Fuente: Mundo Libre diario

La agenda del presidente electo, Javier Milei, es intensa. Este martes a la tarde debió interrumpir una entrevista porque recibió una llamada del Papa Francisco. Sin embargo, entre reuniones en Olivos y actividades con sus equipos técnicos, cumplió su palabra y fue al estudio de Neura para la entrevista prometida a Alejandro Fantino.

«Te dije que vendría», le dijo a Fantino.

«No estamos acostumbrados a que los políticos cumplan su palabra», respondió el periodista.

«Bueno, es un buen momento para empezar a respetar el valor de la palabra», respondió Milei.

Después de una introducción, donde el conductor le dijo que le resultaría raro llamarlo «señor presidente», Milei pidió que lo llamen como siempre. Este detalle, aparentemente menor, le dio la oportunidad al próximo mandatario argentino de expresar su enfoque sencillo hacia el poder.

Asimismo, Fantino destacó que Milei sigue siendo el mismo de siempre, lo cual ve como un gran gesto. En este sentido, le preguntó si iba a llevar una vida de austeridad, a lo que el presidente electo respondió que siempre llevó una vida austera, que ese es su estilo de vida y así lo seguirá siendo.

Del mismo modo, Milei dijo que asumirá la presidencia como «un trabajo». Comentó que esta mañana Alberto Fernández le mostró la quinta de Olivos y dejó claro que será un «inquilino» y «transitorio».

También señaló que cuando termine «su trabajo» se mudará al medio del campo, ya que, por ahora, es un «profesor universitario» temporalmente al mando del país.

En este sentido, aseguró que tratará de evitar el uso del helicóptero presidencial, símbolo histórico de opulencia y despilfarro. La idea de Milei es trabajar directamente en la residencia oficial.

«Me levanto, voy al escritorio y comienzo a trabajar sin tener que viajar. Si necesito una reunión con un ministro, le digo que venga y listo». Se autodenominó como un «workaholic» y afirmó que llevará la misma actitud al «trabajo» de presidente.

Respecto de los muchos desafíos que enfrenta, entre ellos el equilibrio fiscal, vaticinó que este podría ser una realidad en 2024, anticipando la eliminación del cepo cambiario. Su «plan motosierra» busca una reducción del 15% del PBI. A pesar del desafío, se mostró optimista y reiteró que no cederá ante los grupos de presión que no están dispuestos a perder privilegios.

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