Fuente: La Derecha Diario

Después de las elecciones del 11 de septiembre en Suecia, donde la derecha se quedó por primera vez con el control del Parlamento, finalmente se acordó un nuevo gobierno y Ulf Kristersson asumió el pasado 18 de octubre como Primer Ministro.

El nuevo gobierno está conformado por el centroderechista liberal Los Moderados, partido que lidera Kristersson, el cual quedó en tercer lugar en las últimas elecciones con 19,1% de los votos y pudo conformar un importante bloque de 68 bancas; los Demócrata Cristianos, una formación de centroderecha conservadora que tiene un bloque de 19 diputados; y Los Liberales, un partido de centro liberal que quedó último con solo 16 escaños.

A pesar de su pésimo desempeño electoral, Los Liberales impusieron la condición de que no formarían gobierno con el partido Demócratas, la formación más de derecha de Suecia que quedó en segundo lugar y formó el bloque más importante del Parlamento, con 73 bancas.

Por eso, en vez de asumir Jimmie Akesson como Primer Ministro, se acordó que los Demócratas darían su apoyo en la investidura a Ulf Kristersson pero no serían parte del nuevo Gabinete. Aunque esto es relativo, ya que todas las leyes que se quieran aprobar deberán contar con su apoyo y la agenda de gobierno fue acordada a puertas cerradas entre Kristersson y Akesson.

Ambos dirigentes firmaron el Acuerdo de Tido, donde dejaron por escrito que aunque Akesson no participaría del gobierno, varias de las políticas propuestas en campaña por los Demócratas serían impulsadas.

Este acuerdo ya fue implementado en los primeros días de gobierno, dado que Kristersson anunció que su nuevo Gabinete no tendría Ministerio de Medio Ambiente, el cual fue fusionado con el de Comercio y Energía y perdió muchos de sus poderes, ni de la Mujer, que directamente fue derogado.

En el acuerdo también se llegó al consenso de que se terminaría con la política de fronteras abiertas de los anteriores gobiernos. Se establecerá una cuota de extranjeros que pueden entrar por año, que se ubicará en el mínimo nivel permitido por las reglamentaciones de la Unión Europea.

El punto 4 del acuerdo habla sobre la política climática y energética de Suecia, donde Akesson presionó para que se aplique una fuerte desregulación del mercado y se impulse la energía nuclear. El Ministerio de Medio Ambiente fue fusionado con el de Energía y se cambió oficialmente la “promesa verde” del Gobierno: se pasó de “compromiso de 100% energía renovable” a “100% energía libre de hidrocarburos“, lo cual permitirá promover la construcción de reactores nucleares.

Akesson prometió que convertiría a Suecia en una “potencia nuclear“, y entre otras cosas, logró el compromiso del Gobierno para que se elimine la prohibición de construcción de nuevas plantas nucleares, además de la reactivación de varios reactores decomisados.

Además, se creará un fondo de 400.000 millones de coronas suecas para préstamos a tasas cero a empresas que quieran construir nuevas plantas nucleares.

Otro punto fuerte del acuerdo está en educación. Los Demócratas y los Moderados acordaron que es importante establecer un arancel común estándar para la educación pública en todo el país, con el objetivo de mejorar la calidad de la educación, pagar mejores sueldos a maestras y profesores, y aumentar el tiempo de clases.

Además, se llevará a cabo una fuerte reforma de la currícula educativa para quitar conceptos vinculados a la agenda de género, la promoción de la multiculturalidad y de la teoría crítica de la raza. Además, se introducirán conceptos sobre identidad nacional y educación cívica, con el objetivo de mejor asimilar a los inmigrantes que ya están en el país.

Por último, a nivel del Gabinete nacional también se han eliminado las políticas de género, con la derogación del Ministerio de la Mujer y de la Política Internacional Feminista, una política de Estado que introdujo la canciller Margot Wallström en 2014.

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