Por Carlos Esteban – gaceta.es

De todas las informaciones prohibidas a lo largo de esta interminable pandemia, ninguna se ha ridiculizado, demonizado y censurado como la posible relación entre la vacunación masiva con productos génicos y sus efectos secundarios, inusualmente graves y numerosos. O, por decirlo según el sentir popular, con la ‘repentinitis’.

Pero la verdad va poco a poco abriéndose paso. Lo último ha sido un estudio de patólogos del Hospital Universitario de Heidelberg, en Alemania, sobre cuál fue la causa de la defunción de varias personas muertas repentinamente tras la vacunación con ARNm. Los seis científicos autores de este estudio han investigado cómo los sujetos murieron a consecuencia de daño cardíaco después de que sus propias células del sistema inmune atacaran sus corazones, en un proceso que los mató en cuestión de minutos.

El artículo, «Caracterización histopatológica basada en la autopsia de la miocarditis después de la vacunación contra el SARS-CoV-2», se publicó el 27 de noviembre de 2022 en la revista Clinical Research in Cardiology, la revista oficial de la Sociedad Cardiológica Alemana. El equipo de investigación realizó la autopsia a 25 víctimas de diferentes edades que fueron encontradas muertas en sus casas en un plazo igual o inferior a los 28 días posteriores a la vacunación. Examinaron el tejido de su corazón bajo el microscopio para averiguar por qué estas personas morían por una interrupción del ritmo cardíaco cuando no tenían una enfermedad cardíaca subyacente aparente.

En las propias palabras de los autores: “Nuestros hallazgos establecen el fenotipo histológico (observación directa al microscopio) de la miocarditis letal asociada a la vacunación”.

El estudio lo tiene todo: lo ha realizado un equipo experto de una institución prestigiosa y está revisado por pares. Ciencia pura.

Los fallecidos sometidos a autopsia en este estudio murieron de taquicardia ventricular o fibrilación dentro de los 28 días posteriores a la vacunación con ARNm. La razón es que los macrófagos -células del sistema inmune- atacaron el tejido cardiaco hasta provocar una arritmia que concluyó en la muerte de los afectados. Los latidos cardíacos irregulares llevaron a un ciclo de retroalimentación negativa, haciendo que el corazón se acelere cada vez más mientras trata de enderezarse. Cuando eso sucede, el corazón efectivamente no está bombeando sangre y la víctima muere en segundos o minutos, a menos que haya un desfibrilador cerca, que suministre una descarga eléctrica al corazón para ayudarlo a recuperar el ritmo.

El estudio revisado por pares de investigadores alemanes incluyó imágenes de microscopio que mostraban el daño a las células cardíacas de las víctimas, la presencia de linfocitos (otro tipo de célula inmune más pequeña) en el músculo cardíaco y macrófagos invasivos en el músculo cardíaco.

La Organización Mundial de la Salud y los Centros de Control de Enfermedades (CDC) norteamericanos ya han admitido como efecto secundario la miocarditis tras la inoculación, aunque lo consideran una «complicación reconocida pero rara». La mayoría de los médicos también descartan los casos de miocarditis como «leve».

Pero los sujetos fallecidos del estudio alemán también tenían una miocarditis supuestamente “leve”. La miocarditis apareció solo en puntos microscópicos aquí y allá. Sin embargo, la interrupción eléctrica de estos puntos provocó muertes rápidas y dramáticas. En otras palabras, no hay miocarditis leve.

El ARNm de estas inoculaciones funciona convirtiendo la célula en una fábrica que produce proteínas de espiga. Como resultado, el cuerpo de los inoculados genera una respuesta inmunitaria a estas proteína. Pero estas proteínas que las células del individuo empiezan a producir pueden llevar a que las células inmunitarias ataquen a sus propias células musculares sanas. Este nuevo estudio alemán muestra evidencia fotográfica de que así ha sucedido en los casos estudiados, causando la muerte de estos y, presumiblemente, muchos otros sujetos.

Lo difícil, en estos casos, es probar un lazo causal claro entre el producto y el proceso mortal. La correlación, suele decirse, no significa necesariamente causalidad, pero es un indicio que se debe estudiar. Y para eso se aplican los llamados criterios de Bradford Hill (por un estadístico británico de los años sesenta del pasado siglo).

Una investigación original publicada a principios de este año en el Journal of the American Medical Association encontró muchos casos de miocarditis en poblaciones inesperadas, especialmente en niños y hombres jóvenes tras la vacunación con ARNm. Aplicando los criterios de Bradford Hill a esta nueva investigación, se concluye que la miocarditis letal de estos pacientes fue causada por vacunas de ARNm. La investigación alemana demostró el criterio de fuerza de Bradford Hill (cuanto más suceden dos cosas al mismo tiempo, más probable es que una cause la otra, incluso en casos raros); consistencia (el hallazgo de muerte súbita por miocarditis inducida por vacunas de ARNm ha estado ocurriendo consistentemente en diferentes lugares y poblaciones); especificidad (para Bradford Hill, esto es cuando una sola causa produce un solo efecto. En este caso, la causa es la vacuna de ARNm y el efecto es la miocarditis); y varios más.

De hecho, los investigadores alemanes eliminaron la posibilidad de que la miocarditis letal pudiera atribuirse a cualquier otra causa.

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