Fuente: La Derecha Diario
Unos 10.000 inmigrantes africanos llegaron botes a la isla de Lampedusa en un periodo de 72 horas. En su mayoría hombres de edades entre 18 y 25 años, sin discapacidades ni problemas de salud. Estas personas alegan ser refugiados de guerra debido a los numerosos conflictos en el norte de África.
Sin embargo, tras la masiva ola migratoria que se desató entre 2011 y 2017 debido a la Primavera Árabe y el surgimiento del Estado Islámico (ISIS) en la región, la zona ha alcanzado niveles de paz que no se veían en años, por lo que la excusa de la guerra carece de sentido.
Pero la Unión Europea mantiene todavía su política de fronteras abiertas, y obliga a Italia como estado miembro a aceptar en su totalidad a cualquier inmigrante que llegue a sus fronteras aduciendo ser un refugiado de guerra.
La situación ha desatado una crisis humanitaria en la isla, que hasta la semana tenía una población total de 6.000 personas, y ha triplicado su cantidad de habitantes en cuestión de tres días. No hay espacio físico para tantas personas en una formación isleña de tan solo 20,2 km cuadrados de superficie.
Hace ya más de 10 años que Lampedusa se ha convertido en la primera ciudad a la que llegan los inmigrantes del norte de África, al ser el territorio italiano más cercano al continente africano, y ha servido como un centro de acogida para luego ser redirigidos, por obligación de la UE, a la Italia continental.
Sin embargo, las autoridades de la isla han declarado el estado de emergencia y pedido la ayuda del gobierno italiano de Roma ya que no tienen comida, medicina, ni vivienda para albergar a 10.000 de un día para el otro.
“Hoy el Municipio declaró el estado de emergencia. Reclamamos lo que pedimos desde hace meses, que se trate de proteger la isla con naves rada, ayuda y apoyo para una isla que en estos meses sufrió un fuerte estrés”, explicó a los medios el alcalde de la isla, Filippo Mannino.
La primera ministra derechista Giorgia Meloni, que llegó al poder prometiendo como eje de campaña una mejor gestión migratoria y evitar este tipo de olas que destruyen la cohesión social de Italia, se ha visto impedida por las políticas supranacionales de la Unión Europea.
Meloni agarró un país en crisis y el balance fiscal de Italia depende fundamentalmente de los giros de ayuda de la Unión Europea. Por lo que el últimatum de la presidente del Consejo Europeo, Ursula Von der Leyen, que dijo que si Italia cerraba sus fronteras unilateralmente le quitaría toda la ayuda que le corresponde por ser estado miembro, puso un freno a las reformas migratorias que quería impulsar Meloni.
Otros países como Hungría y Polonia, con gobiernos de derecha, se han opuesto desde el principio a las medidas que la Unión Europea, y al día de hoy prácticamente no han recibido fondos de ayuda económica tras la pandemia, e incluso han sido multados gravemente por Bruselas. Pero para Orbán y Morawiecki es más importante controlar las fronteras que recibir ayuda económica de la Unión Europea.
En este sentido, la primera ministra Meloni, hizo un llamamiento este viernes a los países de la Unión Europea para crear una “misión naval europea” con el objetivo de bloquear el Mar Mediterráneo, atajar la crisis migratoria y evitar que esto vuelva a ocurrir.
Lamentablemente, no hay una vía legal para Italia para deportar a los 10.000 inmigrantes que acaban de llegar a Lampedusa. De todos modos, la población de la isla y la población de derecha en todo Italia le exige a Meloni que realice las deportaciones a pesar de cualquier multa que esto pueda convenir.
Meloni también ha invitado a Ursula Von der Leyen, a visitar la isla de Lampedusa, para que vea en primera persona las consecuencias de sus políticas. “He escrito a la presidenta de la Comisión Europea para pedirle que venga conmigo a Lampedusa para que comprenda personalmente la gravedad de la situación a la que nos enfrentamos y acelerar inmediatamente la aplicación del acuerdo con Túnez mediante la transferencia de los recursos acordados“, destacó.
En este sentido, Meloni ha asegurado que “la presión migratoria que Italia experimenta desde principios de este año es insostenible“, una situación que se ha dado debido a la “creciente inestabilidad” en el Sahel y a “los problemas que ya padecían los países africanos“.