Fuente: Panam Post
Evitar el espionaje chino con cables submarinos que proveen internet, que van de Oriente a Occidente, ha sido uno de los principales objetivos de EEUU en los últimos años. Para lograrlo, hay de por medio mucho lobby, millones de dólares y advertencias de sanciones.
Más allá del tamaño de sus ejércitos, las alianzas con otros gobiernos y acuerdos firmados, Estados Unidos y China se están enfrentando en otra batalla. No está a simple vista, sino bajo las aguas de los océanos del mundo por extensos cables submarinos que transportan datos de internet.
Ha sido una disputa de años, de miles de millones de dólares y sobre todo, de la capacidad que ambas potencias enemigas tienen para disuadir a otras naciones de no aceptar el proyecto del otro. En este sentido, Washington ha logrado cambiar contratos a favor de la estadounidense SubCom LLC para evitar que China tenga acceso a datos ilimitados de internet que van de Oriente a Occidente y que contienen desde comunicación entre personas hasta información militar.
El drama parece ficción, pero no lo es. Una investigación de Reuters plantea cómo un enorme contrato privado —de al menos seis— para uno de los cables submarinos de fibra óptica más avanzados del mundo «se convirtió en un trofeo en una creciente guerra de poder». Se llama SeaMeWe-6 y «conectará una docena de países en su camino desde Singapur a Francia, cruzando tres mares y el Océano Índico en el camino». En detalle, HMN Tech de China perdió el acuerdo de 600 millones de dólares para construir el cable.
Gran «mina de oro de vigilancia»
Lo que deja la extensa investigación de la agencia de noticias es la certeza de que el enfrentamiento entre el modelo chino contra el estadounidense es más que real. Es tan complejo que incluye las comunicaciones en todo el mundo y participación de Google LLC y Amazon.com Inc. De por sí Pekín ha insistido los últimos años con implantar en varios países su tecnología 5G y eso, complementa entonces lo que está ocurriendo con los cables submarinos. Son una «mina de oro de vigilancia» según Justin Sherman, miembro de Cyber Statecraft Initiative del Atlantic Council.
En efecto, las tensiones existen y aumentan con el pasar de los meses. En febrero pasado el gobierno de Joe Biden derribó un globo que contenía antenas y que el Pentágono acusó de espionaje aunque el Partido Comunista de China (PCCh) insistió con que solo tenía propósitos «meteorológicos». Más grande que ese incidente, está la lucha que se libra por la conquista del espacio con el régimen de Xi Jinping construyendo una enorme estación espacial, mientras explora el lado oscuro de la Luna y anuncia un nuevo proyecto para «estudiar su evolución» junto a Rusia.
En el corazón de la nueva estrategia agresiva de Washington está Team Telecom, según el reportaje. Ese es el nombre informal «de un comité interinstitucional establecido a través de una Orden Ejecutiva firmada por Donald Trump en abril de 2020. La misión: proteger las redes de telecomunicaciones de EE. UU. de espías y ataques cibernéticos».
La Administración Biden, en un acto de lucidez, la mantuvo y de ahí los resultados para contrarrestar las intenciones de Pekín. Para lograrlo hubo mucho lobby, millones de dólares en becas a empresas internacionales y advertencias de sanciones para quienes tranzaran con el PCCh.
Los próximos cambios
La noticia de la última semana fue la reunión entre Xi Jinping y su par ruso, Vladímir Putin. No es secreta la amistad que existe entre ambos y el apoyo que el dictador asiático da a la invasión en Ucrania. Aunque su régimen quiere ser ambiguo públicamente sobre la guerra, resulta imposible a la comunidad internacional creer en su supuesta «mediación» en el conflicto.
Esta fue la charla que tuvieron al momento de despedirse y que se hizo viral en redes sociales. Por esto y más, EE. UU. hace esfuerzos para evitar que el Dragón Rojo tenga más acceso a las comunicaciones con los cables submarinos.
Xi: Ahora hay cambios que no han ocurrido en 100 años. Y juntos estamos moviendo estos cambios.
Putin: Estoy de acuerdo.
Xi: Por favor, cuídate, querido amigo.
Putin: ¡Que tengas un buen viaje!