En este caso, toda advertencia se queda corta.
Los delitos de odio se han convertido en la más eficaz arma de la masonería internacional, o del Nuevo Orden Mundial (NOM), si así prefieren llamarlo.
Se trata de delitos, penados en España con hasta cuatro años de cárcel por el artículo 510 del Código Penal. Y de odio no tienen nada: sólo supone la máscara de la nueva censura universal. Lobbies como el feminista o el homosexual se están aprovechando de ello a gusto para anular a cualquiera que ose discrepar de sus postulados.
Llegará un momento, ya está llegando, en el que no podamos decir nada de nada. Bueno sí, podremos repetir los tópicos falsos del poder. Seremos siervos, no hombres libres… gracias a los delitos de odio y a los verificadores o cazadores de bulos
Llegará un momento, ya está llegando, en el que no podamos decir nada de nada. Bueno sí, podremos repetir los tópicos falsos del poder. Seremos siervos, no hombres libres… gracias a los delitos de odio.
Junto a esta arma formidable del globalismo, la más letal, la obsesión por el rigor y del desprecio por la verdad. Es decir, los bulos. También insistir en esto: la mentira tiene las patas cortas y los cazadores de bulos lo único que pretenden es imponer una censura global en nombre de los políticamente correcto. No son verificadores, son censores.
¿Odio? Pero si es la masonería la que ha sembrado el odio en el mundo.