Fuente: Minghui.org
Cuando la gente iba a la escuela en la antigua China, respetaba profundamente a sus maestros. Esto se debía a que creían que si una persona quería mejorar, debía abordar el proceso de aprendizaje con un corazón sincero. Según un antiguo proverbio chino, “Un maestro por un día es un padre para toda la vida”, lo que da fe del nivel de respeto que los alumnos tenían por sus maestros.
Zigong, uno de los alumnos de Confucio, es un ejemplo de ello. Su reverencia y lealtad hacia su maestro, así como su apoyo a los valores rectos, le han valido un lugar destacado en los anales de la historia china.
Respetar al profesor
Zigong, apellidado Duanmu (circa 520 a.C.-456 a.C.), fue uno de los alumnos más destacados de Confucio. Aunque no era el discípulo favorito de Confucio, era a quien más respetaba.
Zigong nació en el estado de Wei a finales del período de primavera y otoño. Se convirtió en alumno de Confucio cuando tenía 17 años. Era aproximadamente 31 años más joven que su maestro.
Zigong heredó el negocio familiar a los 20 años y más tarde fue primer ministro de los estados de Lu y Wei. En todos sus cargos, fue muy elocuente, capaz y versado en el manejo de los asuntos. Incluso Confucio lo describió en una ocasión como un hombre de extraordinario talento capaz de asumir grandes responsabilidades.
Confucio dejó su cargo oficial cuando tenía unos 50 años y abandonó el estado de Lu. En los 14 años que siguieron a su jubilación, viajó a varios estados, entre ellos Wei, Chen, Song, Cao, Zheng, Cai y Chu para enseñar sus doctrinas, y Zigong patrocinó a Confucio para que pudiera establecer escuelas a lo largo de sus estancias. En losRegistros Históricos, Sima Qian menciona que Zigong era el más rico de los más de 70 discípulos destacados de Confucio.
A diferencia de lo que vemos en la sociedad actual, donde la gente siempre busca maximizar el rendimiento de su inversión, Zigong patrocinó a su maestro puramente por su respeto a Confucio y su compromiso con la difusión de principios que mejorarían la sociedad.
Zigong era muy inteligente, e incluso el propio Confucio decía a menudo que Zigong era más listo que él. Algunas personas afirmaban que Zigong era más virtuoso que Confucio.
El duque Jing de Qi preguntó una vez a Zigong sobre la virtud y el talento de Confucio. Zigong dijo: “Confucio es un sabio, no sólo un hombre virtuoso”.
“¿En qué sentido es un sabio?”, preguntó el duque.
“No lo sé”, respondió Zigong, lo que sorprendió mucho al duque.
Zigong continuó: “Toda mi vida he tenido el cielo sobre mi cabeza, pero no conozco su altura; he tenido la tierra bajo mis pies, pero no conozco su profundidad. En mi servicio a Confucio, soy como un hombre sediento que va con su cántaro al río, donde bebo hasta saciarme sin conocer nunca la profundidad del río”.
El duque Jing suspiró de emoción tras escuchar lo que Zigong dijo de su maestro. Zigong comparó la santidad de Confucio con el cielo y la tierra, con los ríos y los mares, al tiempo que daba a entender que el propio Zigong, con todos sus conocimientos, no era más que una gota en el océano.
Shusun Wushu, que sirvió como Sima en el estado Lu, dijo una vez a los funcionarios de la corte: “Zigong tiene más conocimientos que Confucio”.
Zifu Jingbo, un funcionario que escuchó el comentario, se lo comentó a Zigong. La respuesta de Zigong demostró una vez más su reverencia por su maestro.
“El muro que rodea mi casa solo tiene la altura de mi hombro, así que cualquiera puede ver lo que hay dentro, mientras que el muro que rodea la casa de mi maestro tiene decenas de metros de altura”, dijo. “Los que no puedan encontrar la puerta, sin duda no podrán ver la magnificencia del templo ancestral que hay dentro”.
Más tarde, cuando Shusun Wushu intentó desacreditar de nuevo a Confucio, Zigong le dijo en tono muy serio: “No lo intentes, pues nadie puede lograrlo. La virtud de los demás es como una pequeña colina que se puede superar, pero el brillo de Confucio es como el del sol y la luna. ¿Cómo se le puede superar?”.
Tras la muerte de Confucio, todos sus discípulos guardaron luto durante tres años, excepto Zigong, que lo guardó durante seis.
Seguir el Tao en los negocios
En la antigua China, la moralidad se valoraba más que el beneficio. Confucio dijo: “La mente del hombre superior está familiarizada con la rectitud; la mente del hombre mezquino está familiarizada con la ganancia”. Rara vez mencionaba la “ganancia” en sus enseñanzas. Sin embargo, entre sus discípulos se encontraba uno de los progenitores de los hombres de negocios, y esta persona no era otra que Zigong.
¿Cómo llegó a ser uno de los pocos comerciantes ricos y poderosos durante el período de primavera y otoño? ¿Y cómo se relacionó la acumulación de su riqueza con el confucianismo?
Zigong solía hacer negocios entre los estados de Cao y Lu, y amasó una fortuna con ello. Era conocido como el más rico entre los discípulos de Confucio. Las generaciones posteriores hablaban a menudo del “legado de Duanmu”, que se refería a cómo Zigong sentaba las bases del sentido de la integridad y la honradez de un hombre de negocios prudente.
Según los Registros Históricos de Sima Qian, Zigong dirigió una vez una flota de cien carruajes, cargados de oro y tesoros, para reunirse con monarcas de varios estados. Allá donde iba, era tratado con gran cortesía y respeto. Era, sin duda, un hombre con una enorme riqueza.
Se dice que uno de los secretos del éxito de Zigong era que “tomaba lo que otros abandonaban y abandonaba lo que otros tomaban”.
Fan Li (536 a.C.-448 a.C.), un antiguo estratega militar, político y hombre de negocios del período de primavera y otoño, también siguió una línea de pensamiento similar. Decía que había que comprar barcos durante las sequías y carros durante las inundaciones. Con esta perspicacia, tuvo tanto éxito que la gente lo veneró póstumamente como “Dios de la Riqueza”.
Los Registros Históricos de Sima Qian confirman cómo Zigong ganaba dinero haciendo negocios entre Cao y Lu. También señala que viajaba a menudo entre los estados para hacer negocios y que trabajaba incansablemente. Trataba a sus clientes con sinceridad y confianza, y se aseguraba de ser siempre veraz de palabra y resuelto en los hechos. Su estilo de conducta le granjeó una muy buena reputación y su negocio no tardó en expandirse. Según Sima Qian, entre los antiguos comerciantes confucianos, Fan Li era el más hábil, seguido de cerca por Zigong.
Ser rico sin ser arrogante
¿Qué ocurría cuando una persona se hacía rica en la antigua China? Variaba de una persona a otra. Algunos buscaban buenos caballos y carruajes extravagantes, otros se entregaban a la bebida y los banquetes, y otros se rodeaban de numerosas concubinas. También podían considerarse superiores a los demás, ganarse el favor de los poderosos para mover los hilos políticos o engañar a la opinión pública con mentiras. A menudo, estas personas acababan siendo desgraciadas.
Había un hombre rico llamado Shi Chong en la dinastía Jin Occidental (265 – 317). Su casa tenía innumerables sirvientes y estaba amueblada como un opulento palacio. Sin embargo, murió trágicamente a la edad de 52 años, y los 15 miembros de su familia también fueron ejecutados: un final trágico para alguien que era rico pero cruel.
En cambio, Zigong siempre tuvo presentes las enseñanzas de Confucio y se condujo según las virtudes tradicionales de “gentileza, amabilidad, cortesía, frugalidad y magnanimidad”. Prosperó en los negocios poniendo en práctica las enseñanzas de Confucio, siendo leal y digno de confianza. Obtuvo beneficios con rectitud y moderación, y nunca engañó a nadie. Después de hacerse rico, nunca actuó con maldad y siempre trató de beneficiar a la sociedad y ayudar a los pobres.
Hay una historia en Lüshi Chunqiu -o Anales de Primavera y Otoño del Maestro Lü– sobre Zigong redimiendo a un esclavo. Según un reglamento del estado de Lu de la época, si un nativo de Lu se convertía en esclavo en otro estado, cualquiera que lo redimiera podía ser reembolsado por el tesoro del estado.
En una ocasión, Zigong rescató a un hombre de Lu que había sido esclavizado en otro lugar. Zigong rechazó la compensación por considerar que actuaba basándose en la moral y la justicia. Tal acto, dijo, no necesitaba ser compensado.
Por supuesto, el buen comportamiento de Zigong no era algo con lo que hubiera nacido. Por el contrario, era el resultado de una continua autocultivación en la vida diaria.
Según los registros históricos, un día, mientras montaba un caballo alto y vestía ropas lujosas, Zigong se quedó atascado a la entrada de un callejón demasiado estrecho para su carruaje.
Justo entonces, vio a su antiguo compañero de clase Yuan Xian, que iba harapiento y cojeando con la ayuda de un bastón. Zigong no pudo evitar reírse. “Cuánto tiempo sin verte, viejo amigo”, dijo. “¿Cómo te las has arreglado para llegar a este estado tan embarazoso?”.
Yuan Xian dijo con dignidad: “He oído que no tener dinero solo vacía los bolsillos, ¡pero no seguir el camino recto es lo verdaderamente vergonzoso! Solo soy un poco pobre en este momento, así que ¿cómo puedes decir que estoy en un estado vergonzoso?”.
Al oír esto, Zigong se sintió realmente avergonzado de sí mismo.
(Continuará)