Fuente: Mundo Libre Diario
En la mañana del viernes, el presidente Javier Milei publicó en su cuenta de la red social X un texto extenso titulado «Desarmando el Gramsci Kultural» donde desarrolla el concepto de la “batalla cultural” desde el punto de vista del teórico marxista italiano Antonio Gramsci, quien sostenía que: «para implantar el socialismo, era necesario introducirlo desde la educación, la cultura y los medios de comunicación», explicó el presidente.
La publicación surge en medio del enfrentamiento que ha estado escalando en los medios de comunicación en el último tiempo con la cantante Mariana “Lali” Espósito, quien se encuentra en las antípodas ideológicas del presidente. La cantante, al igual que muchos otros artistas, han defendido el modelo kirchnerista con uñas y dientes que les ha provisto de un financiamiento millonario a lo largo de las últimas décadas.
Por el contrario, para la mirada del actual gobierno, si una producción cultural depende del favor del Estado, el resultado no va a ser un arte contestatario, sino que se habría transformado la cultura en propaganda.
En su escrito, el mandatario asegura que: «la raíz del problema argentino no es político y/o económico, es moral y tiene como consecuencias el cinismo político y la decadencia económica. Este sistema está podrido y por donde se lo toca sale pus, mucha pus, muchísima».
«Cuando uno expone la hipocresía de cualquier vaca sagrada de los progres bienpensantes, se les detona la cabeza e inmediatamente acuden a todo tipo de respuestas emocionales y acusaciones falsas y disparatadas con el objetivo de defender a capa y espada sus privilegios», amplió el presidente.
Y arremetió diciendo que, por lo tanto, «no sólo quedan expuestos aquellos que reciben privilegios de los políticos en términos de remuneraciones no validables en el mercado» sino también aquellos «políticos, gobernadores e intendentes que se valen de los recursos aportados por los pagadores de impuestos para hacer propaganda política».
Y agregó: «Por supuesto también los seres más miserables de la política aparecen en busca de alguna ventajita que se apalanque en lo políticamente correcto (aunque en el fondo implique un acto violento)».
En este sentido, Milei aseguró que «cualquiera sea la columna que se denuncie del edificio de Gramsci, los receptores de privilegios de las otras dos saldrán en su auxilio».
«Lo más maravilloso de la batalla cultural llevada a la política versada sobre el principio de revelación es que cuando uno señala las vacas sagradas del edificio de Gramsci, automáticamente genera una línea de separación entre los que viven de los privilegios del Estado y las personas de bien», añadió Milei.
El presidente concluyó diciendo que el problema no es una actriz sino “la arquitectura cultural diseñada para sostener el modelo que beneficia a los políticos”.
Villarruel respaldó a Milei
La vicepresidente Victoria Villarruel comentó la publicación de Javier Milei enfatizando el mismo concepto de la “batalla cultural”, asegurando que “el adoctrinamiento en la educación viola los derechos humanos de los niños», por lo cual «ningún adulto puede utilizar su posición de superioridad como docente para influir, adoctrinar o ideologizar».
«Esta es una de las problemáticas que han sido responsables de que tantos jóvenes crean que violar la ley es un derecho», aseveró.