Por Oriana Rivas – Panampost

El exministro jefe del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia (GSI), Marco Edson Gonçalves Dias, se presentó ante la Policía Federal para contar su versión de la historia sobre las famosas grabaciones dentro del Palacio de Planalto el 8 de enero. Allí se le ve guiando a los manifestantes y abriéndoles puertas, aún así, el hombre de confianza de Luiz Inácio Lula da Silva negó tener responsabilidades.

Frente a las autoridades dijo que el seguimiento de los movimientos que tuvieron como consecuencia la invasión de la sede de los Tres Poderes era “responsabilidad del Ministerio de Justicia, la Secretaría de Seguridad Pública y el Ministerio de Defensa”. De acuerdo con el reporte de Jovem Pam, el general agregó que GSI “no fue invitado a la reunión sobre el Plan de Acción Integral, celebrada el día anterior a la invasión, y que la falta de reacción del Gobierno el 8 de enero se debió a ‘un apagón general en el sistema por falta de información para la toma de decisiones’”. En resumen, quiso desmarcarse de lo que ocurrió. 

De esta manera continuó con su argumento. En el caso de campamentos en áreas militares, correspondía al Ejército inspeccionarlos y retirarlos. Y que entendía que, en la noche de la invasión, “no era conveniente y seguro detener a los vándalos” que estaban acampados frente al Cuartel General del Ejército, sin planificación previa, “debido a los ánimos exaltados y a la presencia de familias, ancianos y niños”, apuntó el medio brasileño.

“Estaba haciendo gestión de crisis”

Más allá de los operativos —o de supuestas exclusiones que habrían cometido otras instancias, ignorando al hombre a cargo de la seguridad personal del presidente de Brasil— el general tuvo que explicar por qué abrió una puerta a las personas que rompieron vidrios, mesas y otros objetos en Planalto. Esta fue otra parte del relato:

Al entrar en el Palacio de Planalto, se dirigió a la cuarta planta y comprobó que había invasores y que estaban siendo desalojados por agentes de la GSI y que tras bajar a la tercera planta hizo un barrido y encontró a otros invasores en la habitación contigua y condujo a estas personas a la salida. Cuando se le preguntó por qué no detuvo a los invasores, el general dijo que ‘estaba haciendo gestión de crisis’ y que estas personas serían detenidas por agentes de seguridad en el segundo piso en cuanto bajaran, porque era el protocolo; que no tenía las condiciones materiales para hacer la detención él mismo”.

Sobre las botellas de agua que el mayor José Eduardo Natale de Paula Pereira entregaba a los agresores dentro del edificio, Gonçalves Dias dijo que de haberlo visto, “lo habría detenido”.

Sin embargo, en todo esto hay contradicciones. Como el hecho de que el general confirmó la entrega de las imágenes de las cámaras de la Presidencia a todas las instituciones del Estado, “sin omitir posibles filmaciones”. En cambio, el magistrado Alexandre de Moraes determinó “la ruptura del secreto” de las grabaciones, decisión que en teoría no tendría que tomar si se supone que podían ser entregadas, como hizo Gonçalves Dias.

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