Por Carlos Esteban – gaceta.es

Si la principal autoridad mundial de salud emitiera una nota afirmando que el tratamiento más efectivo para las hemorragias externas es recitar sobre la herida «sana, sana, culito de rana», o recomendara curar el cáncer con cristales de energía, las dudas sobre su utilidad no estarían tan justificadas como deberían estarlo ahora, que la Organización Mundial de la Salud acaba de reconocer que «hay más de dos géneros».

La OMS ha anunciado su intención de actualizar su «manual de incorporación de la perspectiva de género ampliamente utilizado a la luz de la nueva evidencia científica y el progreso conceptual sobre género, salud y desarrollo».

El comunicado de prensa de la OMS afirma que parte de sus nuevos hallazgos para incluir en el manual es que «el sexo no se limita a hombres o mujeres». La OMS afirma que está «yendo más allá de los enfoques binarios de género y salud», para «reconocer la diversidad sexual y de género, o los conceptos de que la identidad de género existe en un continuo y que el sexo no se limita a hombres o mujeres».

El organismo internacional dirigido por un profano acusado de genocidio en su país, Etiopía, en asociación con el Instituto Internacional para la Salud Global de la Universidad de las Naciones Unidas, también tiene la intención de introducir «nuevos marcos y herramientas de género, equidad y derechos humanos para apoyar aún más el desarrollo de capacidades en torno a estos conceptos y la integración de sus enfoques».

No es ya que un organismo que recientemente pretendió que sus recomendaciones sobre pandemias se aplicaran automáticamente en todos los estados pretenda que hay un número indefinido de «géneros»; el disparate empieza por el propio reconocimiento de la categoría «género», un «constructo» extraído de la gramática y popularizado por el pedófilo criminal John Money. Money aplicó su teoría a un par de gemelos que, gracias al régimen de vida que les impuso, acabaron suicidándose.

No hay nada científico en el «género», absolutamente nada, cero, zilch, niente. Es un concepto político, ideológico, ajeno a cualquier «nueva evidencia científica» que la propia OMS pone mucho cuidado en no especificar, porque no existe ni puede existir.

Lo que realmente significa la nota de prensa de la OMS y su aceptación del acientífico concepto de género es que se ha convertido ya abiertamente en un arma más, muy poderosa, del plan de ingeniería social que pretenden aplicar a todo el planeta, sencillamente porque lo aplican ya los estados occidentales a su inerme población.

Pero este último estadio de locura «woke», pese a la incesante propaganda desde todos los lados, no solo no está calando tan extensamente como quisieran, ni siquiera en los países más alejados de la realidad biológica, sino que empieza a sentirse un despertar, una rebelión intelectual contra este último y absurdo lavado de cerebro. Así, la creencia en la realidad de esta ideología está cayendo entre los estadounidenses, solo el 38% cree que el sexo biológico no determina si alguien es hombre o mujer.

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