Fuente: Mundo Libre diario

Según reportó el periódico The Wall Street Journal (WSJ) el 13 de febrero, un grupo de grandes inversores de Wall Street ejerció presión para que la Casa Blanca de Joe Biden y el Departamento de Estado decidieran en octubre pasado eliminar una sanción que prohibía a las entidades estadounidenses participar en transacciones con bonos emitidos por el régimen de Venezuela.

La medida, impuesta originalmente bajo el gobierno de Donald Trump en agosto de 2017, buscaba castigar la deriva autoritaria del régimen de Nicolás Maduro en ese país sudamericano. Al prohibir que entes estadounidenses compraran o vendieran esos bonos, se limitaba una importante fuente de financiamiento para el régimen venezolano.

Los inversores argumentaron en reuniones con funcionarios de Biden que, al impedirles a ellos comerciar esos bonos, se estaba permitiendo que actores hostiles a EE. UU. como Rusia ocuparan ese espacio.

Según el rotativo neoyorquino, estos inversores entregaron registros de transacciones por miles de millones de dólares de bonos venezolanos realizadas en los últimos años por inversionistas de Emiratos Árabes, Chipre y Qatar, países que también habrían comprado bonos rusos tras las sanciones a Moscú por la invasión a Ucrania.

El vocero del Departamento de Estado dijo al WSJ que EE.UU. toma muy en serio los intentos de Rusia de expandir su influencia en Venezuela.

Tras varias reuniones, finalmente en octubre de 2022 la Casa Blanca autorizó a entidades estadounidenses a volver a comprar y vender en el mercado secundario bonos venezolanos emitidos por la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).

Según la información del WSJ, Fidelity Investments, T. Rowe Price y Greylock Capital eran algunos de los principales tenedores de bonos venezolanos, con posiciones valoradas en más de 50.000 millones de dólares. Estas firmas compraron los bonos antes de 2017, atraídas por los altos rendimientos.

Funcionarios dijeron al diario que levantar la medida era mejor para los intereses de EE. UU., evitando que potencias rivales ganaran mayor influencia en Venezuela.

Críticas al levantamiento de las sanciones

Varios actores han criticado la decisión de la Casa Blanca de eliminar la prohibición a entidades estadounidenses de participar en transacciones con bonos venezolanos. Sostienen que el verdadero objetivo de los inversores era poder capitalizar esos bonos, cuyos precios subieron apenas fue eliminada la prohibición. Alegan que esto favorece al régimen de Nicolás Maduro y va en contra de los intereses de EE. UU. en la región.

El senador republicano Marco Rubio sostuvo que levantar sanciones «sin ninguna garantía de que haya un cambio de comportamiento del régimen es un incentivo perverso». Agregó que EE. UU. tiene «el deber moral de garantizar que este narcorégimen rinda cuentas por sus innumerables crímenes y que las sanciones sigan en vigor».

En la misma línea, su colega Rick Scott acusó a Biden de «una y otra vez apaciguar a dictadores asesinos como Maduro levantando sanciones, permitiendo que millones de dólares alimenten su peligroso régimen y desestabilicen aún más la región».

Por su parte, el analista Joseph Humire dijo que esta medida permite «legitimar el dinero sucio que Venezuela maneja con sus deudas» y que «inevitablemente» contaminará el sistema financiero estadounidense.

Sostuvo que «cuando legitimas un sistema financiero de un país autocrático, vinculado al crimen organizado, indirectamente estás legitimando» a ese régimen.

Las sanciones buscaban evitar precisamente eso, limitar el acceso a financiamiento externo de Maduro. Ahora, con su eliminación, el régimen venezolano puede acceder al mercado financiero internacional con mayor libertad.

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