Por Andrés Vacca – BLes.com
China se encuentra atravesando un proceso de sostenido decrecimiento económico, el cual se ha visto empeorado con las estrictas medidas de encierro anti COVID impuestas por el régimen comunista.
Paralelamente se ha evidenciado una profunda crisis política dentro de la cúpula del régimen con diversos protagonistas llevando a cabo una verdadera puja de poder.
En este contexto surge la figura de Li Keqiang, primer ministro de China desde el año 2013, quien estaría desafiando el poder del actual presidente y líder del régimen comunista Xi Jinping.
Desde que Xi ocupó el poder en el 2013, ha dejado de lado a la segunda figura política más poderosa de China, el primer ministro Li, pero ahora, el Sr. Li pareciera estar resurgiendo como una fuerza por derecho propio, un posible contrapeso en la cima del régimen chino que no se ha visto en casi una década de gobierno.
El rol político de Li Keqiang en el régimen comunista
Li Keqiang representa la imagen de lo que se puede llamar un “ciudadano comunista ejemplar”, mientras estudiaba en la Universidad de Pekín participó en la Liga de la Juventud Comunista de China hasta escalar y convertirse en uno de sus principales dirigentes en 1982, año en que además se graduó en Derecho.
Luego continuó militando y desde 1998 hasta 2004 ejerció el cargo de gobernador de la provincia de Henan, y entre 2004 y 2008 fue secretario general del PCCh en la provincia de Liaoning.
Su carrera política continuó escalando y desde el año 2008 hasta el 2013 ejerció el cargo de viceprimer ministro de China. Durante ese período, se desempeñó como mano derecha del primer ministro Wen Jiabao, destacándose en las áreas de desarrollo económico, control de precios, finanzas, cambio climático y gestión macroeconómica.
Actualmente, es considerado por muchos, tanto en China como en el extranjero, como el primer ministro con menos poder desde la fundación del Partido Comunista de China (PCCh). Y según aseguran algunos medios independientes, desde el comienzo ha existido una disputa interna con el líder Xi Xinping.
Pero en los últimos meses, desde que la economía China está mostrando graves síntomas de fragilidad y la imagen de Xi ha decaído por las catastróficas consecuencias tras la imposición de medidas extremas para combatir el virus del PCCh, Li Keigiang pareciera estar intentando levantar vuelo y ha tomado cierto protagonismo buscando separarse del círculo de Xi y generando un gran contrapeso en la cima del régimen.
Según informaron funcionarios gubernamentales y asesores cercanos, Li estaría presionado a Xi para que reduzca algunas de las medidas impuestas, dado que a su entender alejaron al país del capitalismo al estilo occidental y contribuyeron a la desaceleración económica de China.
Li, de 66 años, se espera que renuncie como primer ministro en menos de un año, y según trascendió está tratando de influir en la selección de su reemplazo para que continúe en una línea opositora respecto a Xi, dando por sentado que el actual líder continuará en el poder por al menos otros cinco años más.
Las maniobras se producen cuando Xi prepara el escenario para extender su gobierno, que comenzó a fines de 2012, por un tercer mandato cuando se desarrolle el cónclave del PCCh a finales de este año.
El discurso de la polémica
Si bien ya era conocida la disputa de poder entre Xi y Li, la situación se terminó de hacer evidente cuando a finales de mayo Li mantuvo una videollamada con cientos de funcionarios de todo el país, representantes de empresas estatales y firmas financieras, en la que advirtió sobre una severa “crisis económica”.
Li habló sobre la fragilidad de la economía China y el severo impacto que se ha generado sobre los ingresos fiscales del gobierno central durante el último período. Agregó además que los ingresos presupuestarios nacionales se redujeron en abril en un 5,9% y los ingresos presupuestarios locales cayeron aún más rápido, hasta un 6,6%.
Reveló que muchas provincias solicitaron la aprobación de la emisión de bonos de emergencia para superar sus dificultades. Aún así, al régimen central solo le quedaba un fondo de emergencia y las autoridades locales tenían que depender de sí mismas.
El primer ministro durante su discurso responsabilizó en gran parte a las medidas contra el COVID y solicitó a los gobernantes y líderes empresarios equilibrar mejor los controles contra la pandemia y el crecimiento económico.
Otro de los detalles que llamó la atención a la prensa local e internacional sobre la videollamada, fue la ausencia de líderes nacionales y regionales del PCCh. Si bien la asistencia de los jefes del Partido no era obligatoria, estaban todos invitados y su ausencia marcó un evidente desinterés de asistir por parte de los fieles al ala de Xi.
Paralelamente al discurso de Li en el que destacó la necesidad de priorizar la recuperación de la actividad económica y el crecimiento, el líder del régimen Xi Jinping volvió a insistir en que los funcionarios locales deben presionar para que no haya ningún caso de Covid en sus regiones.
Este doble discurso está provocando una inevitable grieta entre aquellos que prefieren continuar apoyando las estrictas normas contra la pandemia y aquellos más pragmáticos que optan por imitar las políticas adoptadas en occidente donde luego de dos años finalmente se priorizó reactivar la economía y limitar los encierros.
Li continúa contradiciendo el discurso oficial
Los medios de propaganda comunista intentaron esconder el polémico discurso del primer ministro para no evidenciar la grieta en aumento que se está gestando en el gobierno, sin embargo, Li, se empeñó en continuar profundizando su distancia con el discurso oficial.
Recientemente el Departamento de Propaganda del PCCh declaró en la conferencia de prensa de la “Década de China” del 28 de junio que, desde 2012, el PCCh había concretado “logros históricos” en la construcción de una supuesta sociedad próspera en China, y agregó que las casi 100 millones de personas pobres de las zonas rurales habían sido sacadas de la pobreza, al mismo tiempo que se había logrado un empleo relativamente pleno.
Pero apenas un día después de la conferencia citada, el primer ministro Li se encargó de realizar polémicas declaraciones completamente contradictorias.
Según las declaraciones de Li, la cantidad de ciudadanos chinos que padecen graves problemas económicos ha aumentado considerablemente y la economía de China se ha “descarrilado”, luego de una serie de desastres naturales y las políticas adoptadas para combatir la pandemia.
Si bien en ningún momento ni Xi ni Li criticaron explícitamente el uno al otro, sus diferencias y la puja de poder es cada vez más evidente y mantiene en vilo a la población china que observa como se agranda una grieta de poder entre dos bandos dentro de la misma cúpula.
Tampoco está claro aún qué figuras de peso se posicionan de un lado o del otro de la grieta, seguramente los próximos meses serán decisivos ya que en noviembre, con motivo del 20º Congreso Nacional del PCCh, la suerte de Xi Jinping estará en juego cuando unos 2300 delegados que representan al total de miembros del Partido, definan si el actual líder continuará en el poder.