Por Mamela Fiallo Flor – PanAm Post
El canddiato demócrata Anthony «Tony» DeLuca murió el 9 de octubre, después de una breve batalla contra el linfoma, una enfermedad que venció dos veces anteriormente. Tenía 85 años. Sin embargo, su nombre no fue removido de la boleta electoral, por lo que la ciudadanía votó por él, a pesar de haber fallecido. Esto terminó dándole el triunfo en las elecciones intermedias en Estados Unidos, en las que en, en su momento, se postuló por Pensilvania, uno de los estados más disputados, que ahora suma esta polémica.
DeLuca fue el representante estatal con más años de servicio en Pensilvania, de acuerdo a la prensa local. Y, gracias a sus votantes, aun después de la muerte. «Si bien estamos increíblemente entristecidos por la pérdida del representante Tony DeLuca, nos enorgullece ver que los votantes continúan mostrando su confianza en él y su compromiso con los valores demócratas al reelegirlo póstumamente», declararon los demócratas de la Cámara de Pensilvania en redes sociales.
Aunque el Partido Demócrata ha querido romantizar el incidente, ha despertado inquietudes respecto a la legitimidad del proceso electoral. Y en caso de ser legítimo el voto, despierta suspicacias sobre el nivel de fanatismo por parte de los votantes demócratas.
La rima «Vote blue no matter who» significa votar por el Partido Demócrata, sin importar quien sea el candidato. Así lo reprocha el comentarista Ian Miles Cheong, quien destaca que esta mentalidad explica el porqué ganó el «senador vegetal». Se refiere a al vicegobernador de Pensilvania, John Fetterman, quien se postuló al senado y dos días antes de las primarias de mayo dio a conocer que previamente había tenido un derrame cerebral.
«¿Fetterman casi muere? Esa es una historia MUY diferente de la que contó su declaración inicial», reclamó CNN cuando el candidato a senador participó en las elecciones primarias de mayo. Formó parte del sufragio apenas dos días después del derrame. Fetterman insistió en que todo estaba bien.
“Los increíbles médicos aquí pudieron eliminar rápida y completamente el coágulo, revirtiendo el accidente cerebrovascular, también controlaron mi corazón”, dijo Fetterman en un comunicado emitido el 15 de mayo. “Es un buen recordatorio para escuchar a su cuerpo y ser consciente de las señales. La buena noticia es que me siento mucho mejor y los médicos me dicen que no sufrí ningún daño cognitivo. Estoy bien encaminado hacia una recuperación completa”.No obstante, un anuncio de su campaña contó una historia distinta:
“El derrame cerebral que sufrí el 13 de mayo no salió de la nada. Como tantos otros, y tantos hombres en particular, evitaba ir al médico, aunque sabía que me encontraba bien. Como resultado, casi muero. Quiero animar a otros a no cometer el mismo error”.
La lentitud del senador para reaccionar es evidente, exacerbado por su enorme dimensión física. Pero la salud de un candidato no ha demostrado ser una preocupación para los demócratas. Al contrario, Joe Biden llegó a la Casa Blanca a pesar de sus continuos tropiezos, tanto físicos como discursivos. Es, al momento, el presidente más anciano en asumir el mando en la historia de EE.UU.
Tanto así que quien fue el médico oficial de la Casa Blanca bajo Barack Obama y Donald Trump, solicitó una prueba de aptitud mental. Junto a él se sumó un bloque de legisladores republicanos. E incluso auguró que Biden deberá renunciar a su cargo por incapacidad, pero Biden no se ha hecho la prueba hasta ahora.
Lo que sí está claro es que Pensilvania es un estado bisagra. Esto significa que puede voltear hacia cualquier partido, demócrata o republicano. Por eso a menudo se ve envuelto en disputas y denuncias de irregularidades. Esta vez la polémica en Pensilvania incluye reelegir un legislador muerto y uno que casi se muere en pleno periodo electoral.