Fuente: Mundo Libre diario

Un día después de felicitar al presidente electo Javier Milei, la vocera del gobierno de Xi Jinping, Mao Ning, respondió a los anuncios del flamante mandatario y su confirmada canciller, Diana Mondino. 

Ning declaró este martes que sería un “gran error” para Argentina cortar los lazos con “países tan grandes como Brasil y China”. 

La relación con China es uno de los grandes interrogantes del nuevo gobierno argentino. Milei dijo durante su campaña que no haría “negocios con ningún comunista”, en referencia a China, e incluyó también en esa categoría al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; los dos principales socios comerciales más importantes de la Argentina. El líder de La Libertad Avanza dijo reiteradas veces que el pueblo de China “no es libre”.

El pasado agosto, luego de conocerse los resultados de las elecciones primarias en Argentina, donde Javier Milei fue el candidato más votado, China le recomendó al entonces candidato que “visitase” el país y “observase” cómo se vive en el de Xi Jinping.

Diana Mondino, por su parte, dijo en declaraciones recientes que la Argentina no se uniría al grupo BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y para el que el país -junto a otras cinco naciones, entre ellos, Irán- tiene una invitación para ingresar en enero.

La economista también dijo a la agencia rusa RIA Novosti que la Argentina “dejaría de interactuar” con los gobiernos de China y Brasil, cuando se le preguntó si la Argentina fomentaría las exportaciones e importaciones con esos países.

Este mes, Mondino además afirmó que en cuanto a China, Milei buscaría terminar con los opacos acuerdos entre Estados. “Lo que no vamos a hacer son contactos secretos. La Argentina, este gobierno, en los últimos 20 años, ha tenido múltiples negociaciones secretas”, dijo la flamante canciller . “Eso no es normal y es lo que hemos dicho que no vamos a hacer”.

Según Sputnik, Mondino apuntó que “la relación con ambos países -en referencia a China y Brasil- será excelente como debe ser”, pero que “hay que distinguir lo que es el Gobierno de lo que es el Estado”.

Mao, consultada por los periodistas sobre los comentarios de Mondino, aseguró que “ambas partes cuentan con una fuerte complementariedad económica y un enorme potencial de cooperación”.

“China está dispuesta a seguir trabajando junto con la Argentina para promover la estabilidad y el desarrollo a largo plazo de las relaciones bilaterales”, agregó.

La portavoz conjeturó que existen “discrepancias” sobre el significado de las palabras de Mondino y aseveró que “ningún país puede separar las relaciones diplomáticas del desarrollo de la cooperación económica y comercial”.

Mao recordó en una rueda de prensa que “China es el segundo socio comercial de Argentina y el primer mercado de exportación de sus productos agrícolas”.

Adiós “Argenchina”

La posición de Milei con respecto a China es muy diferente a la que mantenía su rival, Sergio Massa, quien durante su gestión ha llegado a sugerir que Argentina debería llamarse “Argenchina”, por los fuertes vínculos entre los dos países que se gestaron durante la era kirchnerista y se profundizaron con la gestión del actual ministro de economía.

China tiene inversiones en Argentina en áreas estratégicas como infraestructura y minería, además de un acuerdo “swap” por el que el país suramericano paga al asiático las exportaciones en yuanes y no en dólares.

Massa ha recibido un salvavidas financiero millonario por parte del gigante asiático a cambio de acuerdos que benefician a Beijing, pero que saquean los recursos naturales y la soberanía argentina. Pactos confidenciales de los que no se ha podido realmente saber qué pide China en contraparte a todos los desembolsos realizados.  

En este sentido, Argentina se sumó el año pasado a la Franja y la Ruta, la principal iniciativa económica internacional de China con la que busca consolidar y expandir su peso económico y político a escala global.

Asimismo, numerosas empresas chinas tienen su mirada puesta en Argentina, sobre todo en el sector agropecuario y el de recursos naturales como el litio, material fundamental para la industria china de coches eléctricos y otros productos electrónicos.   

Ante este escenario, es fácil de entender el por qué Beijing se encuentra perturbado por la llegada a la Casa Rosada de un presidente que defiende la soberanía y la libertad de su pueblo. 

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