Por Cecilia Borrelli – Mundo Libre Diario

Científicos han realizado un fascinante descubrimiento que arroja nuevas pistas sobre la asombrosa resistencia de la Gran Muralla china. Construida hace más de dos mil años, esta maravilla arquitectónica ha desconcertado a investigadores durante mucho tiempo. El estudio revela la presencia de «biocortezas», un material único que ha protegido la estructura de la erosión a lo largo de los siglos.

La Gran Muralla china, más que una barrera física, es un símbolo de grandeza y unidad para la cultura china. Desde su construcción en el año 221 a.C. hasta su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, esta estructura ha resistido el paso del tiempo y se ha convertido en un emblema de la resistencia china ante amenazas externas.

La investigación revela que ciertas secciones de la muralla incorporaron elementos orgánicos durante su construcción, como tierra y grava. Estos materiales, aparentemente menos resistentes que la piedra, han demostrado ser fundamentales para el crecimiento de las biocortezas, compuestas por cianobacterias, musgos y líquenes. 

Estos organismos secretan sustancias, como polímeros, que interactúan estrechamente con las partículas de tierra apisonada creando un efecto similar al del cemento que fortalece la muralla, especialmente en regiones áridas y semiáridas de China.

El coautor del estudio, Bo Xiao, profesor de ciencias del suelo en la Universidad Agrícola de China, destaca la sabiduría de los antiguos constructores chinos, que seleccionaron cuidadosamente materiales para proporcionar un terreno fértil para el desarrollo de las biocortezas.

«Estas sustancias cementosas, filamentos biológicos y agregados del suelo dentro de la capa de biocorteza finalmente forman una red cohesiva con fuerte resistencia mecánica y estabilidad contra la erosión externa», comentó Xiao a Live Science. 

Este descubrimiento no solo añade una nueva dimensión a la historia de la Gran Muralla, sino que también destaca la conexión íntima entre la ingeniería china antigua y la naturaleza. La simbiosis entre la estructura y las biocortezas subraya la armonía que los constructores originales lograron entre el hombre y su entorno.

La Gran Muralla, además de su resistencia física, es un símbolo cultural que ha preservado la identidad china a lo largo de los siglos. Desde la dinastía Qin hasta la dinastía Ming, ha sido testigo de conflictos, unificación y la defensa de la cultura contra influencias externas.

Sin embargo, en el presente, la Gran Muralla se ve envuelta en contradicciones. Aunque ha resistido ante el espectro comunista que ha penetrado en China, el régimen actual utiliza la muralla como un símbolo de poder mientras destruye las tradiciones que la maravillosa estructura ha protegido durante milenios.

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