Por Carlos Esteban – gaceta.es
Es una solución sencilla: si te cuesta alimentar a tu familia y llegar a fin de mes, no tengas familia. No sé cómo no se le había ocurrido antes a alguien y, naturalmente, ha tenido que ser una política demócrata la que plantee la macabra propuesta.
Stacey Abrams, candidata demócrata a gobernadora del estado de Georgia, declaró durante una entrevista televisada que la solución para los ciudadanos preocupados por una inflación que tiene cada vez a más familias al borde de la pobreza es… más acceso al aborto. Si no hay niño, no hay que alimentarle. Sencillo.
Fue en el programa Morning Joe de la MSNBC, donde, preguntada por «las cosas que realmente preocupan a los ciudadanos», a saber, que cada vez pueden comprar menos con el dinero que tienen, la inefable Abrams respondió: «Seamos claros. Tener hijos es la razón por la que preocupa el precio de la gasolina, por la que preocupa el coste de la alimentación. Para las mujeres esto no es una cuestión reduccionista. No puedes divorciarte de la realidad económica de tener un hijo si te obligan a tener un embarazo no deseado».
Es cierto que los demócratas están gestionando de forma desastrosa el país y la situación no hay por dónde cogerla, así que de cara a las elecciones de medio mandato, que se presentan muy oscuras para el partido del asno, los candidatos tienen instrucciones de centrarse en el aborto.
Hace unos meses, y después de medio siglo, la Corte Suprema acabó con el régimen instaurado por el precedente Wade contra Roe, que convertía el aborto provocado en un «derecho constitucional» y, como tal, inatacable para los legisladores nacionales o de los estados. Eso, naturalmente, no ha supuesto la ilegalización del siniestro procedimiento en Estados Unidos; sencillamente, ha dado libertad a los estados para legislar como quieran, es decir, como deseen sus ciudadanos. Pero eso ha bastado para que los demócratas se agarren como a un clavo ardiendo al relato de que los republicanos quieren llevar a las mujeres a un régimen de sumisión sacado del Cuento de la Doncella.
Es una estrategia bastante arriesgada, casi suicida, en una situación en la que la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes está por los suelos, con el país en recesión (pese a que lo niegue Biden), la inflación disparada y la seguridad en niveles caraqueños. Pero no tienen otra cosa con la que asustar.
Aun así, a Abrams, que se enfrenta en las urnas con el gobernador del estado, el republicano Brian Kemp, ferviente provida, se le ha ido un poco la mano con el comentario, y le han llovido críticas por todos los lados. No es ya que se vaya por los Cerros de Úbeda cuando le preguntan por la inflación; es que sugerir que el modo de paliarla sea eliminar bocas queda positivamente siniestro.