El gobierno de Luis Arce, fiel a los principios socialistas que lo guían, cerró un nuevo trato con China para que el comunismo de Xi Jinping monitoree el espectro radioeléctrico del país. Lo hará a través de la Autoridad de Telecomunicaciones y Transporte (ATT), gracias a un acuerdo valorado en 22,1 millones de dólares.
De esta manera la nación sudamericana queda vinculada al Partido Comunista de China, a través de este modus operandi, el mismo que aplica en Cuba a través de Ectesa, la compañía estatal y única proveedora de telefonía en toda la isla y de internet banda ancha (ADSL) en algunos hogares. De hecho, durante las protestas del año 2021 quedó en evidencia cómo el gigante asiático colaboró con el castrismo para que se produjera el apagón de servicio que hubo por esos días. Es que los principales proveedores de la empresa son ZTE, Huawei y TP-Link.
Bolivia cerró el trato con la empresa Piesat, ya que “solo hubo un proponente internacional” en la licitación, según Néstor Ríos, director de la ATT. A pesar de ello, insiste en que la autoridad boliviana seguirá administrando el espectro radioeléctrico y lo que se está adquiriendo “es equipamiento, infraestructura y otro tipo de tecnología para mejorar la capacidad de la ATT en el control y gestión del espectro radioeléctrico”.
Satélites chinos alrededor del mundo
La empresa Piesat “proporcionará un servicio de monitoreo de recursos terrestres con ayuda de un sistema satelital ‘Nuwa Constellation’”, apuntó la agencia EFE. Sin embargo, surge la duda: ¿De qué tipo de empresa estamos hablando?
Se trata de una compañía creada en el año 2008, cuya sede está en Pekín. Cuenta con “más de 3500 empleados, más de 800 derechos de autor de software y más de 150 patentes”, se lee en su sitio web. En diciembre de 2022 aseguraban que podrían en órbita “una constelación de 38 satélites”, alrededor de la Tierra. Los primeros 4, denominados PIESAT-1, se habrían lanzado el pasado 30 de marzo.
Todo esto va en consonancia con los proyectos de China en el espacio como la exploración en el lado oscuro de la Luna, la puesta en órbita de la Estación Espacial Tiangong y la reciente alianza con la dictadura venezolana para que esta participe en el proyecto de la Estación Internacional de Investigación Lunar (EIIL). El gobierno de Luis Arce no se queda atrás entregando el monitoreo del espectro radioeléctrico boliviano.
Amiguismo entre La Paz y Pekín
El acuerdo entre la ATT y la empresa Piesat representa sólo una pequeña parte de la amistad que une a Bolivia con China. En el año 2018 el entonces presidente izquierdista Evo Morales firmaba ocho convenios y memorándums de entendimiento con Pekín que incluían 200 millones de yuanes (más de 28 millones de dólares) entregados a La Paz como parte del “Convenio de Cooperación Económica y Técnica de Donación No Reembolsable”.
En aquella comunicación del Ministerio de Relaciones Exteriores boliviano también se mencionó la cooperación entre ambos países “en el Marco de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Iniciativa Marítima de la Ruta de la Seda del Siglo XXI”, lo cual no es más que el megaproyecto chino para garantizar su expansionismo en Occidente. Adicional a eso, recientemente se supo que tanto Rusia como el gigante asiático invertirán 1300 millones de euros en la explotación de litio en la nación sudamericana.
El tratado respecto al manejo por parte del PCCh del espectro radioeléctrico boliviano llega en medio de alertas por la firma que el ministro de Seguridad, Rogelio Mayta, imprimió en un memorándum con Irán para ampliar la “cooperación bilateral” en materia de defensa. Como resultado, se va concretando el nuevo “imperialismo” que profesó el dictador venezolano Nicolás Maduro a inicios de este año.