Fuente: La Derecha Diario
Tras el colapso definitivo del gigante inmobiliario Evergrande, el cual se declaró en bancarrota desde el mes de agosto, todas aquellas entidades bancarias involucradas con la firma se vieron irremediablemente dañadas ante la posibilidad de no recuperar su inversión.
Los rumores no tardaron en llegar al público, primero con retiros de los inversores más importantes en el banco, y más tarde los ahorristas minoristas comenzaron a retirar sus depósitos a pasos agigantados. Se orquestó una nueva corrida bancaria contra las instituciones emparentadas por Evergrande.
Una de las entidades más severamente afectadas es el Banco de Cangzhou en la Provincia de Hebei , uno de los principales prestamistas de Evergrande antes del colapso. Esta entidad acumula una suerte de “activo basura” por 3.400 millones de yuanes (equivalentes a US$ 466 millones) en títulos de Evergrande de dudoso retorno.
La institución trató de prepararse para la corrida y solicitó grandes cantidades de liquidez para paliar los retiros iniciales, con la esperanza de disipar la corrida desde un comienzo, pero los esfuerzos fueron infructíferos. Los ahorristas no fueron disuadidos, y dicen retirando sus depósitos todos los días.
El banco también recurre a préstamos con otras instituciones locales para hacer frente a los retornos, pero si la confianza no vuelve en última instancia el “efecto contagio” no tardará en llegar a cada vez más instituciones, precisamente a través de estos préstamos interbancarios.
La institución seguirá tratando de contener la corrida a partir del muero de efectivo que preparó, pero la estrategia eventualmente podría fracasar si no se reanuda la confianza en el sistema en las próximas semanas.
De esta manera, el régimen de Xi Jinping vuelve a enfrentar una situación de estrés financiero a gran escala por primera vez desde abril del año pasado. Por aquel entonces, las corridas afectaron a una serie de bancos en la Provincia de Henan, principalmente bancos rurales y regionales.
Como el sistema no pudo contener las corridas, la dictadura socialista tomó partido en el asunto y dispuso el congelamiento inmediato de todas las cuentas de los ahorristas, estableciendo un corralito similar al que vivió Argentina en el año 2001. Esta situación explicó, entre muchos otros problemas, la gran ralentización del crecimiento económico que China experimentó durante el año pasado.
Las autoridades podrían volver a instaurar un corralito contra los ahorristas si lo consideran necesario. Por lo pronto, el régimen actuó a través de la policía de Cangzhou para arrestar a cualquier persona “sospechosa” de difundir rumores que pudieran poner tan siquiera en duda la solvencia del Banco de Cangzhou.