Por Carlos Esteban – gaceta.es
Por lo que ha revelado Elon Musk sobre la colusión de los demócratas con Twitter para censurar a placer en la red social, para Donald Trump tanto valdría que se anulara mañana mismo la sacrosanta Constitución de Estados Unidos.
«Así que, con la revelación del FRAUDE & el ENGAÑO EXTENDIDOS & MASIVOS al colaborar estrechamente con las grandes tecnológicas, el Comité Nacional Demócrata (DNC) & el Partido Demócrata, ¿tirarán a la basura los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 y proclamarán al LEGÍTIMO VENCEDOR o celebrarán NUEVAS ELECCIONES?», abría Trump su diatriba en su propia red social, Truth Social, como reacción a las noticias que va soltando por entregas el periodista Matt Taibbi con material proporcionado por Musk.
Y sigue, echando fuego por la boca: «Un fraude masivo de este tipo y magnitud equivale a la abolición de todas las normas, regulaciones y artículos, incluidos los que se encuentra en nuestra Constitución. Nuestros grandes ‘Fundadores’ no querían y no tolerarían Elecciones Falsas & Fraudulentas».
¿De qué se trata, para que Trump se ponga tan melodramático? Resumamos. El conocido periodista Matt Taibbi ha publicado documentos internos de Twitter sobre las elecciones presidenciales de 2020 que demuestran que determinados intereses políticos, entre ellos el equipo de campaña de Biden y el DNC, solicitaron a la empresa que eliminara los tuits «ofensivos». Twitter así lo hizo. La verdad es que ha esto jugaban todos, también los de Trump, solo que el equipo de Twitter, abrumadoramente de izquierda radical, favorecía descaradamente a los demócratas.
La historia es, digamos, una saga. Hay documentos para aburrir, y Taibbi ha prometido desde su blog «algunas sorpresas más». Pero, dentro de todo, las presiones de los partidos sobre Twitter son peccata minuta comparado con lo verdaderamente inquietante: la participación del FBI, el cuerpo policial y de Inteligencia más poderoso del mundo libre.
Porque que los partidos sean partidistas no debe asombrar a nadie, y tampoco que acerquen el ascua a su sardina; mal que bien, no se espera otra cosa de ellos. Pero lo del FBI es serio. El FBI es Estado, y una parte extraordinariamente poderosa del Estado, y se supone que está para servir al ciudadano, por encima de los intereses de los partidos. Y no.
Ese es el tema gordo: la intromisión del FBI en las elecciones de 2020 y las presiones que ejerció sobre las redes sociales, incluidas Facebook y Twitter, para censurar esencialmente la historia de Hunter Biden. Es lo que cuenta el agente especial supervisor del FBI, Elvis Chan, que testificó recientemente como parte de esa misión. Durante su declaración, Chan confesó que se reunía semanalmente, junto con el Grupo de Trabajo de Influencia Extranjera del FBI y altos funcionarios de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad, con las principales empresas de redes sociales para advertir sobre los intentos de desinformación de Rusia antes de las elecciones de 2020.
Básicamente, el FBI convenció a las redes de que la historia sobre el portátil de Hunter Biden era una operación de desinformación rusa, lo que serviría a Twitter para censurar toda referencia al asunto.
El director del FBI, Christopher Wray, hasta se ufanaba del éxito y admitía la participación de la agencia con las empresas de redes sociales «para asegurarse de que sus plataformas no sean utilizadas por adversarios extranjeros para difundir desinformación y propaganda». La censura fue dirigida desde arriba.
Esto explica la explosión verbal de Trump, que continúa: “¡El mundo se está riendo de los Estados Unidos de América y sus elecciones presidenciales corruptas y amañadas de 2020!. «¡EL FRAUDE SIN PRECEDENTES REQUIERE UNA CURA SIN PRECEDENTES!».