Por Oriana Rivas – Panampost.com
Ni siquiera emigrando, los ciudadanos chinos consiguen paz. Si alguno de ellos es de interés para el Partido Comunista (PCCh), es posible que desde el régimen le sigan los pasos aún estando en otro país. El objetivo a veces es que se devuelvan, otras veces tan solo los espían a distancia. Pero lo cierto, es que cada día hay más hallazgos de cómo actúa este esquema de persecución.
California, Nebraska, Missouri, Texas, Utah, Minnesota y Carolina del Norte son los estados donde operan enviados del régimen de Xi Jinping. Lo hacen a través de “centros de servicios” alojados en diversas organizaciones sin ánimo de lucro, según información a la que tuvo acceso Daily Caller News Foundation. El encargado de las gestiones es el Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD, por sus siglas en inglés) , afiliado a su vez al PCCh.
El historial de espionaje de la inteligencia china es enorme. Se habla de escuchas, de agentes infiltrados en oficinas gubernamentales de varios países y hasta comisarías. Las víctimas van desde personas de la violentada y maltratada comunidad uigur hasta disidentes de la dictadura. En otros casos, lo que se busca es acceder a información clasificada, como ha descubierto el Departamento de Estado de Estados Unidos. Los objetivos son tan amplios como turbios. En resumen, la gente “teme que se vuelva imposible escapar de la represión china incluso en lugares como Londres”, contó el activista Simon Cheng hace menos de un mes a la cadena Al Jazeera.
“La amenaza en real”
En el caso de las organizaciones sin ánimos de lucro, el esquema funciona así: el UFDW gestiona los llamados “Centros de Servicios Chinos en el Extranjero” (OCSC, por sus siglas en inglés). Dichos centros se esconden bajo la fachada de “promover la cultura china y ayudar a los ciudadanos chinos que viven en el extranjero”.
La realidad es mucho menos agradable y una de la señales está en la reunión que representantes de los OCSC ubicados en Estados Unidos tuvieron con funcionarios del Ministerio de Seguridad Pública chino (MPS) en 2018. Durante la reunión, “los funcionarios de seguridad del Estado demostraron cómo están aprovechando la nueva tecnología para llevar a cabo ‘servicios de justicia a distancia transfronterizos´ en el extranjero”, cita la reseña del portal estadounidense.
Aunque el Departamento de Justicia aún no ha mencionado estas entidades en ninguna declaración o presentación legal. El exabogado litigante de la sección de contrainteligencia de la División de Seguridad Nacional, Will Mackie, asegura que “la amenaza a la seguridad nacional es real”.
Espionaje en América Latina
Quien crea que el espionaje de la inteligencia china es un tema lejano, que en nada afecta su contexto, basta con que mire casos en América Latina. Un lapidario informe reveló el año pasado que el comunismo de Xi Jinping estaría operando decenas de “centros de servicios de policía” ilegales en Argentina y otros 50 países.
A través de estos, hicieron uso masivo de “métodos de persuasión” y como resultado, entre abril de 2021 y julio de 2022 —sin importar las restricciones de la pandemia— 230.000 ciudadanos “fueron devueltos para enfrentar posibles cargos penales en China a través de estos métodos”, indicó Safeguard Defenders en ese balance.
¿Pero por qué tanto empeño en que regresen ciertas personas? Se trata de una lección de “disciplina” del autoritarismo chino, reacio a la libertad de pensamiento y fanático de la imposición y del adoctrinamiento. “Es un medio para que el PCCh tome la ley en sus propias manos, sin importar la jurisdicción, y para, en sus propias palabras, tomar medidas enérgicas contra diversas actividades ilegales y criminales que involucran a personas chinas en el extranjero”, explica el texto.
Y es en este sentido que lo ocurre dentro de esas “organizaciones sin fines de lucro” en siete estados de EE. UU., ya está bajo la lupa de los republicanos porque no solo usan la coerción contra individuos, también estarían cometiendo una “violación directa” a la soberanía del país, asegura la senadora republicana de Tennessee, Marsha Blackburn.
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