Oriana Rivas – Panam Post

El izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva dijo este lunes 12 de diciembre que Brasil «reconquistó el derecho de vivir en democracia». Su afirmación llegó en el momento cuando le fue entregado el diploma que lo oficializa como ganador de las elecciones presidenciales en el marco de la ceremonia que cierra el proceso electoral, previo a su toma de posesión en enero de 2023. Sin embargo, la veracidad de esa afirmación está por verse. El socialismo que tanto predica, así como su amiguismo con dictaduras de la región, demuestra que la libertad es uno de los primeros derechos que se pierde bajo regímenes izquierdistas.

Aún así, el referente del Partido de los Trabajadores (PT) se explayó en el evento. La prensa que simpatiza con Lula reseñó «lágrimas» al momento de recibir el diploma de mano del presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Alexandre de Moraes. Asimismo, criticó al «autoritarismo» del gobierno del actual presidente Jair Bolsonaro. En resumen, este escenario sirvió como una exposición de motivos infundados de la izquierda brasileña, mientras en las calles continúan las protestas por los resultados y el posterior balance de las Fuerzas Armadas que no descartó el «fraude» en máquinas de votación.

Así, tanto Lula da Silva como De Moraes ratifican todo un camino de decisiones políticas que partió con la anulación de condenas de corrupción a favor que pesaban sobre el vocero del PT y se sumó a los ataques contra la libertad de expresión que impulsó el magistrado del Supremo Tribunal Federal (STF). No conforme con eso, De Moraes lanzó más amenazas. Dijo que aquellos «ataques antidemocráticos, contra la desinformación y contra los discursos de odio de varios grupos» que fueron identificados «rendirán cuentas para que esto no vuelva a ocurrir en las próximas elecciones».

«Extremistas y delincuentes»

El magistrado Alexandre de Moraes ha sido precursor de una persecución contra voces conservadoras desde que comenzó la campaña presidencial de Brasil. Ordenó cerrar cuentas en redes sociales, aplicar multas para quienes criticaran a Lula y perseguir a participantes de las protestas. Con ese historial, durante el acto de certificación con la entrega del diploma a Lula da Silva dijo que esta se trata de la «victoria de la democracia». Agregó que «milicias digitales», «extremistas» y «delincuentes» difundieron desinformación y atacaron a la prensa y a la Justicia Electoral.

“Y una vez más, como era de esperarse, se comprobó la ausencia de fraude, de desviación o incluso de problema. Nunca se verificó fraude en las elecciones realizadas a través de urnas electrónicas, verdadero motivo de orgullo nacional”, agregó.

No obstante, su discurso está a medias. Él mismo desestimó el informe del Ministerio de Defensa sobre la fiscalización al sistema electrónico de votación, el cual no descartó el «fraude». Dijo que esa polémica «ya acabó hace tiempo». Y así quedó. Las denuncias de irregularidades no se han investigado.

Tal como citó el columnista de PanAm Post, Roderick Navarro, recientemente, en la política brasileña hay rasgos de una «tiranía» desde el Poder Judicial. «Magistrados electos en segundo grado han arrebatado la soberanía a los ciudadanos y con ella ejercen el poder a su antojo, dando una interpretación unilateral de la justicia y legalizando el uso de la violencia en la política».

Reapareció Bolsonaro

Por su parte, el actual presidente conservador, Jair Bolsonaro, se reunió el pasado 9 de diciembre con sus seguidores frente al Palacio de la Alvorada, en Brasilia. Apareció de nuevo luego de 40 días sin declaraciones públicas.

“Hoy estamos viviendo un momento crucial, una encrucijada. Quien decide mi futuro son ustedes, quien decide para dónde van las Fuerzas Armadas son ustedes, quien decide para dónde van la Cámara y el Senado son ustedes”, dijo desde la residencia oficial. Estas declaraciones, refuerzan el ánimo de los ciudadanos que siguen manifestando su descontento por el regreso de la izquierda a la presidencia.

No obstante, Lula da Silva ya hace planes. Según Reuters, el socialista espera visitar al presidente demócrata de Estados Unidos, Joe Biden, en enero de 2023. Mientras que su equipo de transición presuntamente piensa en el dictador Nicolás Maduro como asistente de la toma de posesión el próximo 1 de enero.

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