La Corte Suprema de los Estados Unidos viene derribando varios de los grandes logros de la izquierda norteamericana de los últimos 50 años. Luego de derogar la despenalización del aborto y de declarar inconstitucional la acción afirmativa, el máximo tribunal dictaminó el viernes que los negocios tienen el derecho a denegar servicio bajo razones religiosas.
La decisión, que pasará a tener supremacía por sobre previos fallos de la Corte, fue una respuesta al caso “303 Creative LLC v. Elenis“, donde el Estado de Colorado quería obligar a un diseñador web cristiano a proveerle servicios a una pareja gay que se habían contactado con él para que les haga la página web de su casamiento.
La decisión por 6 votos contra 3 resolvió finalmente una demanda de 2016 presentada por Lorie Smith, de 39 años, quien demandó a la Comisión de Derechos Civiles de Colorado que le prohibían anunciar que no crearía sitios web para homosexuales luego de que fuera forzado a trabajar para una pareja gay.
Smith, la mujer del dueño de la empresa 303 Creative LLC, es una evangélica que está religiosamente en contra del matrimonio entre parejas del mismo sexo, y estuvo luchando junto a su marido por casi siete años para poder denegar el servicio de su compañía a personas que sean parte de la comunidad LGBT.
Finalmente, y luego de apelar en reiteradas ocasiones, el tribunal de máxima jerarquía determinó que obligar a Smith a hacer sitios que “celebren otros matrimonios que ella no celebra” sería “una restricción inadmisible del derecho de la Primera Enmienda a hablar libremente”, escribió el juez conservador Neil Gorsuch para la decisión de la mayoría.
Según la Ley contra la Discriminación de Colorado, las empresas en el estado tienen prohibido negar los bienes y servicios públicos por motivos de raza, género, orientación sexual y religión, y tampoco pueden publicar avisos al respecto.
Esta ley es incoherente, ya que mientras protege contra la discriminación por orientación sexual, desatiende a las personas por sus creencias religiosas, y discrimina contra ellos, a pesar de que la misma legislación dice protegerlos.
Smith ha sostenido que no tiene problemas para trabajar con clientes LBGT en proyectos no relacionados con el matrimonio y lo ha hecho en el pasado, aunque la decisión judicial genera jurisprudencia en todo el país para que se pueda denegar el servicio por cualquier motivo, ya que considera a la Primera Enmienda (libertad de expresión) como absoluta.
Si bien las leyes antidiscriminatorias “desempeñan un papel vital en la realización de los derechos civiles de todos los estadounidenses”, en este caso obligar a Smith sentaría un precedente que permitiría que “el gobierno obligue a cualquier empresa a hacer tareas que no quieren“, agregó Gorsuch en su defensa.
“La respuesta de la nación es la tolerancia, no la coerción”, completó el juez al anular las decisiones de los tribunales inferiores, que todos habían fallado en contra de Smith y su marido.