Por Gabriela Moreno – Panampost.com
La Cuba que promueve la operadora de viajes TripAdvisor a turistas en su sitio web es casi la isla de un cuento de hadas. La oferta de La Habana como “una mezcla de arquitectura del viejo mundo y cultura actual” es irónica y deshonesta. En sus publicaciones omiten que el régimen castrocomunista tiene al país entre apagones, calles desoladas y sucias, con los comercios y farmacias desabastecidos, así como hoteles vacíos.
La empresa elude, incluso, el sistema de transporte decadente que existe, al igual que la pésima conexión a internet y el falso sistema cambiario que exprime los bolsillos de los visitantes extranjeros para clasificar a Cuba como “primer destino cultural en el mundo para 2024” y segundo más popular del Caribe en su ranking Travelers’ Choice Best of the World.
Si bien la compañía reseña que la calificación deriva de las opiniones de su comunidad en un periodo de 12 meses y destaca que menos del1 % de los ocho millones de perfiles en Tripadvisor recibe el premio, que representa el más alto nivel de excelencia en viajes, es importante señalar que hay indicios de una trama de complicidad y negocios destinada a manipular las tendencias detrás de este reconocimiento.
Complicidad oculta
TripAdvisor interviene el “algoritmo de popularidad” argumentando que procura “resultados más justos”, sin embargo, estos dependen de la compra de los planes “Plus” y “Premium” por parte de los comercios, para visualizar sus servicios en la página. Los valores de las cuotas anuales oscilan entre 400 y 10000 dólares por cada uno, indica Ernesto Pérez Chang en su columna de Cubanet.
La plataforma se estima que genera anualmente alrededor de 7000 millones de dólares, principalmente provenientes de las comisiones por reservas y los ingresos de publicidad por alojamiento. Estos datos revelan que las utilidades de TripAdvisor no se limitan simplemente al 3% que cobran por las reservas realizadas a través de su plataforma, sino que también provienen de los planes de promoción adquiridos por los establecimientos. En este contexto, queda claro que una mayor inversión se traduce en un mejor posicionamiento en los rankings.
¿Cuánto paga el régimen cubano a TripAdvisor por mejorar las posiciones de sus establecimientos?
Esta pregunta surge de manera inevitable, especialmente cuando resulta imposible inflar la posición de un lugar mediante calificaciones y opiniones falsas. Además, la proclamada posición destacada de la isla se presenta en un contexto de escasa afluencia turística, llevando al régimen a intentar atraer visitantes rusos y chinos.
Una falsa garantía
El sitio alega que cuenta con 50 filtros y 300 especialistas en contenidos, fraudes e informática forense para procesar las opiniones sospechosas. La estructura “lejos de ser una garantía de justicia, en realidad estrecha el camino para que los establecimientos se vean obligados a comprar un ‘acceso preferente’ dentro de TripAdvisor”, señala Pérez Chang.
La estrategia es como la de una “mafia”, así la resumió Antonio Calero, propietario del restaurante Marina Beach en Valencia, España, quien demandó por más de medio millón de dólares a TripAdvisor, por imponer un “auténtico mecanismo de extorsión”.
En su comparecencia dijo que otras plataformas exigen al usuario demostrar su estadía o visita para autorizar la opinión sobre el establecimiento, pero en “TripAdvisor basta un perfil falso y decir cualquier cosa sobre el sitio que me dé la gana. Y sale publicado, por mucho que yo esté en Valencia y el restaurante esté en Australia”.
Gestión con condenas
Las turbias gestiones de TripAdvisor con Cuba y el mundo están a cargo del Departamento Comercial de TripAdvisor. Su función es contactar a los establecimientos con altas o bajas calificaciones para ofrecer el “acceso preferente”, una opción que en 2017 tenía un costo de 3000 euros anuales, pero que en la actualidad es casi el triple.
Francia y la Autoridad Británica de Estándares de Publicidad (ASA) ya sancionaron esta práctica en 2011, y en 2014, Italia también adoptó medidas similares. En contraste, en Cuba, la falta de acciones contra esta conducta se atribuye a que el consorcio hotelero está bajo el control de la cúpula comunista. La responsabilidad recae sobre el Grupo de Administración Empresarial S.A. (Gaesa), la entidad más grande entre las que son propiedad de los militares cubanos, gestionando alrededor de 50 compañías en los sectores más lucrativos, incluido el turismo.