- La Organización Mundial de la Salud se financia gracias a las contribuciones de los Estados miembros y, sobre todo, a las donaciones voluntarias: en 9 de cada 10 euros de este último apartado el margen de decisión de la OMS está muy limitado.
- La Fundación Bill y Melinda Gates es el segundo mayor donante de la OMS: ¿qué consecuencias tiene la filantropía y cuál es su influencia?
Tedros Adhanom Ghebreyesus es el director general de la OMS desde 2017. Al frente de este organismo, las decisiones sobre la salud mundial pasan por sus manos. Sin embargo, no todas las decisiones son enteramente suyas y sus manos a veces se encuentran ‘atadas’.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) es un organismo especializado de las Naciones Unidas que nace en 1948 (su Constitución entra en vigor ese año, el 7 de abril: fecha en que se conmemora el Día Mundial de la Salud) con el objetivo de alcanzar para todos los pueblos el máximo grado de salud y bienestar físico, mental y social —entendido no solo como la ausencia de afecciones o enfermedades—.
Cabeza de la agencia en los últimos años, Ghebreyesus aspira a liderar una OMS “fuerte” con la que “hacer frente a los nuevos desafíos de salud” en “todo el mundo”.
“Necesitamos una OMS acorde con el siglo XXI, que pertenezca a todos por igual. Necesitamos una OMS que se gestione de manera eficaz, con recursos adecuados y orientada a resultados, dedicando atención especial a la transparencia, la responsabilidad y la optimización de recursos”, expone en su visión.
Cómo se financia la OMS: de dónde llegan y cómo se destinan los recursos
Alcanzar esos objetivos depende del dinero con el que cuente el organismo y de lo que pueda hacer con este. Y en muchas ocasiones no puede hacer lo que quiera.
Esto viene influido por la forma en que se financia la OMS, a través de 2 fuentes principales: las contribuciones señaladas de los Estados miembros (es decir, las cuotas de afiliación de los países, a partir de un porcentaje del PIB acordado por la Asamblea General de las Naciones Unidas) y las contribuciones voluntarias de estos Estados y de otros asociados (incluye otras organizaciones de las Naciones Unidas e intergubernamentales, fundaciones filantrópicas, el sector privado y otras fuentes).
Las primeras representan menos del 20% del presupuesto total, según informa la propia OMS. El resto, más del 80%, llega por medio de las contribuciones voluntarias.
No siempre ha sido así: en la década de los 70 y 80 era al revés, como recuerda y lamenta Ghebreyesus en un vídeo de 2020. En este hablaba del desarrollo de un plan estratégico con 2 objetivos: “aumentar la financiación y mejorar la calidad de la financiación”.
Aunque la OMS muestra su agradecimiento a todos los donantes, también deja señales de que no todas las donaciones son iguales. Las voluntarias se clasifican, además, en función del grado de flexibilidad que tiene la OMS para decidir cómo gastar estos fondos:
- Las flexibles, o completamente incondicionales (la OMS tiene plena discreción sobre cómo se deben utilizar estos fondos para financiar su trabajo) representan el 4,1% de todas las contribuciones voluntarias. Según datos de la organización de 2020-2021, el Reino Unido es el mayor contribuyente en este aspecto, con unos 135 millones de dólares (126 millones de euros, al cambio actual), mientras que España se sitúa 11ª, con 4,5 millones (4,2 millones de euros).
- Los fondos para compromisos temáticos y estratégicos (parcialmente flexibles) ofrecen “cierto grado de flexibilidad en su asignación” y proporcionan “una financiación para fines específicos más eficaz y eficiente”. Representan el 7,9% de todas las contribuciones voluntarias (en 2020-2021).
- Las contribuciones voluntarias específicas se encuentran “estrictamente destinadas” a áreas programáticas o ubicaciones geográficas específicas; además, se deben gastar en un plazo determinado. Representan el 88% de todas las contribuciones voluntarias: 9 de cada 10 euros en este apartado.
La OMS señala en su web que está “sumamente agradecida a todos los donantes”, pero sugiere cuáles son sus ‘favoritos’: “En particular a los que proporcionan financiación flexible y fondos para compromisos temáticos y estratégicos, ya que ello permite a la OMS ser ágil y estratégica en sus esfuerzos por alcanzar los objetivos”.
“Por ello, la OMS pide que se aumenten los acuerdos de financiación flexible. Los Estados miembros de la OMS están participando actualmente en un debate activo para encontrar formas de mejorar la financiación de la OMS y garantizar que sea flexible, previsible y sostenible”, añade.
La influencia de Bill Gates y otros multimillonarios filántropos en la OMS: “El que paga, manda”
¿Qué tiene que ver todo esto con Bill Gates? Mucho. Buena parte de esas contribuciones voluntarias no tan flexibles como le gustaría a la OMS llegan a través de las donaciones filantrópicas de multimillonarios como él.
En concreto, la Fundación Bill y Melinda Gates —copresidida por el fundador de Microsoft y Melinda French, recientemente divorciados— es el segundo mayor donante de la OMS (ya han ocupado ese puesto en 2018-2019 y en 2020-2021).
Es responsable por sí sola de más del 88% de la cantidad total donada por fundaciones filantrópicas a la agencia de salud mundial, muy por delante de otros como la Fundación de la Familia Bloomberg (3,5%), el Wellcome Trust (1,1%) y la Fundación Rockefeller (0,8%), apunta Euronews.
“En la actualidad, la OMS solo controla una cuarta parte de su presupuesto”, por lo que “no puede establecer la agenda sanitaria mundial y ha tenido que cumplir las órdenes de los donantes ricos, no solo de las naciones ricas de Europa y Norteamérica, sino también de filántropos ricos como la Fundación Gates”, advierte a este medio Lawrence Gostin, director del Centro Colaborador de la OMS sobre Derecho Sanitario Nacional y Mundial.
Gostin llama la atención sobre la diferencia de tamaño entre el presupuesto de la OMS (inferior al de un gran hospital universitario de EEUU y una cuarta parte del presupuesto de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades del país, o CDC, compara) y sus objetivos (proteger la salud mundial).
Por su parte, Kelley Lee, profesora de salud pública en la Universidad Simon Fraser (Canadá) y autora de un libro sobre la OMS, señala a “un déficit crónico de recursos” que “empeoró significativamente” cuando los Estados miembros congelaron sus contribuciones en las décadas de 1980 y 1990, en declaraciones recogidas por Euronews.Los cruceros que visitan puertos de la UE emiten tanto azufre tóxico como 1.000 millones de coches
Una situación que llevó a la OMS a estar recortando personal y actividades en vísperas de la pandemia por COVID-19, declarada en marzo de 2020 y tras la que tuvo que hacer un llamamiento a la comunidad mundial para obtener los recursos necesarios para luchar contra esta. “Es como construir un parque de bomberos cuando se declara un incendio”, compara.
“La Fundación Gates ha sido enormemente importante para el avance de la salud mundial en muchas áreas” y sus donaciones son “muy apreciadas”, pero comprometen la independencia de la OMS, explica Lee.
“También hay cuestiones importantes que plantear sobre la buena gobernanza, como la responsabilidad, la representatividad y la legitimidad de que una única fundación sea tan influyente. El sistema actual es francamente antidemocrático”, contrapone.
La enorme financiación de la Fundación Bill y Melinda Gates “eclipsa a la mayoría de los Gobiernos y otros donantes, lo que le da una voz mucho más fuerte en muchos círculos clave de la salud mundial, incluida la OMS”, destaca Lee, que lo resume con un refrán: “El que paga, manda”.
Gostin, desde dentro de la OMS, se expresa en la misma línea: matiza que claro que desea que sigan fluyendo esos fondos, pero defiende que el organismo debería poder utilizarlos “a su propia discreción en los asuntos que el director general considere más importantes en el mundo”, recoge Euronews.
La Fundación Bill y Melinda Gates entra al debate: “No es correcto”
Esta situación ha llevado a que la Fundación Bill y Melinda Gates haya recibido críticas por su poder e influencia en la OMS y en el ámbito de la salud global, informa Reuters, que recoge que la fundación gastará el presupuesto anual más alto de su historia (8.300 millones de dólares, o más de 7.700 millones de euros) este año.
Así lo ha anunciado su director general, Mark Suzman, en su carta anual el pasado 17 de enero, en la que responde a las críticas.
“No es correcto que una organización filantrópica privada sea uno de los principales financiadores de los esfuerzos multinacionales en materia de salud mundial”, acepta Suzman, quien señala que los países deberían liderar ese esfuerzo: “Me encantaría que muchos más Gobiernos nos pasaran en esa lista, porque eso significaría más vidas salvadas”.
“Pero no nos equivoquemos: cuando haya una solución que pueda mejorar los medios de subsistencia y salvar vidas, la defenderemos con perseverancia. No dejaremos de utilizar nuestra influencia, junto con nuestros compromisos monetarios, para encontrar soluciones”, sostiene el director general de la fundación de Melinda French y de Bill Gates, recoge Reuters.