A medida que pasan los años, el ataque de China a Taiwán para “reunificar a las dos chinas” está cada vez más cerca. Según palabras del propio director de la CIA de los Estados Unidos, China invadirá la isla “antes del 2030”, algo que Japón también tiene muy en claro ya que la caída de Taiwán podría implicar el principio del fin de su nación.
Taiwán es hoy en día la piedra angular de los esfuerzos de contención naval de China. En caso de caer en manos de la dictadura comunista china, Japón perdería casi automáticamente el control de las rutas de suministros que abastecen el país, como así también la capacidad de mantener a la Armada del Ejército Popular de Liberación cercada contra su propia línea costera.
Desde 2023, tanto documentos oficiales como entrevistas dadas por funcionarios del Ministerio de Defensa de Japón dejan en claro la postura nipona frente al conflicto entre China y Taiwán: “La seguridad de Taiwán está directamente relacionada con la de Japón”. O dicho de otra manera, en Japón entienden mejor que nadie, que la subsistencia de Taiwán implica la seguridad regional.
Hoy, Japón participa junto a Estados Unidos, Australia e India del QUAD, desde donde procuran mantener los mares y espacios aéreos abiertos en el espacio Indo-Pacífico. En estas aguas circula el 80% del comercio japonés y genera una posición de vulnerabilidad en caso de desestabilizarse la región por una hipotética acción china.
En política internacional, abrir los mapas es una herramienta clave a la hora de comprender gran parte del accionar de los tomadores de decisión. En la imagen de MarineTraffic.com se puede ver clara y didácticamente la importancia que tiene para el comercio japones el espacio marítimo alrededor de Taiwán.
A lo largo de la historia, los lideres políticos y militares comprendieron la importancia de asegurar el comercio hacia el sur. En 1895, la Armada Imperial Japonesa insistió en la anexión de Taiwán y desde ese entonces, la isla ha sido una parte importante del pensamiento en defensa de Japón. Perder Taiwán significa darle a los chinos una influencia enorme sobre Japón y sobre toda la región.
El 16 de diciembre de 2022, el gobierno japonés aprobó su nueva Estrategia de Seguridad Nacional. En particular, este nuevo documento fundamental de la política de defensa prescribe el derecho a lanzar contraataques contra objetivos en el territorio de un enemigo potencial, aunque no se permite la aplicación de ataque preventivo en el territorio del supuesto enemigo.
“Taiwán es un socio extremadamente importante y un preciado amigo de Japón, con quien Japón comparte valores fundamentales, incluida la democracia, y tiene estrechos lazos económicos y personales”, asegura en el documento oficial.
Y agrega: “La paz y la estabilidad a través del Estrecho de Taiwán son un elemento indispensable para la seguridad y la prosperidad de la comunidad internacional. Japón continuará realizando varios esfuerzos basados en su posición de que se espera que los problemas a través del Estrecho se resuelvan pacíficamente”.
Siguiendo con este hilo conductor, a fines de febrero, el primer ministro Fumio Kishida confirmó que Tokio está buscando comprar hasta 400 misiles Tomahawk estadounidenses, con el objetivo de “fortalecer las capacidades de las fuerzas de autodefensa del país”.
Estados Unidos también entiende la importancia de Taiwán en la geopolítica del Indo-Pacífico. En febrero, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, anunció que un regimiento de artillería de la Marina con base en la isla japonesa de Okinawa se reorganizaría como un Regimiento del Litoral de la Marina para 2025.
Esto le permitirá a los Estados Unidos a poner un verdadero contingente capaz de enfrentarse a China. Desde ya, no está en sus planes inmediatos un conflicto armado con la República Popular China, pero el Pentágono lo ve como un elemento disuasivo clave para contener a las Fuerzas Armadas comunistas.