Fuente: Panam Post

Camilo Guevara March “trabajaba” en el mantenimiento del legado de su padre, en una dependencia del régimen cubano.

La información fue confirmada por el dictador cubano, Miguel Díaz-Canel, que desde su cuenta de Twitter compartió una foto de Camilo Guevara March, fallecido ayer en Caracas, Venezuela. El deceso del hijo del Che Guevara fue producto de un tromboembolismo pulmonar que le causó un infarto fulminante.

“Con profundo dolor decimos adiós a Camilo, hijo del Che y promotor de sus ideas, como directivo del Centro Che, que conserva parte del extraordinario legado de su padre. Abrazos a su madre, Aleida, a su viuda e hijas y a toda la familia Guevara March”, señaló Díaz-Canel en su posteo.

Camilo era uno de los cuatro hijos del guerrillero con Aleida March. El guerrillero también había tenido otra hija de su primera pareja, la peruana Hilda Gadea, que también falleció de forma prematura a los 39 años en 1995.

Camilo Guevara era uno de los cuatro hijos del revolucionario argentino con la cubana Aleida March, a los que se suman Aleida, Celia y Ernesto. Guevara tuvo otra hija, Hilda, ya fallecida, de su matrimonio anterior con la peruana Hilda Gadea. Guevara March tuvo una hija con Suyelén Milanés, hija también fallecida del cantautor cubano Pablo Milanés, de nombre Camila.

Había estudiado abogacía en La Habana y se especializó en derecho laboral. Sin embargo, la herencia de su padre y ser “el hijo de” lo eximió de tener que ganarse la vida duramente como la mayoría de los cubanos. Era el director del “Centro Che”, una institución del régimen comunista, dedicada a mantener “el legado” del guerrillero argentino.

Ser pariente de Ernesto Guevara es un beneficio que le brindó un bienestar excepcional a los familiares del Che. Su viuda y madre de Camilo, Aleida March, también se vio beneficiada con un centro financiado por el régimen dedicado a la memoria de Guevara: Fidel Castro le brindó la posibilidad de administrar el “Centro de Estudios Che Guevara”, ubicado en el domicilio que tenía el guerrillero antes de partir rumbo al Congo.

Toda su vida, Camilo fue muy crítico de la comercialización de la imagen de su padre. Consideraba que el fenómeno de mercado «borraba» la verdadera historia del Che. Sin embargo, la entidad que dirigía tampoco le hacía demasiado honor a la historia completa del guerrillero ultimado en Bolivia y mantenía el relato edulcorado, alejado de los fusilamientos y atrocidades que Guevara cometió en vida.

«Para Ernesto Guevara la fotografía no era solo un hobby o un instrumento de registro documental, sino también un pretexto para la creación. Las imágenes que concibió a lo largo de su vida corroboran la aguda perspectiva estética con que escudriñaba la realidad y la sensibilidad artística con que lograba representarla», escribieron por ejemplo para el «Día del fotógrafo» en el Centro que dirigía.

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