Traducido de Slay News por TierraPura.org
Los investigadores de la Cámara de Representantes hallaron pruebas inquietantes que vinculan al propietario del biolaboratorio chino descubierto recientemente en California con el Partido Comunista chino (PCCh) y el ejército de China.
Como informó anteriormente Slay News, Jia Bei Zhu, de 62 años, fue arrestado en octubre después de que las fuerzas del orden descubrieran su laboratorio biológico por casualidad.
El laboratorio fue encontrado en septiembre cuando un oficial de cumplimiento del código local notó una manguera de jardín conectada a las instalaciones.
La manguera del edificio, que figuraba como vacía, constituía una infracción menor del código.
Sin embargo, llevó a la policía a descubrir un laboratorio lleno de armas biológicas y miles de viales que se cree que son virus experimentales, incluido el Covid.
Algunos de los viales estaban etiquetados en mandarín, otros en un código no descifrado.
Posteriormente, Zhu fue arrestado por distribuir dispositivos médicos mal etiquetados y mentir a la FDA.
El laboratorio secreto estaba ubicado cerca de Fresno, California.
La existencia del laboratorio encontrado en suelo estadounidense está siendo investigada por el Subcomité Selecto de la Cámara de Representantes del Partido Comunista chino.
Sin embargo, el comité advierte que la inacción al respecto por parte del FBI y del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. genera serias preocupaciones.
Zhu, ciudadano de la China comunista, era al parecer una figura clave en las “organizaciones de fusión civil-militar” chinas.
Estas entidades desdibujan la línea entre la investigación civil y las aplicaciones militares.
Según el Departamento de Estado, esta estrategia es parte de la gran visión del PCC de transformar su Ejército Popular de Liberación en una formidable potencia global para 2049.
Las investigaciones del comité han descubierto la amplia participación de Zhu en varias empresas controladas por el PCCh.
Sin embargo, son especialmente alarmantes sus actividades en Estados Unidos bajo el alias de “David He” y el descubrimiento de materiales peligrosos en el laboratorio sin licencia de Reedley, California.
En el biolaboratorio ilegal, los funcionarios encontraron más de 20 agentes potencialmente infecciosos, incluidos VIH y malaria.
También encontraron ratones genéticamente modificados portadores de COVID-19.
Zhu confesó a las autoridades que estaba operando sus empresas para “promover la política de la República Popular China”.
Reveló que buscaba cumplir con las demandas de un primer ministro de la República Popular China.
Sin embargo, sus esfuerzos generan serias preocupaciones sobre el espionaje y el robo de propiedad intelectual.
Zhu tiene un historial de operar empresas en Canadá y participar en el robo masivo de propiedad intelectual estadounidense relacionada con el ganado.
También huyó a Estados Unidos tras una sentencia judicial de 330 millones de dólares.
Su historial no hace más que aumentar la gravedad de la situación.
El comité también destacó los incendiarios mensajes privados de Zhu en WeChat.
En los mensajes hablaba de derrotar al “agresor estadounidense”.
Se refirió a sus empresas como herramientas contra el “imperialismo estadounidense”.
Pero quizás aún más inquietante es el supuesto desprecio por parte de los CDC de posibles pruebas.
Esa evidencia incluye un congelador con la etiqueta “Ébola”.
Esta negligencia o posible encubrimiento plantea interrogantes críticos sobre la integridad y competencia de estas agencias federales en el manejo de asuntos de seguridad nacional.
Las conclusiones del comité corroboran una investigación realizada por el Daily Caller de agosto de 2023.
El informe vinculaba el biolaboratorio de Zhu con Ai De Biopharmaceutical en Qingdao, China.
Esta conexión sugiere una red más amplia de empresas controladas por el PCCh que participan en actividades dudosas en suelo estadounidense.
A medida que se revela el alcance total de las operaciones de Zhu y sus conexiones con el Partido Comunista chino, este caso bien puede representar un ejemplo flagrante de las operaciones encubiertas del PCCh en Estados Unidos.
El gobierno chino parece estar combinando el espionaje industrial con posibles amenazas biológicas.
Las implicaciones para la seguridad nacional son profundas.
La situación exige una respuesta urgente y exhaustiva por parte de las autoridades estadounidenses.