principal objetivo de sus ataques es destruir la Iglesia. De hecho, quieren cambiar el lema de mi país ‘Dios, patria y familia’ por ‘unidad’. Quieren destruir todas nuestras fronteras y tradiciones”, ha resumido muy preocupado por el futuro al que se enfrenta su país.
“Utilizan la libertad como disfraz mientras cohíben nuestra libertad de expresión. Promueven las drogas, privan al individuo de su ‘brújula moral’ y de la identidad nacional y no cesan en su insistencia”, ha analizado destacando que, pese a todo, ellos lucharán por defender a los menores y garantizar protección en materias políticas vinculadas a la “ideología de género”: “No queremos que parejas homosexuales tengan derecho a adoptar”.
También se ha hablado de las “fraudulentas” elecciones celebradas en Estados Unidos en 2020. Así lo ha hecho Jack Posobiec, activista conservador que ha relatado el caso de un amigo suyo a quien están haciendo la vida imposible por haber reconocido públicamente que apoya al expresidente.
Por último, la temática de la tarde ha girado en torno al riesgo que puede suponer para Occidente que Israel caiga ante los continuos ataques de países islámicos como Palestina o Irán. Por eso, el ministro de asuntos de la diáspora israelí ha sido entrevistado y ha condenado el régimen de los ayatolás: «Es necesario que Irán sea intervenido para que los ciudadanos vuelvan a ser libres. El destino del actual Gobierno debe ser el de Sadam Husein o el Gadafi«, ha concuido.
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