Pedro Fernández Barbadillo – La Gaceta de la Iberosfera
Hay buenas noticias que no aparecen en los medios de comunicación serios porque refutan el discurso catastrofista o molestan a los que de verdad pagan los periódicos, las radios y las televisiones. El caso más indignante es el referido al cambio climático. Ninguna noticia positiva, se trate del aumento de la barrera de coral de Australia, del crecimiento de la masa forestal en España, de la disminución de muertes en catástrofes naturales o el aumento de la esperanza de vida, puede aparecer ante la audiencia. La consigna es que los espectadores y lectores tienen que vivir aterrorizados.
Por ejemplo, ¿cómo puede sostener el CSIC que en España han muerto 2.155 personas por el calor del verano pasado cuando esa cifra se genera a partir de proyecciones estadísticas, sin ninguna autopsia, como ocurría con los muertos por COVID? ¿Y cómo ningún periodista pregunta por la fiabilidad de esa investigación, basada no en la realidad, sino en operaciones matemáticas?
Otra buena noticia —ya adelantada por LA GACETA en septiembre— es el menor número de incendios y de superficie arbolada quemada este año respecto al anterior. Entonces teníamos datos hasta mediados de agosto. Hace unos días, el Ministerio de Transición Ecológica ha distribuido un avance informativo de incendios forestales desde el 1 de enero al 8 de octubre.
Hasta ese día, el total de superficie forestal incendiada sumó 81.005,56 hectáreas, cuando en 2022 subió a 259.591 hectáreas y en 2021 se quedó en 86.017 hectáreas. Es decir, en 2023, año más caluroso que 2022 y mucho más que las medias registradas desde hace décadas, según los meteorólogos oficiales, los fuegos quemaron menos de un tercio de la superficie forestal que en otros años menos cálidos. Y una vez que ha comenzado el otoño, con la bajada de temperaturas y las lluvias, aunque la AEMET comunicó que las temperaturas serán mayores y las precipitaciones menores de lo habitual, no es esperable que suframos nuevos incendios en lo que queda de año.
Además, casi el 20% de las hectáreas destruidas este año ardieron en un único incendio, que fue el que se inició en agosto en Arafo, en la isla de Tenerife: arrasó algo menos de 15.000 hectáreas. Sin este desastre, el dato de 2023 sería similar al de 2020 o 2016. Como en casi todos los incendios forestales, la causa fue humana. El cambio climático tiene DNI. Desde que se convirtió en presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez vincula los incendios forestales a la «emergencia climática» y anuncia más fuegos y más terribles. El discurso del alarmismo y el negacionismo lo fabrica el poder, no la realidad.