Fuente: childrenshealthdefense.org
Un cantante de rock del Reino Unido, conocido como Zion, murió de una “lesión cerebral catastrófica” causada por la vacuna COVID-19 de AstraZeneca, según concluyó una investigación.
El hombre de 48 años de Alston, en Cumbria, un condado del noroeste de Inglaterra, desarrolló un dolor de cabeza “insoportable ” el 13 de mayo de 2021, ocho días después de recibir la vacuna de AstraZeneca.
Aunque tomó analgésicos, los dolores de cabeza de Zion aumentaron su gravedad y, cuatro días después, su habla se vio afectada y empezó a tener convulsiones.
Zion murió el 19 de mayo de 2021, a pesar de que se le operó de urgencia para intentar tratar su “trombocitopenia inmunitaria inducida por la vacuna“, que provoca hinchazón y hemorragia en el cerebro.
Tras su muerte, su prometida, Vikki Spit, de 39 años, dijo que sólo había pasado una noche sin él en los 21 años que llevaban juntos y que su vida se había “roto en mil pedazos” con su muerte, según el “Daily Mail”.
Spit es la primera persona del Reino Unido que recibe una indemnización por la muerte causada por la vacuna COVID-19.
Durante la investigación del 17 de agosto, el panel escuchó cómo Zion estaba en general en buena forma y sin antecedentes médicos significativos.
Una investigación es un proceso formal llevado a cabo por un juez de instrucción para determinar cómo murió alguien. El propósito de una investigación se limita a establecer la identidad del individuo fallecido, así como dónde, cuándo y cómo murió.
Un paramédico que fue llamado inicialmente a la casa de Zion el 15 de mayo de 2021, dijo al panel de investigación que Zion estaba “alerta y sentado” cuando los paramédicos llegaron, informó el “Daily Mail”.
Dijo que le aconsejó a Zion que fuera al hospital para que le hicieran más pruebas, pero él dijo que no quería ir por miedo a contraer COVID-19.
La paramédico también dijo al tribunal que ella no había recibido orientación oficial sobre la vacuna de AstraZeneca y sus posibles riesgos graves hasta alrededor de julio de 2021.
Spit dijo que la paramédico fue “inflexible” en decir que la migraña no tenía nada que ver con la vacuna y que tanto ella como Zion “la creyeron”.
Y añadió: “Estaba dispuesto a ir al hospital si le aconsejaban hacerlo”.
Sin embargo, la paramédico negó la declaración de Spit.
Posteriormente se llevó a cabo una revisión clínica de la gestión del Servicio de Ambulancias del Noreste de la llamada inicial de los paramédicos y se concluyó que éstos hicieron una “evaluación exhaustiva” y que no había “ninguna preocupación”.
Dos días después, el 17 de mayo, Spit volvió a llamar a los paramédicos. Al llegar a la casa, el paramédico describió a Zion como “aturdido y confundido”. Zion empezó a tener un ataque y fue trasladado inmediatamente en ambulancia al hospital.
Posteriormente fue trasladado a la “Royal Victoria Infirmary” (RVI) de Newcastle-upon-Tyne, donde el Dr. Damian Holliman, neurocirujano del hospital, operó de urgencia a Zion, pero la hemorragia cerebral ya había provocado su inflamación.
Holliman dijo que era “plenamente consciente” de que el coágulo de sangre de Zion “era el resultado de su reciente vacunación”.
Otros dos consultores del RVI, incluido el Dr. Christopher Johnson, consultor de cuidados intensivos, también presentaron pruebas en la vista y dijeron estar de acuerdo con la evaluación de Holliman.
Johnson dijo que“compartía la opinión” de que el coágulo sanguíneo que desarrolló Zion fue “inducido por la vacuna”, y añadió que en ese momento las orientaciones sobre cómo manejar la condición estaban cambiando rápidamente debido a que era una “situación en desarrollo”.
Johnson declaró la muerte de Zion en la mañana del 19 de mayo.
La forense principal, Karen Dilks, concluyó que “Zion murió debido a complicaciones muy poco frecuentes y agresivas de la vacuna contra el covid de AstraZeneca”.
No había “ninguna prueba”, dijo, “de que un ingreso hospitalario más temprano hubiera alterado el triste resultado”.
444 casos de coágulos sanguíneos graves tras la vacuna de AstraZeneca notificados en el Reino Unido
Hasta el 27 de julio, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA) del Reino Unido había recibido informes de 444 casos -incluyendo 80 muertes- de eventos tromboembólicos importantes (coágulos de sangre) con trombocitopenia concurrente (recuento bajo de plaquetas) en personas a las que inyectaron una vacuna COVID-19 de AstraZeneca. Seis de las muertes se produjeron después de la segunda dosis.
El 7 de abril de 2021, los organismos reguladores de la Unión Europea anunciaron una “posible relación” entre la vacuna COVID-19 de AstraZeneca y coágulos sanguíneos “muy poco frecuentes“, pero concluyeron que los beneficios de la vacuna siguen siendo mayores que los riesgos.
La Agencia Europea del Medicamento (“European Medicines Agency”, EMA por sus siglas en inglés) no recomendó entonces restringir el uso de la vacuna en función de la edad, el sexo u otros factores de riesgo, pero recomendó que la coagulación de la sangre tras la vacunación se incluyera como un posible efecto secundario, según un comunicado emitido por el comité de seguridad de la agencia.
Las recomendaciones de la EMA se produjeron tras la revisión por parte de la agencia de 62 casos de trombosis del seno venoso cerebral y 24 casos de trombosis de la vena esplácnica notificados en la base de datos de seguridad de medicamentos de la UE (EudraVigilance) hasta el 22 de marzo de 2021. Dieciocho de los casos habían resultado mortales en el momento de la revisión.
En un principio, la EMA y la MHRA no recomendaron ninguna restricción de edad para la vacuna, aunque la MHRA advirtió de una “incidencia ligeramente mayor en los grupos de edad de los adultos más jóvenes”, como informó anteriormente “The Defender”.
Los reguladores de la MHRA aconsejaron que la “evolución de la evidencia disponible debe tenerse en cuenta al considerar el uso de la vacuna”.
El Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (“Joint Committee on Vaccination and Immunisation”, JCVI por sus siglas en inglés) del Reino Unido reconoció en una declaración del 7 de abril los informes de un “evento adverso extremadamente poco frecuente de trombosis (coágulos de sangre) y trombocitopenia (bajo recuento de plaquetas) concurrentes tras la vacunación con la primera dosis de AstraZeneca”.
El JCVI dijo que los datos disponibles sugieren que “puede haber una tendencia al aumento de la incidencia de este evento adverso con la disminución de la edad, con una incidencia ligeramente mayor notificada en los grupos de edad de los adultos más jóvenes.”
Estas preocupaciones llevaron a Jonathan Van-Tam, entonces jefe médico adjunto de Inglaterra, a recomendar que se ofreciera a los menores de 30 años en el Reino Unido una alternativa a la vacuna de AstraZeneca, siempre que hubiera una disponible y no causara un retraso sustancial.
El 7 de mayo de 2021, el JCVI actualizó sus orientaciones desaconsejando la vacuna de AstraZeneca para personas menores de 40 años.
La vacuna de AstraZeneca no está autorizada para su uso en los Estados Unidos. Sin embargo, es similar a la vacuna de Johnson & Johnson (J&J) pues ambas vacunas contra la COVID-19 utilizan una tecnología de vectores de adenovirus.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) en mayo puso límites estrictos al uso de la vacuna de J&J, citando el riesgo de una condición de coagulación de la sangre que la agencia describió como “poco frecuente y potencialmente mortal”.
La FDA no ha limitado el uso de las vacunas de ARNm de Pfizer o Moderna a pesar de los informes sobre trastornos de coagulación de la sangre asociados a ambas marcas.
Los últimos datos disponibles del Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas, o VAERS, muestran informes de trastornos de coagulación de la sangre con Pfizer, Moderna y J&J.
Los datos del VAERS del 14 de diciembre de 2020 al 12 de agosto de 2022, para todos los grupos de edad combinados, mostraron 42.358 informes de trastornos de coagulación de la sangre en los Estados Unidos.
De ellos, 29.036 informes sobre coagulación de la sangre se atribuyeron a Pfizer, 9.502 a Moderna y 3.762 a J&J.
Todos los viernes, el VAERS publica los informes de lesiones por vacunas recibidos hasta una fecha determinada. Los informes enviados al VAERS requieren una investigación más profunda antes de poder confirmar una relación causal.
Históricamente, se ha demostrado que VAERS sólo recibe informes del 1% de los efectos adversos reales de las vacunas.
La muerte de Zion no es un caso aislado
El 3 de agosto, “The Defender” informó de que la familia de un ingeniero británico de 27 años que murió de una hemorragia cerebral catastrófica tras recibir la vacuna COVID-19 de AstraZeneca estaba considerando emprender acciones legales, a la espera de una próxima revisión preliminar del caso de su hijo.
Jack Last, que fue vacunado el 30 de marzo de 2021, murió tres semanas después de recibir la inyección de AstraZeneca.
Una tomografía computarizada realizada el 10 de abril de 2021 reveló que Last había desarrollado una trombosis de los senos venosos cerebrales, que se produce cuando se forma un coágulo de sangre en los senos venosos del cerebro e impide que la sangre salga del mismo.
Last murió en el Hospital Addenbrooke de Cambridge (Reino Unido) el 20 de abril de 2021, 11 días después de haber solicitado tratamiento médico por fuertes dolores de cabeza.
Su familia contrató a un abogado tras plantear su preocupación por las circunstancias que condujeron a la muerte de Jack, informó el “East Anglian Daily Times”.
Otro hombre del Reino Unido, Jack Hurn, de 26 años, murió el año pasado a causa de unos coágulos sanguíneos “catastróficos” en el cerebro 13 días después de recibir la vacuna de AstraZeneca, según informó “The Defender” el 23 de mayo.
“The Defender” informó a principios de este año sobre la muerte de dos residentes del Reino Unido que también desarrollaron coágulos de sangre después de la vacuna de AstraZeneca, y sobre los informes de trastornos de coagulación de la sangre entre los residentes australianos, alemanes y brasileños después de las inyecciones.