Por Israel Duro – voz.us
Una segunda tanda de 19 documentos, con alrededor de 300 páginas, relacionados con el caso de Jeffrey Epstein salieron a la luz el pasado jueves. Entre los documentos se desvela la manera en que el magnate conseguía a la menores para sus fiestas e incluso el dinero que les pagaba a cambio de “masajes”.
Epstein, puente hacia el estrellato
Los documentos sobre la captación de las jóvenes provienen del juicio penal a Ghislaine Maxwell, pareja de Epstein, que fue condenada a 20 años de prisión por tráfico sexual. Varias de las entonces menores señalaron a Maxwell como la persona que les acercó al magnate como puerta para conseguir cumplir sus sueños de convertirse en modelos o artistas conocidas. Las víctimas apuntaron cómo iba dejando caer los nombres de las celebridades y personalidades relevantes que eran sus amigos y podían ser el puente para lanzarlas al estrellato.
Uno de los escritos es la declaración de Joseph Recarey, detective principal en otro caso anterior contra el magnate. En ella, el investigador describió el proceso mediante el cual el financiero y Maxwell utilizaron para encontrar y reclutar niñas “para realizar masajes y trabajar en la casa de Epstein“. Durante su testimonio, Recarey apuntó que habló al menos con 30 menores que fueron reclutadas.
“Masaje”, eufemismo de encuentro sexual
El detective, bajo preguntas del abogado, especificó que, en realidad “masajes” era un eufemismo para referirse a encuentros sexuales:
Pregunta: “Y al final de ese masaje, si esa víctima traía a otras amigas, ¿le pagarían por el reclutamiento de esas amigas?”.
Recarey: “Correcto”.
Captadas por amigas o compañeras de clase para trabajar para Epstein
Una de las jóvenes que dio su testimonio, y cuyo nombre continúa bajo secreto, señaló que una compañera de clase fue quien le habló del trabajo para dar masajes y le puso en contacto con la trama, asegurándole que no era necesaria experiencia. Posteriomente, la joven se enteró de que las chicas como la que le acercó a ella recibían pagos por cada menor que conseguían. También señaló que le costó años “olvidar” las experiencias que vivió durante el tiempo que participó en las fiestas del malogrado financiero.
“No recuerdo exactamente cómo me propusieron llegar allí. Simplemente estaba allí, y de repente me pasó algo horrible…”. En su declaración, la menor subrayó que en su primer encuentro con el magnate, éste le quitó la ropa sin su consentimiento. Además, señaló que las chicas recibían entre 200 y 4.000 dólares por acudir, y que su presencia allí no siempre terminaba en encuentros sexuales: “A veces iba y simplemente nadaba y me pagaban, o me echaba una siesta y me pagaban, o simplemente pasaba el rato y me pagaban. No suponía que vinieran a hacer nada. No lo sabía, una vez que se cerraba la puerta o una vez que se iban a otra zona de la casa. A menudo iba y hacía mis cosas mientras ellos hacían lo que hacían. No era asunto mío“.