Traducido de Breitbart.com por TierraPura.org

El régimen chino ha publicado recientemente una versión preliminar de las “Medidas administrativas para los lugares de actividad religiosa” de 2023, un conjunto de restricciones a la religión que son incluso más estrictas que las normas de 2005 a las que sustituirán.

Entre otros cambios, ahora se exigirá a los lugares de culto que demuestren que “apoyan el liderazgo del Partido Comunista Chino, apoyan el sistema socialista” y “aplican en profundidad el pensamiento de Xi Jinping” para mantener su licencia de funcionamiento.

El Pensamiento Xi Jinping es la filosofía política del actual cabecilla chino. Se ha incluido en la Constitución china y se ha incorporado al reglamento del Partido Comunista Chino, excluyendo todas las demás ideologías, incluso los escritos del fundador del Partido Comunista Chino, Mao Zedong. El Pensamiento Xi Jinping es de lectura obligatoria para los escolares y se enseña en la universidad como si fuera una gran obra literaria.

Las nuevas normas exigen que las instituciones religiosas adopten enérgicamente la “sinicización”, que significa vaciar la religión y sustituirla por el dogma del Partido Comunista Chino.

“No basta con abstenerse de disentir. Los lugares de culto, cuya ‘liquidación’ se hace más rápida y fácil, deben predicar activamente ‘el amor a la patria y el apoyo al liderazgo del PCCh y al sistema socialista'”, observó el viernes el sitio web chino Bitter Winter.

La actualización de la normativa de 2023 exige que todos los lugares de culto promuevan la “lengua nacional”, una clara carga para grupos como los budistas tibetanos y los musulmanes uigures.

En esas inquietas zonas, se exigirá a las instituciones religiosas que prediquen “la conciencia nacional, la conciencia cívica, la conciencia del Estado de derecho, la correcta distinción entre las costumbres étnicas y las creencias religiosas, y no utilizarán la religión para interferir en la vida administrativa, judicial, educativa y social”.

En diciembre de 2021, China prohibió a todas las personas y organizaciones extranjeras “difundir contenidos religiosos en línea”, un acto de opresión sin precedentes que, al parecer, estuvo motivado por las críticas occidentales a las violaciones de los derechos humanos cometidas por China contra los uigures.  

El martes, la Agencia Católica de Noticias (CNA) informó de que se había ordenado a los padres de la ciudad de Wenzhou que firmaran documentos en los que renunciaban a su fe religiosa para poder mantener a sus hijos en la escuela.

“En el pasado, el departamento de educación de nivel superior obligaba a los jardines de infancia a no ser supersticiosos y a no participar en organizaciones de culto, pero no ordenaba a las familias de los niños de los jardines de infancia que no creyeran en la religión ni participaran en ninguna actividad religiosa”, declaró anónimamente a la CNA un maestro de preescolar chino.

CNA señaló que Wenzhou prohibió a los niños asistir a servicios religiosos en 2017, y prohibió a la mayoría de los empleados cívicos tener creencias religiosas en 2018. Gran parte de esta opresión se dirigió al distrito de Longwan de la ciudad, que tiene un 10% de población cristiana, unas diez veces la media nacional china.

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