Por Mamela Fiallo Flor – PanAm Post
Mientras la inflación aplasta a la región, Brasil es el único país que ha logrado escapar de ella, avanzando en dirección opuesta con una deflación de 0,83 % registrada en julio. Las políticas del presidente Jair Bolsonaro han demostrado su eficacia en comparación con el resto de Latinoamérica, donde muchos optaron por paralizar la economía, por miedo al coronavirus, mientras el mandatario brasileño garantizó la libertad al comercio y al trabajo. Otro factor clave fue la reciente reducción del precio de los combustibles. Además, los gobiernos de la región que en su mayoría se encuentran en manos de la izquierda, han insistido en el fracasado enfoque socialista de «repartir la riqueza» en lugar de incentivar crearla.
La vecina Argentina incluso superó en julio la inflación de Venezuela, que registró 5,3 % frente a 7,5 % de Argentina. De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), en la nación caribeña se registró una desaceleración con respecto a junio, cuando se encontraba en 9,2 %. Sin embargo, la acumulada en lo que va de 2022 llega a 62 % y la interanual se sitúa en 139 % en el país que por años se ha mantenido con la inflación más alta del mundo.
La economía de Argentina está tan convulsionada que en menos de un mes se cambió dos veces al ministro de la cartera económica. Frente a lo cual Bolsonaro se ha burlado. Puesto que el gobierno kirchnerista se han enfocado más en el lenguaje inclusivo que en la economía. Y desde la sátira asegura que no han logrado reducir «le pobreze».
En México el panorama no luce mejor. En julio de 2022 la inflación llegó a su mayor nivel desde el año 2001. Con relación al mismo periodo de 2021, los precios aumentaron 8,15 %.
De igual manera, en Chile aumentó 13,1 % en los últimos 12 meses, siendo la inflación interanual más alta de los últimos 28 años. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) alcanzó en lo que va de 2022 un alza de 8,5%, mientras que la variación de julio con respecto al mes anterior fue de 1,4 %.
Colombia es otro país que mantienen la tendencia de la región. La inflación interanual en julio en el país cafetero se ubicó en 10,21 %, la más alta en dos décadas. El IPC del mes en comparación con el anterior fue de 0,81 %, mientras la acumulada en lo que va de 2022 ya alcanza 7,96 %.
En Perú la situación no es diferente. Si bien el IPC de julio consiguió una desaceleración con respecto al mes anterior al ubicarse en 0,94 %, la acumulada en 2022 llega a 5,42 % y la interanual se ubica en 8,74 %, manteniendo su nivel más alto de los últimos 25 años.
«Si detuviéramos el robo, lamentarían el desempleo de los ladrones»
Hasta Estados Unidos rompió en junio el récord de inflación interanual más alta de los últimos 40 años con 9,1 %, aunque justo este miércoles se conoció la cifra de julio, que le da un respiro a la administración de Joe Biden al lograr bajar a 8,5 %.
Mientras el resto del continente lucha con una alta inflación que en la mayoría de los casos no da tregua, Brasil logró el mes pasado que los precios retrocedieran, lo que incidió en una reducción significativa del índice interanual, que bajó de 11,89 % en junio a 10,07 % en julio, gracias a la deflación de 0,68 % registrada en julio, según los datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).
Se trata de una buena noticia para los brasileños, pero no muy buena para los medios progresistas que a menos de dos meses para las elecciones presidenciales solo buscan ofrecer información que perjudique la gestión de Bolsonaro, no que destaque los aciertos de su política económica como en este caso. Y el mandatario así lo manifestó.
«Luego de registrar la mayor caída de precios en casi MEDIO SIGLO en el país, quienes me atacaban por la inflación generada por el cierre de todo y por la guerra, ahora advierten del riesgo de que baje el índice. De nada sirve, si detuviéramos los robos, lamentarían el desempleo de los ladrones», reprochó Bolsonaro.
«Deflación de la información fidedigna e inflación del antibolsonarismo histérico»
Los medios opositores a Bolsonaro como O Globo reconocen que Brasil escapa de la inflación. El país alcanzó la tasa más baja desde 1980 y la primera caída desde la pandemia. Destaca que los precios de la gasolina cayeron 15,48 % el mes pasado y que los precios del etanol bajaron 11,38 %. No obstante, el medio reprocha que el costo de los alimentos siga alto.
O Globo, Correio Braziliense, Zero Hora, Folha de Sao Paulo, constan entre los medios más populares de Brasil y en todos encabezaron sus noticieros con el titular «Brasil registra deflación», seguido por «pero» («mas» en portugués). Es decir, aunque reconocen cuánto ha mejorado la economía rebuscan la manera de darle una connotación negativa al buen desempeño en medio de la campaña electoral.
«La deflación ha llegado por la disminución de los precios de los combustibles y de la electricidad, PERO aún no ha llegado a los alimentos y la gente sufre en sus bolsillos», afirma O Globo.
Al respecto, un usuario replicó en redes sociales con un juego de palabras: «O Globo: un exdiario con deflación de la información fidedigna e inflación del antibolsonarismo histérico«.
Reducción de impuestos en Brasil
Hasta los defensores más acérrimos del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva reconocen que hubo disminución de precios en transporte y vivienda. No obstante, reprochan que el precio de los alimentos sigue alto. Por ejemplo, el precio de productos básicos como la leche subió 0,22 % en julio.
Frente a la crisis mundial que comenzó con la pandemia y se agudizó con la guerra en Ucrania, lo cual ha limitado las exportaciones e importaciones, Brasil también se ha visto afectado, aunque en menor grado. Para combatir este fenómeno, Brasil redujo hasta en 35 % los impuestos a 4000 productos industrializados.
Esta medida, impulsada por el presidente Jair Bolsonaro, reduce los precios de electrodomésticos, automóviles, motos, bicicletas, televisores, celulares, aires acondicionados, equipos de gimnasia, zapatos y computadoras. La reducción más importante es en materia de medicamentos importados, para que la salud no sea un lujo.
Pese a estos estímulos, los precios altos de la comida en el supermercado siguen siendo una realidad. Al igual que en el resto de la región. Con la diferencia que servicios básicos como la electricidad han bajado, al igual que la gasolina. Esto ha logrado que en Brasil haya deflación mientras en la región la inflación no da tregua.
De cara a las elecciones presidenciales de octubre, los brasileños deberán elegir entre continuar con el modelo de libertad económica que ha mejorado el consumo reduciendo impuestos y doblegando la inflación o sumarse a la ola regional de países que han dado un salto al vacío dejándose seducir por utópica promesa de la igualdad y la oferta fracasa y engañosa de «redistribución de la riqueza».