Por Oriana Rivas – Panampost.com
El recibimiento al presidente chino, Xi Jinping, en suelo estadounidense, fue por todo lo alto. El gobernador de California, Gavin Newsom, dejó pulcras las calles de San Francisco por donde pasó el ilustre visitante que se encontró con enormes banderas chinas que, como comentaron usuarios en las redes sociales, hacían que la ciudad californiana “se pareciera más a China que la propia China”.
Una vez que bajó de su vehículo blindado, Xi Jinping se encontró con Joe Biden, estrecharon la mano, saludaron a la prensa e ingresaron al reciento donde se celebró la esperada reunión. Allí, el tono del encuentro fue más que cordial. El presidente estadounidense mencionó que “la Tierra es lo suficientemente grande como para que los dos países tengan éxito”.
Entre los principales resultados del encuentro destacaron dos compromisos: reanudar la comunicación de alto nivel entre los ejércitos de ambos países y trabajar en conjunto para frenar la producción ilícita de fentanilo. Aunque se esperaba que el diálogo sirviera para este tipo de anuncios, también es cierto que en la opinión pública no cayó del todo bien que el líder del régimen comunista acusado de violaciones a los derechos humanos y que asedia constantemente a Taiwán fueran recibido con tantos honores en el país que se supone es la cuna de la libertad.
Los temás polémicos que no estuvieron en la agenda
Hubo temas sensibles que por las limitaciones de la diplomacia y la débil postura de Biden en materia de política exterior no formaron parte de la agenda. Como era de esperarse, el genocidio contra la minoría musulmana uigur fue uno de ellos, pese a que abundan testimonios y pruebas sobre violaciones, esterilizaciones forzadas y campos de concentración donde son recluidas estas personas solo por sus creencias. Hasta septiembre pasado, prendas recolectadas por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CPB, en inglés) revelaron que el algodón de Xinjiang obtenido con trabajo esclavo uigur seguía ingresando a Estados Unidos.
También está la polémica en torno a la plataforma TikTok, usada para espionaje, según ha denunciado el gobierno estadounidense. Por este motivo, varios países, siendo el más reciente Nepal, han prohibido a sus funcionarios descargar la aplicación en dispositivos oficiales por el temor a que el PCCh acceda a datos confidenciales. Actualmente algunos expertos califican la plataforma como una “súper arma” ya que además moldea el comportamiento de sus usuarios, generalmente jóvenes.
Los temás polémicos que no estuvieron en la agenda
Hubo temas sensibles que por las limitaciones de la diplomacia y la débil postura de Biden en materia de política exterior no formaron parte de la agenda. Como era de esperarse, el genocidio contra la minoría musulmana uigur fue uno de ellos, pese a que abundan testimonios y pruebas sobre violaciones, esterilizaciones forzadas y campos de concentración donde son recluidas estas personas solo por sus creencias. Hasta septiembre pasado, prendas recolectadas por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CPB, en inglés) revelaron que el algodón de Xinjiang obtenido con trabajo esclavo uigur seguía ingresando a Estados Unidos.
También está la polémica en torno a la plataforma TikTok, usada para espionaje, según ha denunciado el gobierno estadounidense. Por este motivo, varios países, siendo el más reciente Nepal, han prohibido a sus funcionarios descargar la aplicación en dispositivos oficiales por el temor a que el PCCh acceda a datos confidenciales. Actualmente algunos expertos califican la plataforma como una “súper arma” ya que además moldea el comportamiento de sus usuarios, generalmente jóvenes.
Sumado a eso está la colaboración en materia armamentística con Rusia en medio de la guerra contra Ucrania y el lobby que está haciendo Pekín a los talibanes para abrirles las puertas de la comunidad internacional. Tampoco se puede olvidar el constante asedio a Taiwán y la amenaza de invadir a la isla considerada por los chinos como una “provincia rebelde”. De hecho, el régimen de Xi Jinping hizo gala de sus intereses expansionistas justo antes de reunirse con Biden cuando mencionó sus intenciones de ir a la guerra con Taiwán si este país insiste con su independencia.
Menú: raviolis de ricotta y pollo asado
Después de reunirse durante aproximadamente dos horas, Biden y Xi “hicieron una pausa para disfrutar de un almuerzo que incluyó raviolis de ricotta con hierbas, pollo asado al estragón, arroz pilaf, patatas fritas de alcachofa, brócoli carbonizado y coles de Bruselas. ¿En la carta de postres? Pastel de merengue de almendras, buttercream de praliné y salsa de uva Concord”, según reveló el Washington Examiner.
Previo a esto, cuando el presidente chino bajó del avión, lo esperaba con aplausos la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen. Xi Jinping continuará cumpliendo con su apretada agendad en California, que incluye reuniones con empresarios estadounidenses.