Fuente: biteproject.com
Del 30 al 31 de enero de este año, se llevó a cabo la Cumbre de Libertad Religiosa Internacional (IRF por sus siglas en inglés) en Washington D.C. Este evento ha jugado un papel clave en unir a diferentes países y organizaciones internacionales alrededor de un objetivo común: llamar la atención sobre la creciente persecución religiosa en todo el mundo. De acuerdo con la IRF, la libertad de culto no es un asunto limitado a alguna forma específica de credo, sino que tiene dimensiones globales.
“La cuestión de la libertad religiosa internacional afecta a todas las culturas, naciones, religiones y sistemas políticos”, explicó la IRF. “Actualmente, casi el 80 % de los habitantes del mundo vive en países donde hay altos niveles de restricciones gubernamentales o sociales sobre la religión, que han ido aumentando de manera constante durante varios años. Las implicaciones de esta realidad afectan todos los aspectos de la vida”.
¿Por qué la falta de libertad de otras religiones en el mundo, como los musulmanes y los hindúes, debería preocuparle a la iglesia evangélica? ¿Por qué las grandes potencias a nivel internacional están prestando tanta atención a la opresión religiosa?
Violencia contra otras religiones: venta de órganos, abuso a mujeres y genocidios en potencia
Durante la convención de la IRF, se presentó la situación de diferentes países en donde los seguidores de varias religiones están siendo oprimidos. Más de 70 conferencistas demostraron, a través del análisis de casos específicos, que la libertad religiosa internacional está siendo amenazada en la actualidad por diferentes actores, entre ellos: gobiernos autoritarios, grupos extremistas, países en guerra e, incluso, familias de mujeres y niñas vulnerables.
Autoritarismo gubernamental: el ejemplo de China
Un ejemplo del autoritarismo gubernamental, tema clave durante la cumbre, es el de la opresión de China sobre más de un millón de musulmanes uigures en la región de Xinjiang. Estas personas han sido detenidas arbitrariamente en campos de reeducación desde 2017. También han vivido una intensa vigilancia, restricciones religiosas, trabajo forzado, esterilizaciones obligadas y asaltos a la cultura islámica.
A pesar de que las autoridades chinas afirman haber cerrado estos campos en 2019, investigaciones internacionales muestran un sistema continuo de detención masiva. Un informe de la ONU (2022) concluyó que estas acciones constituyen “violaciones graves de los derechos humanos”, que podrían considerarse crímenes contra la humanidad. El informe detalla patrones de tortura, tratos inhumanos, violencia sexual y de género, así como detenciones arbitrarias extendidas.
Esta misma represión fue evidente en el caso de los “Falun Gong”, un movimiento espiritual que surgió en China a principios de los años 90, que combinaba la meditación, ejercicios de qigong y una filosofía de compasión y tolerancia. A finales de la década, el gobierno chino inició una campaña de represión contra sus seguidores, considerándolos una amenaza por su gran popularidad, pues el grupo obtuvo muchos miles de adeptos en menos de diez años.
Ha habido denuncias internacionales, incluyendo informes y testimonios, sobre la persecución extrema de practicantes de Falun Gong, incluida la detención arbitraria y la tortura. Esta represión generó una mayor preocupación y condena global cuando se demostró que el gobierno estaba sustrayéndoles sus órganos. Se estima que, entre el 2000 y el 2008, unos 65 000 practicantes podrían haber sido asesinados con ese fin. El comercio proveniente de estos prisioneros de conciencia ha representado una gran fuente de lucro para el Gobierno chino, particularmente en el ámbito del turismo de trasplantes.
Tanto la situación de los Falun Gong como la de los musulmanes Uyghur son ejemplos de los esfuerzos que sigue haciendo China por reprimir aquellos grupos que puedan representar una amenaza a la estabilidad y homogeneidad ideológica de su gobierno. En ambos casos, la represión sigue siendo una preocupación internacional hasta hoy.
Abuso a mujeres de minorías religiosas: el ejemplo de Pakistán
Durante la Cumbre también se destacó el caso de mujeres y niñas de minorías religiosas en diferentes países que enfrentan secuestros, conversiones impuestas y matrimonios forzados. La opresión no solo es efectuada por actores gubernamentales o grupos radicales, sino por las mismas familias y comunidades. Este tipo de persecución, que afecta particularmente a la mujer, es muy común en países en donde hay un régimen musulmán. La falta de acción efectiva por parte de las autoridades y el sistema legal agravan la vulnerabilidad de estas mujeres, dejándolas en una posición de indefensión y olvido.
De acuerdo con una investigación de Mariz Tadros y la Coalición para la Igualdad Religiosa y el Desarrollo Inclusivo, el acoso a la mujer no solo está impulsado por el deseo sexual, sino que también sirve a una agenda política más amplia destinada a socavar a las minorías religiosas y fomentar una sociedad religiosamente homogénea. Según Tadros, la marginalidad religiosa y la exclusión socioeconómica afectan a mujeres en muchos países, como Egipto, Myanmar, Pakistán, Irak y Nigeria.
En el caso de Pakistán, las mujeres de las religiones hindú, cristiana y sij sufren una violación sistemática de sus derechos humanos. El no establecer una edad mínima para las conversiones al islam ha permitido que secuestradores y abusadores rapten a jóvenes adolescentes, e incluso niñas, de otras religiones, para hacer matrimonios forzados. Lastimosamente, las propuestas legislativas para solucionar esta problemática han sido rechazadas, lo cual perpetúa la vulnerabilidad de dichas mujeres.
Un posible genocidio en medio de la guerra: el caso de Azerbaiyán
Artsakh es una región del Cáucaso que está en una situación crítica. Está habitada mayoritariamente por armenios, que en su mayoría hacen parte de la Iglesia apostólica armenia, la cual es del tipo oriental ortodoxa. Un conflicto geopolítico ha afectado la zona desde principios del siglo XX, cuando Armenia y Azerbaiyán declararon su independencia tras la caída del Imperio ruso. Desde su constitución, Artsaj, que tiene estrechos lazos con Armenia, constituye un territorio autónomo, pero está dentro de los límites territoriales de Azerbaiyán.
En la actualidad, hay un gran riesgo de que se desencadene una guerra motivada por el control territorial de Artsaj. Desde diciembre de 2020, los habitantes de esa zona enfrentan un bloqueo casi total impuesto por Azerbaiyán. Esto ha generado una crisis humanitaria emergente, con una grave escasez de alimentos y medicinas. Muchas personas atrapadas han expresado su desesperación y la urgente necesidad de que haya una intervención internacional para prevenir lo que denominan un “genocidio en curso”, efectuado por parte del gobierno azerí.
La comunidad mundial, incluidas varias organizaciones cristianas y líderes religiosos, ha respondido con llamados a la acción y advertencias sobre el riesgo de genocidio. Se han realizado peticiones específicas a líderes mundiales como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para que intervengan y eviten una tragedia humanitaria. A Azerbaiyán se le ha acusado de querer hacer una “limpieza étnica” y de alterar el patrimonio cultural armenio en la región, lo cual ha sido respaldado por investigaciones.
La influencia de la libertad religiosa en la estabilidad nacional
Los anteriores son solo ejemplos de la opresión que atraviesan todas las religiones en el mundo, por causas como el autoritarismo gubernamental, el abuso a la mujer y la guerra. Durante la Cumbre de Libertad Religiosa Internacional, se analizaron a profundidad las consecuencias de situaciones similares en muchos países del mundo. Los expertos están de acuerdo en que priorizar la libertad religiosa es crucial para el florecimiento humano y la estabilidad nacional.
Según Jeremy Barker, director del Equipo de Acción para el Medio Oriente del Instituto de Libertad Religiosa, “en muchas de las crisis globales alrededor del mundo, hay una dimensión de libertad religiosa”. Por eso, como explicó Rashad Hussain, embajador actual estadounidense para la IRF, “los países y sociedades que protegen su libertad religiosa tienen más probabilidades de ser seguros y prósperos, y los países que no la protegen tienen menos probabilidades de ser estables”.
El anterior vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, refiriéndose al caso de opresión en Nicaragua sobre católicos y evangélicos, afirmó que “ha llegado el momento de que Estados Unidos deje claro a Nicaragua que no toleraremos ni acciones en contra ni la opresión de líderes eclesiásticos y religiosos sin consecuencias”. Teniendo presente el tratado de libre comercio hecho entre los gobiernos estadounidense y nicaragüense, Pence también dijo: “somos la economía más poderosa de la tierra, y debemos dejarle claro a Nicaragua que comenzarán a respetar la libertad religiosa de personas de todas las creencias o nuestra relación cambiará”.
Lastimosamente, este problema “no es algo marginal, sino generalizado”, dijo Barker, mostrando que este tipo de opresión no está vinculada a alguna región del mundo o creencia específica, sino que es evidente a lo largo y ancho del planeta. En ese sentido, al menos desde un punto de vista social, la falta de libertad religiosa amenaza la estabilidad mundial.
Por eso, el involucramiento internacional no ha parado de crecer en los últimos años. Desde la creación de la IRF, en 2018, se vienen dando muchas iniciativas para detener el avance de la opresión, incluyendo sanciones económicas por parte de las economías mundiales más fuertes. Hussain afirmó que promover la autonomía de culto “es una parte esencial de nuestra política exterior”. Además, el pasado diciembre de 2023, se reunieron representantes de ocho países en una mesa redonda en Manila, Filipinas, e hicieron un llamado de colaboración mundial para proteger la libertad de conciencia, credo y religión.
Una perspectiva bíblica de la libertad para todas las religiones
Como cristianos, creemos que solo la Biblia tiene la verdad absoluta sobre Dios y Su relación con el hombre. Entonces, vale la pena concluir con esta pregunta: ¿por qué debería preocuparnos que otras religiones también experimenten persecución? Quiero exponer tres breves razones:
- Todas las personas son hechas a imagen de Dios (Gn 1:26). Todos aquellos practicantes de otras religiones fueron creados para representar a su Creador y ser adoradores en potencia. Cada ataque, abuso y opresión contra un ser humano, sin importar su creencia, implica que el imago dei es pisoteado y que hay menos posibles discípulos de Cristo.
- La Escritura nos llama a orar por la libertad religiosa (1Ti 2:1-8). Pablo le dijo a Timoteo que todos deberían orar por las autoridades para tener tranquilidad y que el evangelio pueda ser predicado, pues Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad”. Si traducimos eso a nuestro contexto actual, hay que orar para que los gobernantes aseguren la libertad de culto, de forma que las personas tengan la posibilidad de aceptar o rechazar cualquier mensaje religioso, incluyendo el de la cruz de Cristo.
- La opresión religiosa afecta a todas las formas de creencia, incluyendo a los cristianos. La Palabra de Dios nos llama a preocuparnos por nuestros hermanos perseguidos en el mundo, miembros de nuestro mismo cuerpo (1Co 12:26). La lista Mundial de Persecución de Open Doors, publicada el mes pasado, nos demostró que 365 millones de hermanos sufren hoy en el mundo.
La falta de libertad religiosa en el mundo es preocupante, pero, aun así, enfrentamos el futuro con esperanza. En Hechos 8 es claro cómo la persecución hizo que el evangelio se expandiera, y hoy no es distinto. Aunque oramos para que mengüe la opresión, sabemos que Dios está en control. Es, entonces, muy pertinente la meditación del ministro indio Christopher Poshin, con la cual concluyo:
La historia puede ser una amiga que aliente a la iglesia actual a reconocer que el evangelio es verdaderamente poderoso y que no puede ser vencido. Aunque Satanás y sus legiones libren una guerra, la luz del evangelio siempre brillará. En la persecución actual, podemos estar al lado de los apóstoles y de innumerables mártires de la iglesia primitiva, proclamando sin vergüenza el evangelio de la salvación, a todos, en toda circunstancia.