Fuente: La Derecha Diario

Pasaron casi siete años pero finalmente el equipo de abogados de Hillary Clinton logró condenar a Douglass Mackey esta semana por haber publicado memes en contra de su candidatura presidencial en el año 2016.

Estados Unidos se suma a la lista de países como Venezuela, Cuba, Nicaragua, China, Bielorrusia o Vietnam que tienen personas encarceladas por publicar en redes sociales chistes en contra del gobierno.

Durante los días previos a las elecciones presidenciales que dieron la victoria a Donald Trump, Douglass Mackey, un tuitero extraordinariamente popular en redes con el pseudónimo “Ricky Vaughn” y la foto de perfil del actor Charlie Sheen con una gorra MAGA, publicó un meme en Twitter burlándose de los seguidores de la candidata Hillary Clinton.

Entre varios memes, Vaughn publicó un falso cartel publicitario de la campaña de Clinton en el que animaba a los votantes demócratas a “ahorrarse la cola” y votar por SMS a un número que deletraba “estúpido”.

Según la corte de Manhattan, la misma que esta misma semana citó a Trump para leerle los cargos en su contra, Vaughn “manipuló la elección” engañando a “una incontable cantidad de votantes demócratas” a ejercer “de manera errónea” su derecho a voto.

Claramente, el tuitero no pretendía engañar a nadie, porque no puede haber sido tan idiota para no entender que se trataba de un chiste que se reía de los partidarios de la ex Primera Dama.

La cuenta de Ricky Vaughn fue rápidamente suspendida por los antiguos jerarcas de Twitter, lo mismo ocurrió con su segunda cuenta, “Ricky Vaughn 2.0”, que le duró hasta 2018. En 2021, ya sin acceso a la red social que lo hizo popular, y con Biden en el poder, fue arrestado por el FBI tras un pedido de prisión preventiva por parte de la fiscalía.

Su equipo de abogados trató de defenderlo, diciendo que su cuenta aparecía con la prescriptiva gorra MAGA y su perfil especificaba que subía “memes y parodias”, y que en ningún momento se hizo pasar por una fuente oficial. Pero no hubo caso. Un juzgado de ciudadanos neoyorquinos (extremadamente sesgados en favor de los Clinton) lo condenó, con una sentencia que se podría extender hasta 10 años en la cárcel.

El país de la libertad de expresión, protegida por la Primera Enmienda de la Constitución, fracasó completamente contra la embestida izquierdista que pretende controlar hasta los chistes políticos de un tuitero anónimo. La Constitución Nacional poco y nada pudo hacer para defender los derechos que ella misma reconoce.

Es importante destacar que, ese mismo año, prácticamente al mismo tiempo que Douglass Mackey, la comediante Kristina Wong, publicó un tuit prácticamente idéntico pero dedicado a los republicanos: “Hola, seguidores de Trump. Sáltense las colas y envíen su voto por SMS“.

Su caso es peor porque ella tenía una cuenta verificada y se mostraba con parafernalia trumpista, engañando aún más a los votantes. Pero, obviamente, nada ha hecho la justicia para enjuiciarla.

Es la misma razón por la que se está haciendo un circo para enjuiciar a Trump por un delito inexistente mientras todas las causas en la justicia contra Bush, Obama, Hillary Clinton y el propio Biden, están estancadas hace años.

El caso de Mackey, aunque afecte a una persona sin peso político alguno, tiene una importancia gigantesca y podría marcar el fin de los Estados Unidos como lo conocemos. No solo implica que los demócratas no tienen tapujos a la hora de perseguir políticamente a sus rivales como si se tratara de una dictadura, si no que a su vez, sienta precedente y podría servir como el punta pié para una serie de juicios similares a otros tuiteros.

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