Traducido de Breitbart.com por TierraPura.org

Funcionarios de la seguridad del estado comunista en Camagüey, Cuba, detuvieron e interrogaron el jueves a Katherin Acosta Peña, de siete años, en relación con su madre, la disidente Marisol Peña Cobas, que se enfrenta a cargos de corrupción de menores por adoctrinar insuficientemente a Acosta en el comunismo.

Peña -que pasó un mes en régimen de aislamiento tras unirse a las protestas anticomunistas del 11 de julio de 2021- reveló a finales de marzo que las autoridades cubanas la habían detenido por el delito de “actos contra el normal desarrollo de los menores” por negarse a enseñar a su hija a amar a la familia Castro y a su presidente-figura, Miguel Díaz-Canel. Peña se encuentra actualmente en libertad bajo fianza.

Su marido, José Luis Acosta Cortellán, también es disidente anticomunista y se enfrenta a cargos penales por “desobediencia”, un delito utilizado a menudo para perseguir a quienes discrepan del régimen de la isla.

El interrogatorio de Acosta Peña, de siete años, es el último incidente documentado de intimidación y abuso estatal contra menores. Desde el estallido de la disidencia en 2021, el régimen castrista ha incrementado la persecución a menores, especialmente niñas. Las detenciones, juicios y condenas de niños a años de prisión bajo códigos legales para adultos se han vuelto cada vez más comunes, al igual que los abusos policiales contra las niñas.

El jueves, Peña retransmitió en directo la aparición de agentes de seguridad del Estado ante la puerta de su casa, exigiendo que se llevaran a su hija.

“Estas son las cosas que le quieren hacer a mi hija, que ni siquiera puede dormir por las noches”, narró, pidiendo al público que amplificara la historia. “A una niña de siete años la llevan a la  comisaría de repente, sin avisar”.

Al parecer, la policía se llevó tanto a Peña como a Acosta e interrogó a la niña en una habitación separada de su madre. Según Peña, que habló después con la emisora estadounidense Radio Martí, un fiscal, un funcionario del Ministerio del Interior y un psicólogo del Ministerio interrogaron a la niña.

“Me hablaron primero de que tenía que firmar algún papel, yo les dije que no firmaría ningún papel porque yo no firmo sus papeles. Esto me está pasando no porque no cuide a mi hija”, explicó Peña, “sino porque no le enseño a querer y respetar a Díaz-Canel y a todos sus engendros”.

Peña dijo que su hija le contó que los interrogadores le preguntaron si su madre la trataba bien, la identidad de su padre y si sabía quién era Díaz-Canel. La niña dijo que respondió afirmativamente, que lo conocía “por la televisión”. Peña dijo que cree que el régimen preguntó repetidamente a Acosta quién era Díaz-Canel, incluso mostrándole una foto del hombre sin identificarlo, para ver si la niña desprestigiaba al líder títere.

Peña señaló que los oficiales dijeron que no querían hablar con ella, la madre, pero yo fui clara con ellos. Les dije que sé que estoy aquí por mis ideales, pero van a tener que ejecutarme, porque no voy a enseñarle nunca a mi hija a amar y respetar a los líderes comunistas”.

“Mi hija sólo tiene que amar y respetar a Dios, a su familia, a los que se portan bien con ella y a la libertad por encima de todo”, dijo Peña a Martí.

Peña publicó un mensaje en Facebook el viernes, confirmando que su hija estaba a salvo y en casa.

“Hoy estoy un poco más tranquila aunque anoche no dormí bien pero ya estoy acostumbrada”, dijo Peña, “desde después del 11 de julio de 2021, la niña tiene todas las noches la misma pesadilla y se levanta en la cama chillando de terror, desde entonces duermo con ella para evitar que se haga daño”.

“Dios, amor, paz, vida y libertad para Cuba”, firmó Peña su mensaje.

Peña y su marido fueron detenidos recientemente, a finales de marzo, cuando se dirigían a una misa católica. El catolicismo, y la religión en general, son poco tolerados bajo el régimen castrista, salvo por los líderes pro-régimen, que son muy impopulares entre las personas de fe.

Martí informó entonces de que la policía detuvo a Peña y a su marido, Acosta, cuando se dirigían a misa y les dijo específicamente que las autoridades creían que sus actos de culto eran contrarrevolucionarios. Peña dijo al medio que la policía los golpeó y les dijo que “no podían ir más a la iglesia”.

“Me dijeron… que yo iba a la iglesia a comulgar contra el comunismo, que tenía que irme del país porque era la última vez que lo iban a dejar pasar”, narró. La pareja permaneció detenida por separado durante varias horas.

El incidente de la pequeña Katherin es el último de una serie de abusos similares documentados contra niños. En un caso especialmente desgarrador, ocurrido en agosto, la policía cubana agredió físicamente en Nuevitas, otra zona de Camagüey, a un grupo de niñas de 11 y 12 años que se habían unido a sus padres en la calle para protestar contra una oleada de apagones.

Bajo el régimen comunista, Cuba no ha invertido en el mantenimiento de su red eléctrica ni de ninguna de sus infraestructuras en general, lo que ha dado lugar a décadas de deterioro que han convertido los apagones en algo habitual. El año pasado, tras el paso del huracán Ian, toda la isla se quedó sin electricidad.

Antes de eso, sin embargo, las familias de Camagüey salieron a la calle para protestar por los apagones locales.

“Yo estaba agarrada a mi padre, y ella a mi padre, y entonces, para detener a mi padre, la policía tuvo que golpearnos”, narró una de las tres niñas golpeadas en agosto en un vídeo grabado con un teléfono móvil inmediatamente después del incidente. Una de las niñas admitió haber devuelto los golpes a la policía en un intento de proteger a su familia. Tras la difusión en Internet del vídeo de las niñas denunciando el incidente, la policía estatal cubana detuvo a la madre de una de ellas, Ivonne Breijo.

Un incidente similar ocurrió en el centro de Santa Clara tras el paso del huracán Ian, en octubre, en el que la policía detuvo a un niño de 12 años que participaba en las protestas contra los apagones, identificado como Cristian Hernández Villavicencio, de 12 años. Según los informes, Hernández pasó 25 horas bajo custodia policial en la “Dirección de Reeducación de Menores”.

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