Por Oriana RivasPanampost

En las últimas horas, el magistrado Alexandre de Moraes emitió unas declaraciones que no solo muestran lo decidido que está a censurar las redes sociales en Brasil, sino que pretendió hacer un chiste cuando en realidad, dejó ver su talante autoritario. En detalle, expresó que “a principios de siglo no había redes sociales” por lo que “éramos felices y no lo sabíamos”.

Acto seguido, el también presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), habló de la necesidad de “regular responsabilidades” mientras entregaba ante el Senado una propuesta para un nuevo Código Civil del país. Son palabras que han sido precedidas por acciones, como la arremetida que decidió aplicar contra X cuando el dueño de la plataforma, Elon Musk, reveló los siniestros planes del magistrado para silenciar a disidentes y controlar todo lo que se publica en redes sociales.

Desde ese día, Alexandre de Moraes le declaró la guerra a Musk y a sus empleados en Brasil, algunos incluso recibieron amenazas de quedar tras las rejas, según el empresario. Todo cobró tal magnitud que el Congreso estadounidense, específicamente el Comité Judicial de la Cámara de Representantes, posó la mirada sobre la situación. El informe que elaboró dicho equipo expone la campaña de censura de Brasil y presenta “un sorprendente estudio de cómo un gobierno puede justificar la censura en nombre de detener el llamado discurso de ‘odio’ y la ‘subversión’ del ‘orden’”.

Bolsonaro en la mira

Actualmente, “el gobierno brasileño está intentando obligar a X y otras empresas de redes sociales a censurar más de 300 cuentas”, revelan las páginas, entre los afectados están el expresidente Jair Bolsonaro, el senador conservador Marcos do Val y el periodista Paulo Figueiredo Filho (quien vive en EE. UU.). Dos videos del exmandatario habían sido bloqueados por la antigua directiva de Twitter hace cuatro años en medio de la pandemia de coronavirus.

Los documentos también muestran que Alexandre de Moraes, exige prohibiciones permanentes para más de 150 cargos electos y periodistas. Las solicitudes las habría hecho en procesos secretos y sin explicaciones. Algunos análisis independientes explican que dada la dependencia de los políticos a las redes sociales, “estas exigencias de prohibiciones pueden constituir una injerencia electoral”.

En un caso específico, el magistrado exigió que todas las principales plataformas de medios sociales, incluida X prohibieran el acceso a un diputado federal, Marcel Van Hattem. Según el TSE, el diputado había criticado los resultados electorales. Pero el video que usan como excusa para censurarlo, “no sólo no estaba relacionado con las elecciones, sino que además era una crítica al Departamento de Trabajo”.

Advertencia para EEUU

Mientras el gobierno socialista de Luiz Inácio Lula da Silva hace el juego a esta campaña de censura, suspendiendo la pauta oficial en X como retaliación a Musk, los congresistas estadounidenses encienden una alarma que no debe desestimarse:

“La censura dirigida por el gobierno [de Brasil] no es un problema exclusivo de los gobiernos autoritarios de tierras lejanas; está sucediendo aquí en los Estados Unidos. Las conclusiones del Comité y del Subcomité Selecto sobre la Armonización del Gobierno Federal sobre los ataques de la Administración Biden a la libertad de expresión revelan cómo esta, al igual que Brasil, ha tratado de silenciar a sus críticos”.

No dejan que insistir con que los ataques a la libertad de expresión en el extranjero “sirven de advertencia para Estados Unidos”.

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