Oriana Rivas – Panam Post
Por debajo de las expectativas. Esa es la frase que definió el desempeño de la economía china durante abril pasado, dejando ver que el crecimiento que espera el Partido Comunista Chino (PCCh) para este año no será tan fácil de alcanzar. Entre los porcentajes y las comparaciones, el régimen de Xi Jinping tiene objetivos no menos importantes para su expansionismo, eso incluye apoderarse de Taiwán y mantenerse en este 2023 como la segunda economía más grande del mundo después de Estados Unidos. Dos retos importantes ante un panorama aparentemente débil.
Sin embargo, la retórica del comunismo chino apuesta por un enfoque diferente. China Daily, medio al servicio del PCCh, titula con que la “economía mantiene impulso de crecimiento”. Sin embargo, no todo es color de rosa. A pesar de citan un aumento de la 18,4 % en las ventas minoristas de bienes de consumo, o que la producción industrial creció un 5,6 % el mes pasado respecto al año anterior, hay una manera distinta de ver las cosas y que apela más a la realidad, de acuerdo con expertos y firmas independientes.
“La mayor parte del repunte de China ya quedó atrás”, es la conclusión de la firma Capital Economics en un informe citado por Associated Press tras darse a conocer los números oficiales. Para otros expertos, “el ritmo de la recuperación se ha desacelerado drásticamente”. En otras palabras, Xi Jinping debe pisar con cuidado mientras los medios a su servicio lo ayudan a minimizar los débiles resultados económicos.
Grietas en el plan de Xi Jinping
En realidad, el desempleo juvenil alcanzó un récord. Es decir, el índice que China comenzó a registrar en 2018 llegó a 20,4 % en abril de este año, superando el 19,9 % de hace un año. Eso significa que uno de cada cinco trabajadores jóvenes en las ciudades está desempleado. Y aunque las ventas minoristas mencionadas se aceleraron luego del fin de las restricciones por el COVID-19, igualmente estuvieron por debajo de los pronósticos. Algo similar ocurrió con la producción industrial, la cual creció 5,6 % el mes pasado respecto al año anterior, muy por debajo de las previsiones de un aumento del 10,6 %. Pero ninguno de estos ítems es citado en los medios comunistas del país.
“Es probable que la recuperación se desvanezca durante la segunda mitad del año” debido a la reducción de las ayudas fiscales, el estancamiento del crecimiento del crédito, el debilitamiento del mercado inmobiliario y el impacto de la demanda mundial en las exportaciones chinas, dijo Julian Evans-Pritchard, de Capital Economics, citado por Financial Times.
A finales del año pasado ya era evidente cómo la economía china crecía por detrás de Taiwán, el país denigrado a “provincia rebelde” por Xi Jinping y al que considera su próximo objetivo geopolítico. Igual de irónico es que el régimen quiere aparentar estos últimos meses ser una especie de “mediador” entre Rusia y Ucrania por la guerra. Pero puertas adentro, el PCCh tiene sus propios problemas para resolver.
En marzo, el dictador juró para un tercer periodo de cinco años —luego de anular en 2018 el límite de dos mandatos— y con él anunció un modesto objetivo de crecimiento del 5 %. Después de todo, en 2022 el PBI de China tan solo aumentó 3 %, uno de los peores resultados en cuatro décadas.
Encierros por covid pasan fractura
Bien se sabe que China durante años ha usado la estrategia de la trampa de la deuda para hipotecar a países subdesarrollados. Presta millones y cuando estos no pueden pagar, el comunismo chino exige concesiones política o económicas. Así, es como China llegó a representar en el año 2021 el 66% de los préstamos a países de bajos ingresas, según el Banco Mundial.
Pero el escenario cambia en el 2023. “La economía china no está a punto de implosionar, pero no está volviendo a la década dorada de 2010, cuando crecía a un nivel de dos dígitos”, son las palabras de Steve Tsang, director del Instituto de China en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS), para el medio DW.
Tal como cita el portal, “el enorme programa de estímulo de Pekín ayudó a Occidente a recuperarse de la crisis financiera de 2008. Esta vez, sin embargo, la recuperación de China tras la crisis es desigual”. El balance oficial del régimen chino, por más que fue difundido con el mayor optimismo posible desde los medios oficiales, certifica lo que alertan expertos. Además, demuestra que los tres años de draconianos encierros por la pandemia, están pasando factura.