Por Adile Ablet, Short Hoshur y Bahram Sintash para RFA Uyghur
Traducido por TierraPura.org
En Xinjiang, las preguntas sobre familiares desaparecidos siguen sin respuesta y continúan apareciendo informes de detenciones poco claras, a pesar de que el gobierno chino afirma que ha finalizado la ampliamente condenada campaña de detención de uigures.
El régimen chino ha dicho que los campos de detención en la región del extremo occidental de China eran centros de formación vocacional donde los “estudiantes” aprendían “voluntariamente” nuevas habilidades. En 2019, el partido comunista chino dijo que los asistentes se habían “graduado” y que la mayoría había encontrado “buenos trabajos”.
Pero RFA Uyghur informó que las detenciones continúan, y las imágenes tomadas por satélite y analizadas por el equipo de RFA Uyghur indican que algunos lugares previamente identificados como centros de detención permanecen intactos. Muchas personas detenidas por la policía siguen desaparecidas.
“Los uigures siguen viviendo en un estado de indefensión”, afirmó Maya Wang, directora asociada de la división de Asia de Human Rights Watch.
Se estima que 1,8 millones de uigures y kazajos fueron enviados a los campos de detención. La información recabada por RFA coincide con informes recientes de Agence France-Presse y otros medios de comunicación, según los cuales los uigures siguen sufriendo una persecución generalizada, a pesar de los años de presión internacional sobre China para que mejore la situación de este grupo y de otras comunidades musulmanas en Xinjiang.
Amigos y familiares han informado a RFA que sus parientes están detenidos por delitos que las autoridades chinas nunca explicaron completamente.
Un hombre uigur de 45 años llamado Qurban Nur estuvo durante dos años y dos meses recluido en un campo de detención del municipio de Seriqbuya, en Kashgar, antes de ser liberado la primavera pasada, según dijeron a RFA funcionarios locales.
Un oficial de seguridad de la localidad, que confirmó la detención de Nur, declaró a RFA que la gente “entra continuamente” a ese lugar.
RFA también ha tenido conocimiento de un campo de detención que todavía funciona en la ciudad de Korla, dentro de la prefectura de Bayingolin, al noreste de Kashgar. Según los informes, dos hombres de unos 20 años, Burham Hizir y Payzulla Rahman, han sido enviados allí y están desde 2021, dijeron funcionarios locales.
RFA no identifica a sus fuentes en Xinjiang porque no estaban autorizadas a hablar con la prensa.
Condena internacional
Estados Unidos ha calificado como genocidio la campaña de represión, que alcanzó su punto álgido en 2017-18, porque el objetivo parece ser acabar con las tradiciones y la cultura de un pueblo mediante la opresión. Estados Unidos prohíbe las importaciones de algodón de Xinjiang ante la preocupación de que los uigures sean sometidos a trabajos forzados por las autoridades, en algunos casos tras haber completado su formación profesional
Un informe de 2022 del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos encontró que se habían cometido “graves violaciones de derechos humanos” contra uigures y otros musulmanes en Xinjiang. Las acusaciones de tortura, tratamientos médicos forzados y violación eran creíbles, según el informe.
En su respuesta de 131 páginas, China dijo que el informe se basaba en “desinformación y mentiras fabricadas por fuerzas anti-China”.
El año pasado, China invitó a periodistas a visitar instalaciones identificadas como campos de detención que aparentemente habían sido reutilizadas como escuelas y centros de cuarentena.
Los periodistas de Sky News en el Reino Unido y del Washington Post en Estados Unidos que recorrieron la región el año pasado dijeron que la represión había disminuido pero que el maltrato a los uigures y otros musulmanes sigue siendo un problema.
Al parecer, algunas personas detenidas en la ‘campaña de reeducación’ masiva fueron trasladadas desde los campos a prisiones para cumplir largas condenas por delitos menores.
En su informe, la oficina de derechos humanos de la ONU señalaba que, aunque fueran ciertas las afirmaciones chinas de que había desmantelado su sistema de campos de detención, las “leyes y políticas que lo sustentan siguen vigentes” y dan lugar a un aumento de las penas de prisión.
Algunos campos de detención de baja seguridad parecen haber sido cerrados, pero la “capacidad de los centros de detención de alta seguridad y de las prisiones de mayor seguridad ha aumentado significativamente”, afirmó Adrian Zenz, académico alemán cuya investigación puso al descubierto la magnitud organizativa de la campaña contra los uigures.
Es difícil evaluar la verdadera situación en Xinjiang, dado que los uigures no pueden comunicarse libremente con personas ajenas a la comunidad, afirmó Zenz.
Y hay pocas expectativas de cambio. En un discurso pronunciado el mes pasado en Urumqi, capital de Xinjiang, el líder chino Xi Jinping reiteró su apoyo a las políticas del partido comunista chino (PCCh) en la región como medio para promover la estabilidad social.
Casas abandonadas
Los periodistas de la Agence France-Presse visitaron este mes algunas de las viviendas del distrito de Yarkant, en el sur de Xinjiang, que la investigación de Zenz identificó como las direcciones de los uigures supuestamente detenidos como parte de la campaña de reeducación ideológica de China. Comprobaron que las residencias estaban cerradas con llave o parecían haber sido abandonadas.
Sin embargo, los intentos de investigar más a fondo fueron bloqueados por los lugareños, que echaron a los reporteros, incluso empuñando instrumentos de labranza.
Los periodistas también visitaron lugares identificados por los investigadores como campos de detención y encontraron algunos que parecen seguir funcionando, aunque no indican dónde se encuentran. “Varios tenían torres de vigilancia con personal, cámaras de seguridad y altos muros cubiertos de alambre de púas”, afirma el artículo.
El Instituto Australiano de Política Estratégica, un grupo de expertos con sede en Canberra, identificó 11 lugares del distrito de Yarkant como centros de detención en un análisis de septiembre de 2020, lo que incluye cárceles y campos de reeducación. Los lugares todavía conservaban muros exteriores y seis tenían torres de vigilancia en 2022, según un análisis de imágenes de satélite de Google Earth realizado por RFA Uyghur.
“Los campos de concentración no han desaparecido”, afirmó Bahtiyar Omer, quien dirige la Base de Datos de Justicia Transicional Uigur, un grupo con sede en Noruega. El grupo dice que más de 12.600 uigures están detenidos en campos en Xinjiang.
Maya Wang, de Human Rights Watch, dijo que la “asimilación forzada” sigue siendo el núcleo de la política del PCCh en Xinjiang.
“Los uigures siguen teniendo miedo, siguen siendo silenciados y perseguidos por ser uigures”, afirmó.