Fuente: Rebelión en la Granja
Por John Nolte
La película antitética del movimiento woke «Top Gun: Maverick», acaba de superar la cifra de los 600 millones de dólares y ha superado en taquilla a la película del director James Cameron, Titanic, de 1997. En su primer estreno exclusivo, Titanic ganó 601 millones de dólares en el mercado nacional.
Top Gun: Maverick acaba de alcanzar los 602 millones de dólares y es probable que llegue a casi 630 millones antes de que finalicen las proyecciones en salas. Titanic se ha reestrenado dos veces, en 2012 y 2017, donde se llevó 60 millones de dólares más para un total de 659 millones de dólares de recaudación nacional. También está previsto un reestreno este año para el 25º aniversario de la película. Para ser justos, si se tienen en cuenta los 25 años de inflación, Titanic recaudó la increíble cifra de 1.100 millones de dólares en su estreno, lo que es bastante sorprendente. Si realmente quieres quedarte boquiabierto…. En dólares de hoy, Lo que el viento se llevó (1939) recaudó 3.700 millones de dólares en el mercado nacional.
A nivel mundial, Top Gun: Maverick ya ha ganado 1.200 millones de dólares. Así de hambriento está el público de películas que sean de verdad y no basura llena de señales de virtud, sermones, homosexualidad y lameculos de China.
¿La última película que hizo tanto dinero?
Vaya, qué casualidad, otra delicia no despierta llamada Spider-Man: No Way Home. Esta recaudó más de 800 millones de dólares en Estados Unidos. ¿Cuántas franquicias tienen que morir para que Hollywood admita que las basuras del movimiento woke son tóxicas para la taquilla?
Y veo algo mayor en las recaudaciones de Spider-Man: No Way Home y Top Gun: Maverick.
No estoy quitando nada del atractivo y la satisfacción de estas películas. Ambos son entretenimientos comerciales de primera categoría que pueden ser revisados.
Pero en un entorno normal, en el que Hollywood no destruye su propio producto con tonterías, ¿ganan 800 y 600 millones de dólares respectivamente? No lo creo.
Lo que creo que ocurre es que el público ha abrazado estas dos superproducciones, no sólo porque son grandes películas, sino también porque son un oasis lejos de los nazis del wokismo. Pasar un buen rato en el cine es una rareza y un placer tan grande que la gente iba a ver No Way Home y Top Gun una y otra vez.
Y lo hacían aunque sólo fuera para recordar cómo era ver una película sin tener que preocuparse de ser avergonzado, atacado, incomodado por la ideología de género o el orgullo gay y de que se rompiera el hechizo por las intrusiones políticas.
En otras palabras, si haces una buena película, iremos a verla una y otra vez.
A la gente le sigue gustando el cine.
Ese no es el problema. El problema es que Hollywood ha dejado de hacer películas. La propaganda de izquierdas no hace buenas películas. Que se lo pregunten a los productores de las trilogías de Disney Lightyear y Star Wars.