Fuente: El American
El pasado fin de semana el canciller de la dictadura de Nicolás Maduro, Carlos Faría, declaró que el presidente Biden estaría esperando a finalizar las elecciones de noviembre para proceder a recomponer las relaciones diplomáticas con el régimen tiránico de Venezuela, a sabiendas que, de hacerlo antes, el costo electoral sería altísimo.
“Se están esperando elecciones de término medio en los Estados Unidos. Se dice que el presidente Biden está esperando a que eso ocurra para después, entonces, enrumbar, de una manera más clara, su relación con nuestro Gobierno”, aseguró Faría.
Desde que la administración Biden asumió el poder, tal como hizo su predecesor, Barack Obama, ha estado enviando puentes e indultos a los miembros de los regímenes dictatoriales de Venezuela y Cuba. Hace unos meses el Gobierno demócrata eliminó las sanciones a un familiar de Nicolás Maduro, envío una delegación de alto nivel a Caracas por primera vez en años para negociar con la dictadura y, a su vez, procedieron a brindarle al régimen cubano opciones de financiamiento al admitir nuevamente las remesas al país, de las cuales el régimen cubano se apropia de aproximadamente el 70 % de cada dólar enviado a la isla.
El canciller de Maduro también aseguró que los acercamientos se han dado por “una iniciativa del Gobierno de los Estados Unidos”, que busca una “normalización en el intercambio energético, en el restablecimiento de la cooperación en ese ámbito”.
Faría aseguró que “Nicolás Maduro dijo (que) estamos listos para restablecer esa cooperación, porque eso, por supuesto, abriría las condiciones y las puertas para que pudiera empezar a trabajarse en la normalización de lo político también”.
Los demócratas, además, han lanzado a la gobernación de Florida a Charlie Crist junto a Karla Hernández como compañera de fórmula, quien aseguró que los cubanos lloraron la muerte del tirano Fidel Castro, pese a los más de 60 años de torturas, vejaciones, asesinatos y migraciones forzosas de millones de habitantes de la isla.
Noviembre sería, según esto, el punto de partida para detener un acercamiento absoluto e indulto a los regímenes dictatoriales de la región y para que los conservadores retomen el legislativo y vuelvan a poner sobre la mesa los crímenes de lesa humanidad que ocurren bajo esos regímenes socialistas.