Fuente: Panampost.com
“Hay un clima de violencia que se está viviendo en todo México. Hay quienes dicen que la criminalidad se ha apoderado de un tercio o de un poco más, es un fenómeno generalizado en México la violencia de los grupos criminales organizados, y que tiene muy distintos campos de acción en medio de toda esta impunidad en la que viven”, evalúa uno de los más altos representantes de la Iglesia Católica en México.
Se trata del padre Mario Ángel Flores, exrector de la Universidad Pontificia de México y actual director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). También es miembro de la Comisión Teológica Internacional, ratificado por el papa Francisco en 2021.
El contexto es muy serio. Se percibe un clima de violencia y odio contra la Iglesia católica que se ha venido agravando en los últimos años. Hace unas semanas vimos el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua, otro asesinado en Baja California, y hace pocos días acribillaron a uno más en la carretera del estado de Guerrero. No pocos advierten en esto una agresión sistemática contra la religión, contra el clero.
Por otra parte, que acaso es lo más preocupante, dice el padre Flores, “ha habido una creciente animadversión del lado gubernamental”. Y analiza: “El actual grupo en el gobierno no ha sido para nada empático, para nada cercano con la Iglesia católica. Más bien en el camino al encontrarse con un reclamo, con una toma de postura, con distintos niveles de pensamiento de la Iglesia, incluso llegando a comunicados del Episcopado en su conjunto, ha habido un mayor distanciamiento”, reconoce.
“Estamos convencidos de que este gobierno (de Andrés Manuel López Obrador) no dialoga. Dialoga sólo con los más cercanos. Y no escucha. Sólo se escucha a sí mismo”, señala el cura.
Respecto a los muchos ataques a templos, vandalizaciones, interrupciones violentas de las misas por parte del supremacismo feminista, y no sólo en México, sino en todo el continente, así como de otros grupos que promueven el aborto, por ejemplo, y que odian a la Iglesia, le preguntamos si ve detrás la mano del progresismo y el socialismo, si son quienes patrocinan todo eso.
“Esto se debe a una ideología que se ha ido imponiendo en los últimos 20 años. La ideología de género y la ideología del pensamiento único. Hay muchos intereses. El punto de partida lo encontramos a mediados de los 90. Hay dos reuniones de la ONU muy importantes donde el tema fue la mujer. La reunión de Pekín, y la de El Cairo”, explica el alto jerarca mexicano. Y a esto agrega: «Se trata de transformar nuestra cultura, la cultura cristiana, la cultura con valores occidentales, para llevarnos a un pensamiento único donde está dominando la ideología de género y una visión materialista, atea».
“Ya el papa Juan Pablo II vio la gravedad de esto, reaccionó incluso hablando mediante una carta personal a todos los presidentes y primeros ministros, poniendo en guardia de lo que se venía si no había claridad”, refiere.
Cuando le preguntamos sobre una reciente obra blasfema de cabaret que hace mofa de la Virgen María y de Jesucristo, pero que además está patrocinada por institutos estatales y por el Gobierno federal, contesta que es muy grave por el atentado mismo a la fe, pero aún más preocupante resulta que haya patrocinios oficiales.
“Ahí ya crece el problema”, considera. Porque “puede haber ya una política encubierta apoyando a este tipo de manifestaciones que van directamente contra la fe de las personas, contra las instituciones que las representan, y esto sería muy grave”.
El sacerdote opina que ante todo esto está bien que los católicos tengamos una actitud firme y organizada, pero siempre pacífica, porque esto va acorde con nuestros principios religiosos.
En cuanto a que viene ya dentro de poco tiempo el centenario de la guerra cristera (1926-1929), y justo estamos viviendo características similares de persecución contra los católicos, considera que ese periodo tiene grandes líderes, y que han sido reconocidos por la Iglesia como mártires, como ejemplos.
“Aquellos que han sabido levantar la voz en medio de esa guerra cristera, aquellos que han defendido la fe, aquellos que han buscado que se respete la vida cristiana y que no han tenido temor por arriesgar la propia vida”, dice.
Opina que hoy los laicos, como antes en la guerra cristera, también deben ser protagonistas. Porque no es sólo un asunto de los sacerdotes, sino de todos unidos. Es muy importante como estrategia el estar ahí presentes, defendiendo la fe, no para agredir, sino por ejemplo, rezando el Rosario, evalúa.
-Entonces, padre, si somos activos pero pacíficos y estamos ahí haciendo presencia, para defender nuestra iglesia, nuestra fe, ¿podemos considerarnos no sólo buenos cristianos, sino también cristeros?
“Sí”, responde.
Y explica: “La expresión viene de ‘Qué viva Cristo, Viva Cristo Rey’, de los cristeros. Pero no en el sentido de ser una facción de lucha armada, pero sí ser discípulos de Cristo”.
También el padre Flores estuvo de acuerdo con que más allá de nuestras diferencias, podemos unirnos en la contrarrevolución cultural católicos y evangélicos contra el adversario común, el socialismo, el ateísmo, que desea acabar con la religión.